A esta atura de la carrera electoral está claro que el Kirchnerismo optó por un discurso mentiros y endogámico.
Mentiroso porque todas las premisas sobre las que lanza sus diatribas Máximo Kirchner, Axel Kicillof o “Andes el cuervo” Larroque son falsas, engañosas y sin sentido de la realidad.
Endogámicas, porque solo le hablan a “los suyos”, a esa militancia dispuesta a militar la mentira, o cualquier otra consigna que baje del “Olimpo” donde imaginan a Cristina y a su hijo, con la bendición del fallecido presidente Néstor Kirchner (el Lupo, para nosotros los santacruceños).
Este “aparato” embanderado y encabezado por La Cámpora, se puso en marcha el sábado pasado con el único objetivo de obtener una candidatura que salve a Cristina, en vistas de que la dirigencia peronista, y sobre todo los gobernadores, comienzan a tomar distancia, modificando cronogramas electorales para no ir “pegados a los K” y bajando el tono de las críticas a Alberto Fernández, para que al menos termine su mandato de manera discreta y sin un estallido; que aparentemente es lo que buscan Cristina y los suyos.
Es que bajo el lema “Cristina o nada”, reafirman el mensaje mesiánico muy parecido a “Yo, o el caos”. En definitiva, el Kirchnerismo marcha con un objetivo claro; que no es precisamente el buen término del gobierno o el bienestar del país.
Golpeando a Alberto
Todo esto se pudo constatar, sábado en el plenario Kirchnerista en Avellaneda, provincia de Buenos Aires.
Fue Larroque quien hizo un llamado a los militantes: «Veo caras hoy en este predio que hace mucho que no veía. Acá necesitamos a la militancia unida, organizada y movilizada para realizar el milagro que necesita el pueblo argentino: poder mantener a la compañera Cristina en el lugar que corresponde, esa es la esperanza, esa es la necesidad».
En definitiva, sostener a “la Jefa”.
En esto de defender a la vicepresidente es en lo único en lo que son coherentes, porque no se cansan de fustigar y limar la imagen del Presidente Alberto Fernández y luego hablan de democracia.
“No se podía hacer un peronismo sin Perón, como hoy no se puede hacer un peronismo sin Cristina”, gritó Kicillof, para luego rematar: “No le van a torcer el brazo a un gobierno popular”.
Esto dicho cuando todos los oradores del plenario “golpearon sin piedad” a Alberto en tono amenazante para que no intente ser candidato a la reelección.
Hipocresía
Este teatro de la política montado por la familia Kirchner para no perder el “poder”; este sainete criollo en el que envuelven su propio gobierno; genera un daño enorme a toda la sociedad, porque mientras ellos solo buscan movilizar masas para guarecerse de una eventual derrota, el país se cae a pedazos por la pobreza y por crisis que devasta a todos los sectores, sobre todo a los más frágiles.
La hipocresía también es parte indivisible del modelo político K, que ahora desconoce a su propio gobierno, acorrala a Alberto Fernández, lo expone como el responsable del desastre –para salvar A Cristina- y se embandera de peronismo, aunque tanto la vicepresidente en ejercicio siempre denostó todo lo que tenía que ver con Perón y el Movimiento Justicialista.
La hipocresía se hace evidente en las palabras del hijo de Cristina cuando dice: “Hay compañeros más interesados en ganarle a Cristina que en sacar al país adelante”. Seguramente no el La Cámpora y su militancia rentada la que quiere sacar el país adelante.
Y cuando Máximo intenta ser un orador elocuente y lanza: “Basta de aventuras personales”; bien podría ser “carne de diván” para que un profesional analice porque proyecta todo el tiempo lo que en realidad representa. La gran aventura personal de Cristina, el personaje que ya está en el declive de su carrera política pero que amenaza con hacer mucho daño antes de sus últimos estertores.