El Foro de Periodismo Argentino sigue con preocupación la estigmatización y los discursos de odio repetidos por figuras públicas en las últimas horas, en los que se ha responsabilizado a la prensa independiente por los sucesos intolerables de violencia que hemos atravesado recientemente los argentinos.
La virulencia de estas semanas y el intento de magnicidio a la vicepresidenta exigen de un grito unísono de repudio y un reclamo generalizado de prudencia y respeto en el discurso público de todos los actores, sean políticos, dirigentes sindicales, funcionarios judiciales y periodistas.

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En más de una oportunidad, FOPEA ha dejado en claro que la réplica frente a una opinión o información es una práctica saludable dentro de la construcción democrática de una sociedad. Sin embargo, el señalamiento y la persecución de un periodista o de un medio en un contexto de violencia como el actual solo conduce a una escalada de agresiones personales, de intimidación y de autocensura.

Defensa de la libertad de expresión

Hoy más que nunca resulta imprescindible que el país y sus voces más potentes recuperen el respeto por la libertad de expresión que la democracia nos exige como sociedad. En ese sentido, los discursos de las últimas horas no contribuyen a generar ese ambiente de armonía y convivencia que este tiempo nos demanda. Responsabilizar a un periodista o a un medio por la difusión de una información de interés público o una opinión que no agrade es desconocer el espíritu mismo de la vida en democracia, además de incentivar directamente la violencia física y verbal, amplificar los discursos de odio y eludir el debate amplio, plural y responsable. Un país más igualitario e inclusivo sólo se edifica con un ejercicio inquebrantable de defensa de la libertad de expresión de todos sus actores.