Karin Silvina Hiebaum – International Press

Para un sector de la izquierda ser liberal es “ser de derecha”. ¿Qué es ser de “derecha”? Un prejuicio anacrónico, según Norberto Bobbio (Derecha e izquierda: Razones y significados de una distinción política). Se asocia a ser tradicionalista, clerical, militarista, abogado del statu quo y la ortodoxia económica de Libre Mercado, y a permanecer alejado de las necesidades populares.

Un liberal es un observador objetivo.

En la actualidad política, el término “liberalismo” se usa frecuentemente para describir una identidad política primordialmente “de derechas” por parte de ambos espectros políticos, aunque con connotaciones claramente distintas. Esto también se ve en las redes, donde dicha corriente se tiende a definir cada vez más como “anti-izquierdista”.

Nos centraremos en exponer muy resumidamente las principales ideas ontológicas del liberalismo como filosofía aplicada a la política y economía para intentar cuestionar dicha afirmación, teniendo en cuenta que no existe “un gran manual” sobre esta corriente.

En primer lugar, el liberalismo político clásico se fundamenta en la protección y promoción de la libertad negativa, aquella que reconoce los derechos de los individuos a desarrollar sus planes vitales sin intromisiones injustificadas, siendo la propiedad privada un ejemplo paradigmático. La separación de poderes es otro aspecto clave, el cual ha calado en la conceptualización de las democracias, siendo clave para promover un equilibrio en las instituciones públicas y evitar abusos de poder para permitir un desarrollo satisfactorio de las libertades. Otra idea muy usada por la corriente política liberal es el contractualismo, aunque no es exclusiva de este. Estos elementos sirven de base para crear instituciones fundamentales para las democracias en las que vivimos, tales como el Estado democrático de derecho, ampliamente apoyadas tanto por izquierdas como por las derechas moderadas.

“el liberalismo político clásico se fundamenta en la protección y promoción de la libertad negativa“

En el aspecto económico, juntamente con el rol que debe tener el estado, es donde encontramos una mayor disparidad de interpretaciones y tópicos impulsados por diversas ideologías. Económicamente, el liberalismo se vincula a una economía poco regulada, cuyo objetivo sería el de maximizar la libertad individual. Si bien esta idea base es objeto de diversas interpretaciones, a veces muy dispares, cabe distinguir el liberalismo del libertarianismo y el anarco-capitalismo. Estas son las subcorrientes que aplican las premisas liberales hasta las últimas consecuencias, es decir, que defienden un mercado totalmente desregularizado y un estado débil o prácticamente inexistente.

El liberalismo tampoco debería traducirse en sentir “animadversión hacia los impuestos”. Ciertamente, los impuestos plantean conflictividad sobre la libertad negativa, pero ser liberal no implica necesariamente estar incondicionalmente indignado ante impuestos ni ir en contra de los estados de bienestar, por el contrario, el liberalismo moderado debe abogar por una fiscalidad eficiente y una economía relativamente abierta.

Visto todo esto, ¿ser liberal implica ser anti-izquierda?

“el liberalismo moderado debe abogar por una fiscalidad eficiente y una economía relativamente abierta”

Desde luego el liberalismo se opone al absolutismo, totalitarismos, tradicionalismos y a ideologías extremas. Cierto es que no es compatible con ideologías izquierdistas muy intervencionistas a nivel estatal y productivo, pero es un pensamiento político suficientemente transversal y gradual como para contar con un amplio abanico dentro del espectro político e inclusive permite la fusión con otras corrientes. Tal vez sería interesante hablar de “liberalismos” en vez de enmarcar el concepto “liberalismo” como una categoría rígida y excluyente.

Si hay algo a remarcar, es lo mal que se usa el término para descalificar a rivales políticos, o para ponerse galones mediante definiciones vagas y restrictivas que contribuyen, eventualmente, a una polarización injustificada en aras de eventuales beneficios políticos e ideológicos.

No se me ocurre mejor refutación de este prejuicio que recordar el perfil de Daniel Cosío Villegas. Se definía a sí mismo como “un liberal de museo, puro y anacrónico”. Aunque nadie, en su tiempo, lo tildó de ser “de derecha”, bajo los estrechos criterios que rigen actualmente lo sería.

El nombre liberalismo causa confusión en muchas personas y más aun con la propaganda del socialismo y la social democracia quienes definen al liberalismo como neoliberalismo. Neo porque consideran que esto es una corriente del pensamiento de la derecha conservadora, lo curioso del caso es que, la auténtica derecha, ligada tanto a nacionalistas como a ciertos conservadores religiosos juzgan al liberalismo de seguirle la corriente a la izquierda en cuestiones sociales, de libertad individual, como también otros, argumentaran que una excesiva libertad económica, perjudicaría el bien común. Entonces, ¿Qué es y dónde colocamos el liberalismo? Veamos un poco más de cerca la cuestión.

En primer lugar, considero al liberalismo, como la corriente de pensamiento que te exige reflexionar constantemente sobre tu proyecto de vida, aquello que forma tu identidad sobre qué quieres y esperas de la vida para emprender, crear y soñar. Considero que esto de emprender no siempre puede estar ligado a montar una empresa, de lo que se trata es de buscar aquello que te motive para dar lo mejor de ti, así sea dando la mejor clase en un auditorio.

Pues bien, el liberal es ante todo un capitalista. Cree ante todo en la propiedad privada, pensando que su cuerpo es su propiedad y de él depende cuidarlo o modificarlo. También lo es, porque ama su capital, no como un fin en sí mismo, más bien como un medio para alcanzar algo mejor (mejoras en su calidad de vida, en su entorno y en su producción). Por lo tanto, al liberal le molesta que toquen sus ingresos, ya sea con dinero forzado para sindicatos, impuestos o cualquier organismo que quiera apropiarse de una parte de su capital por imposición, no hay que considerarlo una mera avaricia, lo que sucede es que cada centavo ganado es el reconocimiento por su talento y trayectoria y necesita que se le respete.

El liberal, es también defensor de la responsabilidad, porque como diría el pensador F. Hayek en su obra “Los fundamentos de la libertad” argumentando que La libertad y la responsabilidad son inseparables. Así como la responsabilidad, lo es también la racionalidad y su pleno uso, declarando su amor a los derechos individuales de vida, libertad y propiedad (John Locke). Estos derechos son inalienables (de todo gobierno) y globales (aplicable a todo el mundo).

Estos derechos en la practica el Doctor Alberto Benegas Lynch (hijo) los expreso bastante bien declarando que liberalismo es;

“el respeto irrestricto por el proyecto de vida del otro”.

Este pacto tácito de respeto marca la tan disputada cuestión del individualismo, concepto semilla del liberalismo y esto para quienes piensan colectivamente, en términos de grupo, patria o pueblo es un choque. Porque el colectivismo cree a ciegas que la decisión de una persona puede perjudicar a todo el grupo o a toda una Nación. Cuestión que es cierta si aceptamos el colectivismo en su estado más puro, nuestras acciones se encuentran limitadas a lo aceptado, en muchos casos por uno solo, que es aquel gobernante que cree sabe lo que es bueno para el conjunto, el mejor ejemplo de esto, en un caso extremo lo encontramos en el libro “1984” de G. Orwell mostrando una tiranía donde la libre voluntad no existe, al igual que la intimidad y que el Estado es tan poderoso que puede cambiar el lenguaje y las matemáticas si lo quiere.

Solo bastaría con saber con qué grado de colectivismo se basa tu sociedad para saber cuán alejado está del liberalismo. Pues aquí está el gran problema, tanto derechas como izquierdas son colectivas, la derecha, como aquellos que se consideran de centro, te pueden aceptar en parte el libre mercado, pero censura en muchos casos a quien piense diferente, persiguiendo a quien no siga las normas de conductas propias del conservadurismo, pues también tenemos que, por el lado económico en nombre del pueblo o la nación, incrementan su poder estatal para sus fines, llámese “seguridad nacional”, o facturando fortunas en obras públicas que son solo un maquillaje para mantenerse en el poder. La izquierda, rechaza el poco libre mercado que otorga la derecha, su sistema es más bien keynesiano o socialista neo marxista logrando profundizar aún más el colectivismo dividiendo a la sociedad entre Amigo y enemigo, un caso de esto fue Allende en Chile, Perón o los Kirchner en Argentina o lo que es Venezuela con los gobiernos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro.

Tampoco hay que confundir el progresismo de la izquierda en “Derechos Sociales” con el liberalismo, en cuestiones como el aborto, la identidad de género, o la habilitación de las drogas. El liberal cree que el Estado no le compete legislar esas cuestiones con diferencia del progresismo que cree hacer de esto, una política de Estado.

Entonces… ¿Qué es ser liberal? Es estar por fuera del debate colectivista de las izquierdas y derechas, como también del feminismo, o del conservadurismo. Al liberal le importa cada individuo, porque nada vale si una persona es oprimida por las decisiones que toma un grupo, por eso el liberal toma conciencia de la importancia de limitar el poder del Estado cumpliendo funciones básicas. La cuestión de los derechos individuales es el respeto por la diversidad de culturas, para lograr consenso sin imponer una sobre la otra bajo un sistema de Republica y instituciones fuertes, solo así se podrá limitar el poder de toda autoridad y respetar la tan apreciada libertad individual.