Pareciera que la desvergüenza en la denominada “clase política” (actualmente señalada como “la casta”) no tiene límites y un ejemplo de esto es el reciente caso de la Concejal de Caleta Olivia, Paola Álvarez, quien descaradamente pidió “dinero de las arcas públicas” para darse una vuelta por la provincia de Cacho, solamente para ir a aplaudir a la vicepresidente Cristina Fernández – quien encabezó un acto en esa provincia norteña – una actividad totalmente intrascendente para los intereses de los caletenses que la votaron para “trabajar” en la resolución de los problemas de la ciudad.
Este hecho que roza el “mal desempeño” de su función pública, ya que incluso se atrevió a soliciar los fondos mintiendo sobre que debía realizar tares inherentes a su función, se conoció recientemente pese a que sucedió a principios de mes.
En los últimos días circuló en redes sociales la nota oficial con el pedido de Álvarez, firmada por el Presidente del Concejo Deliberante Miguel Troncoso, y de inmediato se “viralizó” con la consiguiente indignación de los vecinos.
Pero ocurre que este hecho que tomó trascendencia claramente es solo una “muestra” de los (des)manejos que los funcionarios públicos hacen del dinero que debieran utilizar para resolver al menos algunos de los numerosos problemas que tiene la localidad del Gorosito. Solo una recorrida por los barrios de Caleta Olivia permiten advertir el abandono en el que se encuentra la ciudad; y claramente un viaje a Chaco para “aplaudir” a Cristina no soluciona ninguno de estos problemas.
Inutilidad
Seguramente nada trajo de Chaco que sea de beneficio para la ciudad y en el mejor de los casos, habrá conseguido una “foto” con la vice de Alberto Fernández; cosa que tampoco es probable ya que, de haberla conseguido, la hubiera subido a sus redes sociales como hizo con su fotografía junto a Alicia Kirchner. En definitiva, un viaje pagado por los vecinos que careció de toda utilidad
Hay que mencionar que el acto en aquella provincia norteña tuvo una “excusa” y un “propósito”: un cuestionable doctorado honoris causa de la Universidad Nacional del Chaco Austral (Uncaus) y montar un escenario que le permitiera a Cristina “golpear” nuevamente al presidente.
Cabe recordar que, en esa oportunidad, la vicepresidente descalificó a Alberto y además le envió una serie de mensajes para “esmerilar su gestión.
Las crónicas periodísticas de ese 6 de mayo describen: “En Chaco, la vicepresidenta cuestionó el rumbo económico del Gobierno, dijo recordó que él (Fernández) no representaba a ninguna fuerza política” cuando ella lo eligió.
Por otra parte, el “certificado” honorífico que recibió Cristina – otro diploma honorífico ya que el título oficial de abogada jamás lo mostro – fue entregado por el Rector Germán Oestmann, quien está involucrado en un fraude por $ 179 millones. Puntualmente se acusa lo acusa de haber falsificado firmas y aumentado su sueldo en un 253 por ciento.
Descaro
Los pormenores que rodearon el acto seguramente tuvieron sin cuidado a la edil caletense, quien responde al oficialismo y es una “destacada dirigente” de la agrupación “Bases”, uno de los espacios originales de la actual gestión municipal. Con este dato, es fácil suponer que la firma del Intendente Fernando Cotillo, estaba descontada, es decir que se hizo el pedido con la certeza que los fondos llegarían a los bolsillos – a la cuenta bancaria – de la Concejal.
En la nota se puntualizaba que se requerían viáticos más pasaje aéreo de regreso de Resistencia (Chaco) a Comodoro Rivadavia, con un cargo a rendir de 35 mil pesos a favor de la suscripta por el termino 6 días, con el fin de viajar a la ciudad de Resistencia desde el día 5 de mayo y hasta el día 10 de mayo a fin de realizar “tareas inherentes” a su función.
Por otra parte, se detallaba: el gasto que demande la aplicación del presente, deberá ser imputado a la partida presupuestaria “Servicios no personales – Viáticos y Movilidad” asignada a la concejala Paola Andrea Álvarez.
En definitiva, al regreso de su viaje donde desarrollaría actividades inherentes a su función, nada dijo de las gestiones realizadas, con lo cual debemos deducir que “aplaudir a Cristina” es una de sus funciones y los ciudadanos le pagamos para eso.
Hay que recalcar que esta “avivada” seguramente es moneda corriente en los organismos de la administración pública. De todos modos, acostumbrados a no dar explicaciones, ni rendir cuentas, los funcionarios suponen que todo se olvida, o que un tema tapa al otro y tal vez por eso estas actitudes descaradas no tiene mayores consecuencias.
Aparentemente lo único que queda para los vecinos es hacer crecer la “condena social” a los casos como el de la edil Álvarez.