Cada 12 de octubre se celebra el Día Mundial de la Artritis Reumatoide con el objetivo de concientizar y desarrollar medidas públicas que puedan reducir esta enfermedad que afecta a la sociedad. Cómo se desarrolla la patología y cómo llevar adelante el tratamiento.
La artritis reumatoide (AR) es una enfermedad inflamatoria sistémica (puede afectar varias partes del cuerpo), autoinmune (las defensas del paciente atacan a una parte de su cuerpo), que provoca poliartritis (muchas articulaciones inflamadas) periférica, inflamatoria simétrica (de los dos lados del cuerpo) y de causa desconocida.
Generalmente, conduce a la deformidad de las articulaciones a través de la inflamación y deformidad a largo plazo, de tendones, ligamentos y del cartílago y hueso de las articulaciones (estructura que une 2 huesos).
“Esta enfermedad afecta principalmente, a las pequeñas articulaciones de manos y pies (periféricas), produciendo su destrucción progresiva con los años y generando distintos grados de deformidad e incapacidad funcional como secuela”, explica la Dra. Valeria El Haj.
Si no se trata o no responde a la terapia, luego de años de inflamaciones sucesivas, la inflamación y la destrucción de las articulaciones conducen a la fibrosis y pérdida de la función física, causando incapacidad para realizar las tareas de la vida diaria. En ocasiones, la inflamación descontrolada puede afectar a otros órganos generando, en algunos casos, enfermedad cardiovascular, pulmonar, osteoporosis, etc.
Los efectos “destructivos” de la artritis reumatoide recién se hacen evidentes para el paciente luego de un período de, por lo menos, 5 años. Sin embargo, ese proceso se desarrolla de forma lenta y temprana desde el inicio de la enfermedad, momento en el cual se presentan más oportunidades de mejorar su pronóstico.
¿Cuáles son los síntomas a los que debemos prestar atención?
– Dolor articular.
– Cansancio.
– Fiebre.
– Inflamación articular.
– Rigidez articular (mayor a la mañana).
– Dolor de cuello.
– Hormigueo en las manos y los pies.
– Depresión: debido al dolor propio de la enfermedad y a las restricciones que produce.
¿Cuáles son las causas que producen artritis reumatoide (AR)?
Se desconoce la causa específica de la artritis reumatoide (AR), pero varios investigadores sospechan que existen, para su desarrollo, factores de susceptibilidad y factores iniciadores.
Factores de susceptibilidad: se ha estudiado que la AR se produce en personas que tienen mayor predisposición a desarrollarla. Los factores que asocian a mayor susceptibilidad son:
– Edad: la AR puede ocurrir a cualquier edad, pero el riesgo aumenta gradualmente con la edad y se estabiliza alrededor de los 50 años.
– Sexo femenino: las mujeres tienen aproximadamente el doble de probabilidades que los hombres de desarrollar AR.
– Genética: las personas que tienen un familiar con AR tienen un riesgo algo mayor de contraerla. Esto se debe a que ciertos genes afectan la probabilidad de desarrollar la enfermedad.
Factores iniciadores: muchas personas tienen los factores de susceptibilidad anteriores y nunca desarrollan AR, pero varios factores parecen aumentar las posibilidades de que una persona susceptible eventualmente contraiga la enfermedad, que incluyen:
– Infección: los investigadores sospechan que las alteraciones de las bacterias en el intestino o la boca pueden estar entre los factores que inician la AR. Existe una evidencia acumulada de que la periodontitis (infección de las encías) es un factor de riesgo.
– Fumar: el hábito de fumar es un factor que aumenta el riesgo de desarrollar AR.
– Estrés: las personas a menudo informan episodios de estrés emocional o trauma (como accidentes serios, duelo por la pérdida de un ser querido, etc.) durante los meses anteriores al inicio de su AR.
¿Cómo es el tratamiento de AR?
Lo primero que se debe hacer es un correcto y temprano diagnóstico, dado que es alto el número de personas que ignoran que la padecen durante años (no diagnosticadas), o se les diagnostica otra enfermedad similar, con diferente causa y tratamiento (mal diagnosticada).
Una vez diagnosticada, para el tratamiento de esta enfermedad, es fundamental acudir a un médico especialista en reumatología que conozca las condiciones generales de la persona afectada, evalúe las condiciones clínicas y de esta forma, pueda elegir el mejor tratamiento.
Como parte del tratamiento de la artritis reumatoide debe considerarse el área de salud mental, con consultas al psicólogo y/o psiquiatra, por el carácter psicosomático que presenta en algunos casos y su relación evidente con el inicio de los ataques de esta enfermedad.
“Los medicamentos son la piedra angular del tratamiento cuando los síntomas de la artritis reumatoide están activos. El objetivo del tratamiento con medicamentos es lograr la remisión de los síntomas y signos de la AR, prevenir el daño secuelar en las articulaciones con la pérdida de función, pero sin causar efectos secundarios con las drogas en el paciente”, desarrolla la profesional.
En la mayoría de los casos, la dosis de un medicamento se aumenta hasta que se suprime la inflamación o hasta que los efectos secundarios del medicamento se vuelven inaceptables. Este equilibrio puede representar un desafío, ya que la necesidad de controlar la inflamación debe sopesarse con el riesgo de efectos secundarios.
“Es de vital importancia que la comunicación médico-paciente sea constante y efectiva. Los objetivos del tratamiento en personas con artritis reumatoide son controlar los síntomas, minimizar el daño articular y mejorar la calidad de vida. Por ello, el tratamiento inicial de la AR tiene como fin eliminar o minimizar la inflamación. Si una persona toma medicamentos para la AR, deberá visitar a su médico con regularidad para hacerse exámenes y análisis de sangre para controlar las complicaciones. Si experimenta efectos secundarios, a menudo se pueden minimizar o eliminar reduciendo la dosis o cambiando a un medicamento diferente”, finaliza la Dra. El Haj.