El modelo desarrollo del modelo sistémico ha estado unido a la evolución de la terapia familiar. En la actualidad, su ámbito de aplicación es mucho más amplio y abarca también la terapia individual y terapia de parejas.
Dentro del modelo sistémico los síntomas se consideran expresiones disfuncionales del sistema familiar de forma que se denomina paciente identificado al miembro de la familia que presenta el síntoma o problema.
La solución del problema se encuentra supeditada al cambio de los patrones disfuncionales de interacción familiar.

La sistémica, determina un enfoque preciso, diferente, sobre las personas, los problemas y cómo se produce el cambio: mirada o foco que contribuye a la construcción de lo que ocurre en términos de identidad, de relación profesional y del proceso de intervención.

Los orígenes de la terapia sistémica
Tuvieron lugar cuando no se podía comprender al individuo si no se entendía el contexto social, y de ahí a la importancia de trabajar con las relaciones y no con los problemas individuales.
La psicoterapia sistémica amplía sus posibilidades de intervención al incorporar a la familia a la evaluación y el tratamiento.

La teoría general de sistemas y la cibernética contribuyen a ampliar las insuficiencias del modelo psicodinámico individual e incorporan la familia en la evaluación y tratamiento de enfermedades mentales graves, considerando lo relacional y el estilo de comunicación importante para la patología mental.

Cómo trabaja un terapeuta sistémico
El terapeuta interviene con los miembros del sistema en el que se da el problema, que suele ser la pareja o familia nuclear. El terapeuta sistémico, valora en cada caso quiénes son las personas relevantes para abordar el problema, a quién incluir y en qué formato de trabajo.

El objetivo básico
El objetivo básico del terapeuta sistémico es ayudar a la persona o familia a construir una nueva “narrativa”, desarrollando nuevos sentimientos, acciones, interacciones o formas de ver la realidad. Esto hace que haga innecesario el problema o síntoma por el que consultan y que abran nuevas perspectivas y posibilidades de acción, en consonancia con el sistema de creencias, características personales, valores y recursos individuales.
La terapia sistémica se enfoca en las interacciones mantenidas a lo largo del tiempo y de la estructura familiar que se ha generado como consecuencia de estas interacciones.

Otras veces la intervención va dirigida a explorar y cuestionar la forma en que la persona o la familia han construido una determinada visión de la realidad, considerando que el cambio introducirá nuevos elementos para cuestionar esa historia y sustituya por otra que genere nuevas posibilidades.

Podemos enfocarnos en cómo ha construido la historia el individuo o familia el presente a lo largo de la historia familiar en varias generaciones.

El terapeuta sistémico se enfoca tanto en los problemas a resolver como en las soluciones o situaciones deseadas por el individuo o la familia.
Pintura de acuarela de dos caballitos mirándose

El terapeuta sistémico
El estilo de intervención del terapeuta y su capacidad para establecer buenos vínculos con las personas a las que atiende, vienen determinados no sólo por su preparación teórica o práctica, sino por sus características personales (con su bagaje personal, historia familiar, condiciones de vida, creencias, sexo, edad, clase social, estilo de comunicación y de relación, etc).
Es necesario un trabajo de autoconocimiento que acompañe a la formación teórica y técnica, y que permitirá al terapeuta ser más eficaz en la ayuda a otros. Por un lado:

Evitando que su propia historia personal interfiera en la persona que consulta y que sus propias reacciones emocionales le den información acerca del proceso terapéutico.
Haciendo que la relación que establece con las personas que tiene que ayudar sea totalmente neutral.
Es muy importante el trabajo sobre la propia familia de origen del terapeuta y otros aspectos que se suelen abordar en la formación de los terapeutas familiares sistémicos: como las escenas temidas o las resonancias emocionales con determinados temas.

Asimismo, son recomendables tanto la supervisión como la psicoterapia personal del propio terapeuta, que le ayuda a conocerse más y aprender sobre el proceso terapéutico “desde dentro”.

Los terapeutas debemos ser conscientes de nuestros valores, necesidades, percepciones y emociones, para poder separarlos y distinguirlos de los de las personas con quienes trabajamos. Así podremos ayudarles a desarrollar su propia autoconciencia y guiarse por sus sistemas de valores y estilos de vida preferentes, que quizás difieren de los nuestros.

El autonocimiento del terapeuta implica no sólo esta capacidad de verse a sí mismo en su contexto social y cultural, sino de mirar dentro de sí con humildad y honestidad, para reconocer posibles áreas conflictivas, sentimientos o necesidades no resueltos que pueden condicionar su trabajo.

A quién va dirigido
Terapia de familia
La terapia de familia tendrá lugar cuando la terapia individual no es exitosa y se está viendo bloqueada por alguna circunstancia, es ahí cuando se ampliaría a la relación familiar.

Se entrevistan a todos los miembros de la familia en su conjunto, a la totalidad del sistema.

Es necesario ver a todos los miembros y conocer cómo funciona el sistema sumando todas las partes a partir de la observación. El resultado de la interacción familiar explica el síntoma.

Terapia de pareja
La terapia de pareja se llevaría a cabo cuando la pareja tiene dificultades en el nivel interaccional y las dinámicas que tiene la pareja empiezan a deteriorarse.
En la terapia de pareja se trabaja con los dos miembros de la pareja.

Durante la terapia el terapeuta observará las dinámicas individuales de los dos miembros de la pareja que se están manteniendo y está siendo disfuncional.

Hay ciertas dinámicas que no son más que la expresión de pautas interiorizadas transgeneracionalmente, dinámicas individuales y pautas interaccionales que están interrelacionadas y están afectando al contexto en el que vive la pareja.

Es importante que los dos miembros de la pareja quieran colaborar en el proceso terapéutico, a terapia tienen que estar dispuestos los dos y ser parte activa del cambio.

Mgter. Karin Hiebaum de Bauer
Terapias online y presenciales
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