Este martes Japón anunció su intención de exportar a EE.UU. sistemas interceptores de misiles tierra-aire
Japón ha marcado su postura en la invasión rusa de Ucrania y se ha posicionado, como la mayor parte de Occidente, del lado ucraniano. De hecho, el Gobierno nipón anunció que estaba planteándose la posibilidad de enviar misiles Patriot japoneses a Kiev.
Rusia ha contestado de manera tajante a Japón y ha amenazado con «graves consecuencias en el contexto de las relaciones bilaterales». «Quisiéramos advertir de que en caso de que los misiles japoneses lleguen a manos del Ejército ucraniano, esto será considerado un acto hostil», ha aseverado María Zajárova, portavoz del Ministerio de Exteriores ruso.
Al comentar la noticia sobre la entrega de misiles Patriot de fabricación japonesa a Estados Unidos, Zajárova no descartó que «estos al final serán entregados a Ucrania».
Además, añadió que la exportación de armas japonesas a EE.UU. «tendrá consecuencias negativas palpables para la seguridad global y regional».
«Es evidente que esta decisión sirve ante todo a los intereses del aliado americano de Tokio. En este caso Japón no solo ignora sus propios principios, sino que en gran medida pierde el control sobre un armamento que a partir de ahora será usado por Washington literalmente como le dé la gana», sentenció.
Advirtió que «los suministros militares al régimen de Kiev, tanto directos como indirectos, solo alargan su agonía y el incremento de las víctimas inocentes y los crímenes del régimen de Kiev, una responsabilidad que ahora recaerá también en las autoridades niponas».
Este martes Japón anunció su intención de exportar a EE.UU. sistemas interceptores de misiles tierra-aire, después de que Washington le presentara esa solicitud tras sufrir escasez debido a la multimillonaria asistencia militar prestada a Ucrania.
Para ello, Tokio flexibilizó la normativa exportadora nipona al respecto.
Los nuevos controles de exportación impiden al país asiático enviar armas a países que están en guerra, mientras que sí autoriza que estas se envíen a países que cuentan con la patente, como es el caso de los Patriot, mientras que un traspaso a una tercera nación requerirá la autorización de Tokio.