Karin Silvina Hiebaum – International Press

¿Qué es el espacio propio en la pareja?

Uno de los motivos de conflicto más habituales en las parejas es el uso que se da al tiempo libre. No disponer de un espacio propio en la pareja, decidir qué actividades realizar en este tiempo libre, o con quien hacerlas, suele ser un punto de fricción en muchas relaciones. Las diferentes perspectivas e intereses en este sentido hacen que sea difícil encontrar una solución que agrade a ambas partes.

Muchas veces es necesario encontrar acomodo a las exigencias o necesidades de distintos ámbitos. Hacer planes con amigos, ver a la familia, quedar con compañeros de trabajo de uno u otro miembro de la pareja, realizar actividades con los hijos o incluso facilitar que estos últimos tengan sus propios planes, son solo algunas de las vertientes de esta ecuación irresoluble.

Este conflicto de intereses puede dar lugar a situaciones de confrontación que terminen por dañar la relación. En estos casos, suele ser imprescindible desarrollar capacidad de escucha, negociación y compromiso; solo de esta manera se puede garantizar que ambas partes de la pareja ven sus necesidades cubiertas.

En cualquier caso, asegurar un espacio individual a cada miembro de la pareja es una de las claves imprescindibles; es necesario que cada uno disponga de tiempo para desarrollar sus aficiones e intereses de manera particular. En este sentido, es importante comprender que las parejas no tienen que hacerlo todo juntos ni estar siempre sin separarse. De hecho, al potenciar los espacios individuales, la propia relación de pareja sale fortalecida. Esto es porque, si no se está bien a nivel individual, es imposible tener una buena relación de pareja.

¿Por qué a veces es difícil mantener un espacio propio en la pareja?

Permanecer siempre junto la pareja, hacerlo todo en común, en el largo plazo no es saludable ni higiénico. Para un buen desarrollo mental y emocional es necesario que nos desarrollemos como personas a nivel individual; esto, lógicamente, implica la necesidad de tener espacios privados en los que estar solo o con otras personas.

Al principio de una relación es normal querer pasar el mayor tiempo posible juntos. Sin embargo, con el tiempo esto debe dar paso a otras fases de la relación, y no quedarnos estancados. Estas otras fases conllevan, entre otras cosas, el incrementar la confianza en la pareja y dejarle un espacio propio. Esto no significa que por pasar menos tiempo juntos la relación se haya deteriorado; simplemente se trata de asegurar, para que la relación de pareja sea sana, el bienestar individual a ambas partes.

Cuando alguno de los miembros no dispone de este espacio individual, con el tiempo dependerá del otro. Aunque esto pueda no parecer perjudicial, en el largo plazo puede implicar una pérdida de la red social propia, de sus amistades o incluso de sus intereses o aficiones, en detrimento de los de la pareja. Por el contrario, permitir al otro que disponga de un espacio personal es una muestra de amor, confianza y complicidad.

Otras veces, la dificultad de mantener un espacio propio no es tanto la confianza sino la posesividad. Algunas personas desarrollan actitudes posesivas respecto a sus parejas, intentando controlar en todo momento dónde están o qué hacen. En estos casos, es importante comprender la diferencia entre amor y posesividad. Así, mientras que el amor se caracteriza por la generosidad, la confianza y el desear lo mejor para la pareja, la posesividad viene marcada por el egoísmo, la desconfianza y el desear lo mejor para uno mismo.

¿Cómo saber si la falta de un espacio propio en la pareja se está convirtiendo en un problema?

La falta de un espacio propio en la pareja puede originar problemas que, con el tiempo, deterioren la relación. Por ello, es importante prestar atención ante posibles señales que indiquen que estos problemas se están produciendo. Aunque son muy variados estos indicios, hay algunos especialmente relevantes, sobre los que merece la pena estar atento:

Se abandonan hobbies o aficiones que tradicionalmente se disfrutaban.

Muchas veces, como consecuencia de la limitación de tiempo y de las actividades que se realizan junto con la pareja, se termina por dejar de lado otro tipo de aficiones que anteriormente se consideraban placenteras. Al principio esto puede no ser muy grave, pero si se prolonga en el tiempo puede convertirse en un problema. Tener una relación de pareja no debería convertirse en una renuncia constante a los hobbies o aficiones personales.

Se deja de frecuentar a amigos o familia.

A veces esto sucede porque ya solo se frecuentan a los amigos o familia de la pareja; otras veces, el motivo es que la pareja hace cosas únicamente entre sí, sin otras personas. Sea como sea, es una dinámica negativa que puede terminar por aislarnos de las personas que nos importan. Esta es una señal de alarma clara de que es necesario tener un espacio propio y cuidar las relaciones personales.

Exceso de dependencia hacia la pareja

Otro problema frecuente se da cuando se desarrolla una excesiva dependencia hacia la pareja. Muchas veces, como consecuencia de hacerlo todo juntos, algunas personas llegan a dejar de valerse por sí mismas. En estos casos, hacer actividades o relacionarse con gente puede considerarse un suplicio si no es con la pareja. Se da la circunstancia además de que esto es doblemente perjudicial. En primer lugar, para el dependiente, que cada vez se ve más limitado e incapaz de desarrollar una vida propia. Y en segundo lugar, hacia su pareja, que puede verse agobiada ante la obligación de cargar siempre con el dependiente.

Se realizan constantemente actividades que no apetecen.

La propia relación de pareja hace que, en ocasiones, se realicen actividades que no apetecen, por amor a esa persona. Es inevitable, y consiste en un compromiso de ambas partes por el bienestar mutuo. Sin embargo, cuando esta renuncia del interés propio en favor del otro es constante, estamos ante un problema. Esto implica que solo una de las partes está cediendo, mientras que la otra no cede en nada. Aunque a veces esto puede considerarse llevadero, no cabe duda de que a la larga pasará factura a la relación.

¿Existen distintas formas de mantener un espacio propio en la pareja?

Hacer cosas junto a tu pareja y pasar tiempo juntos no es incompatible con tener un espacio propio. Además, disponer de tiempo para uno mismo no quiere decir que vayas a ver a tu pareja solo para dormir; por el contrario, una cosa y otra son perfectamente compatibles, si se hace adecuadamente. Aquí te planteamos algunas opciones para mantener un espacio propio sin renunciar a hacer cosas junto a tu pareja:

Reservar un día a la semana para salir con tus amistades

Mantener el contacto con los amigos de cada miembro de la pareja es crucial, incluso si no son comunes. Por ello, es bueno reservar ciertos huecos, más o menos periódicos, donde cada uno pueda salir con sus amistades. Salir a cenar los jueves con las amigas, ir al partido de futbol del domingo con los compañeros de trabajo, o simplemente quedar para tomar unas cervezas son buenas formas de mantener el contacto con los círculos de cada uno.

Practica alguna actividad que te guste

Los hobbies y las aficiones individuales son una de las características que mejor definen nuestra personalidad. Estar en pareja no debería conllevar la necesidad de renunciar a ello; por el contrario, mantener este tipo de actividades son una forma de desarrollarnos personalmente y de despejarnos de las preocupaciones. Además, estas actividades pueden ser de lo más variadas, como ir a un museo, hacer deporte, manualidades, clases particulares, etc.

Establece una rutina para visitar a tu familia

Uno de los motivos más frecuentes de discusiones en las parejas son sus respectivas familias. No todas las personas se comportan igual ni entienden de la misma manera una determinada situación; por ello, lo que nosotros entendemos como natural en nuestra familia puede resultar muy chocante para nuestra pareja. Establecer espacios diferenciados para ver a la familia de cada uno es una buena solución a este problema. En primer lugar, porque se evitan posibles temas de discusión, y en segundo lugar porque se facilita que cada uno mantenga el contacto con sus seres queridos.

Haz hueco en vacaciones para una escapada a solas

Las vacaciones son uno de los temas más recurrentes de discusión en las parejas. Ya sea por la elección de las fechas, del destino, o de qué actividades hacer, es una cuestión siempre polémica. Por ello, sin renunciar a pasar parte de las vacaciones juntos, puede ser una buena idea hacer cosas por separado. Así, muchas parejas reservan unos días para que cada uno haga los planes que quiera, o con quien quiera; luego, el resto de las vacaciones se pueden hacer ya conjuntamente.

En casa, ten un espacio propio para ti

Puesto que cada persona tiene sus aficiones e intereses particulares, parece lógico que haya también un espacio específico para ello. Disponer de una habitación, un rincón o una estantería donde hacer o poner lo que te gusta es algo común. Si te entusiasma tocar la guitarra, jugar a videojuegos o pintar cuadros, por ejemplo, lo mejor es disponer de un lugar específico para ello, donde poder hacerlo tranquilamente y además no molestar a tu pareja.

Ve a ver una película o al teatro a solas

Muchas veces existe también un cierto tabú respecto a la posibilidad de hacer determinadas actividades a solas. Hay quien piensa que ir solo al cine o al teatro es raro, o simplemente no se sienten cómodos. Sin embargo, hacer esto también puede ser también muy placentero, y nos evita renunciar a algo que nos interesa; si en el cine estrenan una película que queremos ver pero nuestra pareja no, ¿por qué quedarnos sin verla?

Persigue tus metas profesionales

Para que la relación de pareja funcione bien es imprescindible estar también satisfecho con uno mismo. En este sentido, la vida profesional es un aspecto crítico en todas las personas; al fin y al cabo, pasamos una media de ocho horas diarias en el trabajo, por lo que, si en el ámbito laboral no estamos bien o si estamos pasando por problemas en el trabajo, nuestra vida personal también se resentirá. De hecho, la carrera profesional es una vertiente importante del desarrollo individual de cada persona. No hay que caer en el error de anteponer el trabajo a la relación de pareja, aunque tampoco en el contrario. Por ello, una faceta y otra deben estar equilibradas.

Evita caer en los celos

Los celos son una muestra de inseguridad y de falta de confianza. Por ello, si realmente deseas tener un espacio propio en tu relación, debes permitírselo también a tu pareja. Además, si tú también desarrollas actividades en solitario, te será mucho más fácil comprender que tu pareja lo haga. Sea como sea, intenta evitar caer en la trampa de los miedos y la desconfianza.

¿Cómo se pueden tratar los problemas ocasionados por la falta de un espacio propio en la pareja?

Muchas veces, la falta de un espacio propio en la pareja es un problema que puede ser fácilmente resuelto; salvo en aquellos casos más extremos, por lo general se puede solucionar sin necesidad de recurrir a un profesional externo. Para ello, lo mejor es establecer un diálogo claro, honesto y sincero sobre las necesidades de cada uno.

Querer disponer de un tiempo para uno mismo no quiere decir que la relación no funcione o que no estés bien con tu pareja, sino simplemente que necesitas desarrollarte también en otros ámbitos distintos. Además, posiblemente tu pareja sienta lo mismo, aunque quizás no lo haya manifestado. Por ello, el primer paso es abordar el problema de manera directa y exponerlo para encontrarle una solución.

Cuando hables con tu pareja sobre la necesidad de tener más espacio, es importante no culparla ni atacarla. Esto significa que no debemos responsabilizar a otra persona de nuestras necesidades. Así, no se trata de que “no me dejas hacer cosas a solas”, o “me agobias”; por el contrario, el enfoque correcto sería “me gustaría tener un espacio propio”. Igualmente, puede ser conveniente no hablar solo de lo que uno necesita, sino también de las necesidades del otro. En este sentido, estimular a la pareja a desarrollar su propio espacio y realizar actividades por su cuenta resulta positivo.

Solo en aquellos casos más patológicos, donde la relación se ha enquistado, puede ser necesario recurrir a un terapeuta. Un psicólogo especializado en terapia de pareja puede ayudarnos a ello. Con este tipo de intervención, se potenciarán habilidades como la empatía, la asertividad y la escucha activa. Así, ambas partes podrán expresar sus sentimientos y emociones al otro sin herirle, buscando una solución al problema.