Josefina de Beauharnais era siete años mayor que Napoleón, y su matrimonio terminó en divorcio. Vanessa Kirby da vida a la emperatriz en Napoleón, que se estrena hoy.

Karin SIlvina HIebaum


La nueva película de Ridley Scott sobre Napoleón Bonaparte, interpretado por Joaquin Phoenix, es una de las más esperadas del año. El filme retrata la vida de uno de los personajes históricos más conocidos de Francia, aunque la figura de su esposa tiene igual importancia durante la trama.  Vanessa Kirby interpreta a la emperatriz Josefina de Beauharnais y antes también dio vida a la princesa Margarita en The Crown.

No es la primera producción en la que retratan a la esposa de Napoleón. En 1954, la actriz británica Merle Oberon interpretó a Josefina en la película Désirée. El filme se centra en la relación entre Bonaparte y Désirée Clary, que acaba rota tras la llegada de Josefina. También Stanley Kubrick intentó rodar un biopic sobre el emperador francés en la década de los 70, con Jack Nicholson y Audrey Hepburn, pero solo se quedó en proyecto y la llegaron a calificar como “la mejor película nunca rodada”.

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En este nuevo filme sobre la vida de Napoleón, se dice que Josefina tendrá un rol especialmente relevante y que la interpretación de Vanessa Kirby es clave. Joaquín Phoenix ha declarado que su intención ha sido «captar el amor profundo de Napoleón por Josefina», pasión que la convierte en el talón de Aquiles de este líder militar y por la que estuvo a punto de renunciar a la guerra.

Vanessa Kirby ha dicho que interpretar a la emperatriz le provocó miedo y que aún le tiemblan las rodillas. «Ser Josefina es interesante, porque cada cosa que leí sobre ella era tan diferente, había tantas versiones de ella y de su vida, que nunca fue consistente. Era muchas cosas diferentes”, contaba la actriz en una entrevista a Forbes USA.

Pero ¿Quién era Josefina de Beauharnais?

Marie Josèphe Rose Tascher de la Pagerie era la mayor de cuatro hijas de un matrimonio de nobles franceses. Su infancia la vivió en la isla caribeña de Martinica, donde sus padres eran dueños de una plantación azucarera en Les Trois-Îlets. La familia llevaba una vida de aparente lujo, pero en realidad estaba llena de carencias. Tras el huracán de 1766, que afectó la plantación, quedaron sumidos en la ruina.

A los 16 años se mudó a Francia y se casó con el vizconde Alexandre de Beauharnais. Tuvo dos hijos con él, Eugène y Hortense (quién luego se casó con el hermano de Napoleón). Ella adoraba al joven y apuesto noble, pero él la despreciaba por considerar que no estaba a su altura. Tras más de una década de matrimonio, ambos fueron apresados durante el período de la Revolución Francesa conocido como “El Terror”, época en la que aprisionaban a miembros de la nobleza. El vizconde fue ejecutado en la guillotina, frente a Josefina, quién logró milagrosamente librarse.

Gracias a su apellido se aproximó a círculos de la nobleza, conociendo al jefe de los Constitucionalistas el vizconde de Barras, quién se convirtió en su amante y fue él quien le presentó a Napoleón. En un baile de alta sociedad, organizado por el vizconde de Barras, vio por primera vez al teniente general del ejército y un año más tarde se casaron, después de que Napoleón rompiera su compromiso con Désirée Clary.

Su matrimonio con Napoleón

La familia Bonaparte siempre se mostró contraria al matrimonio con Josefina, quién era siete años mayor que el militar. Pero Napoleón estaba loco de amor por ella. Le escribía apasionadas cartas que con el tiempo se entremezclaron con celos y desconfianza, producto de las campañas militares que los alejaban. “En medio de mis tareas, a la cabeza de mis tropas, solo mi adorable Josefina reside en mi corazón y absorbe todos mis pensamientos”.

En 1804, cuando Napoleón fue proclamado emperador de Francia, ella se convirtió en emperatriz. Su matrimonio estuvo marcado por las largas ausencias del aclamado líder militar, por los affaires entre ambos y por las excentricidades que trae consigo el poder y el dinero. La emperatriz realizaba compras descomunales, llegando a acumular 520 pares de zapatos, 673 vestidos, 980 pares de guantes y 252 sombreros, según una biografía publicada en 1963 por Ernest John Knapton. Aunque estas compras eran motivadas por el mismo Napoleón, quién le exigía que se vistiese impecable e incluso le pedía que se cambiase de ropa varias veces al día.

Tras las múltiples presiones por parte de la familia Bonaparte y la incapacidad de Josefina de darle un hijo a Napoleón, cinco años después de convertirse en emperadores, se divorciaron. Aquel día el jefe militar manifestó: “Solo Dios sabe que esta decisión me ha destrozado el corazón. He encontrado coraje para ello solo en la convicción de que sirve a los mejores intereses de Francia”. Pese a este discurso, la relación entre ambos ya traía problemas.

Napoleón se casó luego con María Luisa, archiduquesa austriaca, con quién tiene a su heredero pero nunca dejó de tener contacto con Josefina a quien incluso permitió conservar el titulo de emperatriz.

El líder militar que para ese momento acumulada varias victorias, sufrió una derrota que presagiaba la caída del imperio: la batalla en Leipzig (Alemania) de 1813. Meses después la derrota se materializó, con la entrada de los aliados en París, lo que provocó el exilio del emperador a la isla de Elba. Allí recibió la noticia de la muerte de Josefina, que falleció el 29 de mayo de ese mismo año, se presume que a causa de una neumonía.

La emperatriz falleció en 1814, a los 50 años. Se dice que Napoleón quedó devastado al conocer la noticia. El histórico militar murió en el exilio el año 1821. A pesar de que había puesto fin a su matrimonio más de una década antes de morir, se cuenta que sus últimas palabras fueron “Francia… el ejército… Josefina».