Por Guillermo Ritondale
Dice la Biblia en Eclesiastés 11:5 que “los caminos de Dios son misteriosos como la senda del viento, o como la forma en que el espíritu humano se infunde en el cuerpo del niño aún en el vientre de su madre”.
En una cuestión mucho más terrenal y cercana, el modo en que se rebeló y se reveló la situación formoseña deja algunas dudas, creo que imposibles de evacuar.
Un régimen abusivo y autoritario, que marcha a cumplir sus cuarenta años en el poder, de pronto se ve desbordado por una movilización popular a la que reprimieron con gases lacrimógenos ¡Vencidos en 1995! Era tan innecesaria la represión (debido a la falta de rebelión) que cuando se produjo (y fue toda una revelación) no tenían ni “herramientas” para disiparla.
¿Por qué se produjo? ¿Por qué, después de tantos atropellos, éste no se toleró? Me remito a Eclesiastés 11:5.
En Santa Cruz vivimos una situación parecida. Comercios y emprendimientos fundidos, falta de trabajo, atropello a las instituciones, persecución y hostigamiento, la “oposición” comprada para que haga la pantomima de quejarse, pero sin joder demasiado…
La semana pasada hicimos el primer encuentro de la zona norte de Santa Cruz de NOS, partido desde donde nos oponemos (y finalmente venceremos en las urnas) al poder hegemónico en la provincia, que no es tan antiguo como el de Formosa. “Apenas” lleva treinta años.
El lunes siguiente al encuentro, me entrevistaron en una radio. El periodista es un dirigente radical de la “mesa chica” del Senador Costa, que se supone es la máxima figura opositora de la provincia. Me hizo unas preguntas sobre el encuentro y luego, sin temblar su voz, me pidió si podía darle la nómina de los asistentes a la reunión de NOS.
Acá no solo te “mandan a la AFIP” para controlarte. Hay listas negras para no incluirte en la adjudicación de terrenos o planes de vivienda, te mandan a Bromatología, a Comercio y lo que se les ocurra. Postergan ascensos a los díscolos, llenan de ñoquis todas las dependencias públicas con amigos y familiares de los más obedientes y un sinfín de favores que se dan a discreción.
¿Por qué Formosa si y Santa Cruz no? Hablando con la gente de nuestra provincia, las explicaciones se repiten: a) Miedo a represalias, b) Intereses creados (puesto público, plan social, etc.), c) Comodidad, d) Ignorancia, e) Desinterés, f) Porque me estoy por jubilar y espero me den una categoría antes, g) Porque Santa Cruz es un mundo aparte.
Borges dijo que “los pueblos de la provincia de Buenos Aires son todos iguales, incluso en eso de creerse diferentes”. No creo que Santa Cruz sea diferente a todos, Me sorprende la imaginación con que muchos explican los motivos que deben atenderse para justificar la inmovilidad y el desinterés ante los atropellos del poder. Yo creo que en Santa Cruz solo falta que encontremos la mecha que encienda a nuestros comprovincianos, como ocurrió en Formosa. Y la idea que reúna a todos en un mismo camino de libertad. Hace más de 20 años que la educación es de las peores del país. La Salud Pública (pre pandemia) era una vergüenza. El coronavirus solo desnudó las falencias previas. No hay oportunidades de trabajo genuino. La gente corta rutas para pedir un plan de ¡10 mil pesos mensuales! O un “trabajo” municipal, solo para estar en blanco y cobrar un poco más que eso, sin hacer nada. La dignidad del trabajo, el orgullo de ser artífices de su propio destino, la movilidad social ascendente, las ganas de ver a nuestros hijos crecer y formarse, son utopías. La maternidad infantil o el aborto, la desnutrición de los hijos, la pobreza estructural como la de sus padres y abuelos, la búsqueda de un padrino político o sindical que les dé un lugar (miserable) en el mundo, la dependencia de los funcionarios de turno (siempre los mismos, o familiares o amigos de los anteriores), el analfabetismo descarado o disfrazado, la droga o el alcohol. Entre esas opciones debe debatirse más de la mitad de los jóvenes santacruceños en la actualidad. Y de los otros, buena parte son los hijos de los funcionarios o sindicalistas que tienen comprada la voluntad de la mayoría, con lo cual tampoco maduran con ejemplos que les den posibilidades de ser buenas personas en el futuro. ¿Resultado? El que puede ver ese panorama SE VA, dejando cada vez más pobre la matriz social en que nuestros jóvenes se forman.
Con matices regionales, la situación de Formosa no es muy diferente. Las personas de bien de Santa Cruz, quienes estamos hartos de esta situación, los que queremos otra dignidad para quienes se desarrollan en este lugar, tenemos la OBLIGACIÓN MORAL de vencer nuestros miedos, dejar la comodidad de lado y unirnos en la única solución posible: un imperfecto proyecto político (como todos los proyectos políticos) pero que nos asegure decencia, honorabilidad, valor de la palabra, ficha limpia de nuestros funcionarios, tener a la familia como núcleo social, generar oportunidades de trabajo genuino y todas las cuestiones que tan bien todos conocemos y anhelamos, aunque muchos se hayan resignado a dejarlas atrás, ganados por la desesperanza.
Es hora de abandonar nuestro silencio cómplice, terminar con las oposiciones ilusorias y crear una verdadera opción de gobierno en Santa Cruz. Sin ninguno de los que aportaron para esta situación desde la oposición mentirosa de décadas. Sin salvadores mágicos ni gurúes. Horizontal de verdad. Con la idea por delante de los nombres propios. Con los buenos todos juntos.