Karin Silvina Hiebaum – International Press
En 350 km de río, el Danubio ha creado uno de los paisajes culturales más bellos de Europa en Austria. Fluye entre Passau y Bratislava a través de la Alta Austria, la Baja Austria y Viena. A lo largo de su recorrido, no solo conecta estados federales y regiones, sino también épocas. Y todos sus aparentes contrastes.
Solo unos pasos más y ya podrás verlo. Más allá de los árboles, hasta la plataforma de observación, y luego: coge aire. Respira. Saca la cámara de tu mochila. ¡Esto sí que son vistas! Como si un pintor hubiera inmortalizado toda la belleza del mundo en un lienzo, así es como se ve el Danubio a nuestros pies. Viene desde el punto más lejano, fluye hacia nosotros, traza una curva perfecta y luego decide seguir su curso hacia el fondo del paisaje para desaparecer de nuestra vista. Si un director de cine presentara tal paisaje, todos pensaríamos que se ha creado por ordenador, porque un paisaje real nunca puede ser tan absolutamente perfecto. Pero sí, sí puede.
El Schlögener Schlinge es el meandro más famoso del Danubio y una obra maestra de la evolución, una coproducción del viento y el agua y unos cuantos millones de años. Pero, ¿qué es exactamente el Danubio? Pues, por ejemplo, es el segundo río más largo de Europa, con 2.888 km de longitud. Y también es el más internacional del mundo. Desde su nacimiento en la Selva Negra hasta su desembocadura en el Mar Negro, el Danubio atraviesa un total de diez países. También es el único río en el que se cuentan los kilómetros desde la desembocadura hasta el nacimiento y, al mismo tiempo, el único en Europa que viaja de oeste a este. Pero, sobre todo, el Danubio es la arteria de Austria. Incluso si solo fluye con 350 de sus 2.888 km a través de la «Land am Strome» (la tierra sobre el río), según entona su himno nacional.
Cuando pensamos en Austria, la mayoría enseguida piensa en sus montañas, sin embargo, es el Danubio quien ha marcado este país con mucha más fuerza. Los romanos ya lo utilizaban como vía fluvial, y los bienes y las visiones del mundo ya llegaban al país a través del Danubio. El hecho de que el río creara un microclima suave con suelos fértiles atrajo a la gente a sus orillas desde el principio de los tiempos. Construyeron castillos y fundaron asentamientos. Construyeron palacios y planificaron ciudades. Se creó un paisaje cultural único. Al viajar hoy en día por la región de Innviertel, la región de Kremstal o el valle Wachau, siempre tenemos la sensación de que una mano invisible ha creado esta gran maravilla: las colinas y las poblaciones, los huertos de albaricoques y los viñedos, los bosques y los campos, y el Danubio en el medio. Los devotos y los piadosos también sintieron la armonía que emana de este río desde el principio. Vinieron y construyeron monasterios como los de Engelszell, Wilhering y Klosterneuburg. Quizás tenían la sensación de estar un poco más cerca de Dios en el Danubio.