Por Karin S. Hiebaum
Jerusalén es el escenario de la mayoría de los sucesos que el cristianismo recuerda en Semana Santa, pero también es un lugar sagrado para otras religiones.
La Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalen alberga lo que se cree que fue la tumba de Jesucristo tras su crucifixión. Fue recientemente restaurada y estudiada.
La Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalen alberga lo que se cree que fue la tumba de Jesucristo tras su crucifixión. Fue recientemente restaurada y estudiada. | Fuente: AFP
Para la religión católica, la Semana Santa recuerda el sacrificio de Jesucristo. El hijo de Dios tuvo su última cena, fue capturado por los romanos, crucificado y luego resucitó en esta ciudad de Israel. Sin embargo, el lugar también es tierra santa para otras dos de las religiones más difundidas del planeta: el judaísmo y el islam.
En el cristianismo. Según la tradición descrita en los evangelios del Nuevo Testamento, Jesús fue criado en esta ciudad, entonces parte de Judea, provincia del Imperio Romano. Allí predicó y obró algunos milagros. El Evangelio de Marcos asegura que limpió el Templo principal al expulsar a los mercaderes que lo habían inundado.
Los cuatro evangelios que forman el canon católico (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) aseguran que Jesús y sus apóstoles tuvieron su última cena en la misma ciudad, donde luego fue arrestado en Getsemaní. Su juicio, pasión y crucifixión en el Gólgota también fueron en Jerusalén, así como su resurrección tres días después y su ascensión, todos dogmas del catolicismo.
La persecución de los romanos a los cristianos en los siglos posteriores hizo que estos se alejen de la Tierra Santa, pero cuando esta acabó (313) y el Imperio eligió el catolicismo como su religión oficial (380), se construyeron nuevas iglesias y el lugar se convirtió en punto de peregrinación para los cristianos de todo el mundo. Esta tradición que se ha mantenido hasta el día de hoy pese a las turbulencias políticas en la zona a lo largo de los siglos.
En el judaísmo. Para esta religión, Jerusalén es la ciudad sagrada y el hogar ancestral y espiritual del pueblo israelí desde el siglo 10 A.C., cuando el Rey David la eligió para construir el Templo Sagrado dentro de sus antiguas murallas. Es considerada el centro del mundo y el lugar donde Dios residió. Los creyentes rezan en su dirección.
La ciudad alberga el Muro de las Lamentaciones, lugar sagrado para los judíos que fue parte del templo construido por Herodes sobre el antiguo templo del Rey Salomón. Según la tradición, se ubica sobre el lugar donde Abraham, el patriarca de la religión, iba a sacrificar a su hijo Isaac. Además está el Monte del Templo, donde estaban guardados los Diez Mandamientos que Dios le presentó a Moisés.
En el islam. Junto a La Meca y Medina, Jerusalén es una ciudad santa para la tradición suni de esta religión. Según esta, el profeta Mahoma visitó la ciudad, donde rezó y luego visitó el Cielo en una noche del año 610. También se reunió allí con otros profetas de su religión: Abraham, Moisés y Jesús. La ciudad fue la primera dirección a la que los antiguos musulmanes rezaban, la cual cambio luego a La Meca.
Jerusalén alberga la Cúpula de la Roca, edificada entre 687 y 691 en el lugar al que, para el islam, Abraham fue a sacrificar a Isaac. También está la mezquita de Al-Aqsa, el templo musulmán más importante de la ciudad desde donde se cree que Mahoma ascendió para visitar a Alá. Ambos lugares están en la Explanada de las Mezquitas, el tercer sitio más sagrado de esta religión por detrás de La Meca y Medina, en Arabia Saudí.
Situación política
Tanto Israel como Palestina reclaman la ciudad como su capital. Su orígenes se remontan a la antigua de Jerusalén, fundada en el 2,800 A.C. En el siglo VIII A.C, se convirtió en la capital del Reino de Judea. Ha sido asediada 23 veces, atacada 53 y capturada y recapturada en 44 ocasiones. Estuvo bajo el poder de Egipto, Judea, Roma, Persia, Macedonia, el Imperio Bizantino, los Árabes, los Selyúcidas, los Cruzados, los Otomanos y los Británicos, entre otros pueblos e imperios.