Oratoria es el arte de la comunicación clara y objetiva con el público, uniendo el lenguaje verbal y el corporal.

Redacción: Mag. Karin Silvina Hiebaum / Prensa Internacional [email protected]


Los grandes oradores de nuestra historia son reconocidos por su poder persuasivo y su elocuencia para defender sus ideas. En esta publicación, detallaremos el concepto y te daremos una lista de consejos para mejorar tus presentaciones.

¿Alguna vez oíste un discurso (o una presentación) que te impactó y logró, aunque fuese por un breve momento, captar tu atención sobre las ideas presentadas?

Cuando recordamos tales eventos, tendemos a atribuir la capacidad de oratoria del disertante a algún tipo de don natural. Sin embargo, si bien es importante, el talento puro no es el elemento determinante para el éxito de hablar en público.

Al observar a los grandes oradores de la historia vemos, también, diferentes técnicas que se pueden aplicar a cualquier tipo de discurso.

Steve Jobs y Martin Luther King, por ejemplo, aunque estuvieran en campos completamente diferentes son recordados hasta el día de hoy por su persuasión. Lo que tienen en común es que ambos entrenaban y se preparaban intensivamente.

Entonces, ¿qué tal si consideramos la oratoria como una habilidad que puede entrenarse en lugar de limitarla a la categoría de talento natural?

En este texto, definiremos el concepto de oratoria, te mostraremos los obstáculos que deberás enfrentar y, además, te daremos 5 consejos esenciales para que mejores tu desempeño cuando tengas que hablar en público.

¿Qué es la oratoria?

De manera simple y puntual, podemos definirla como el arte de la comunicación clara y objetiva con el público.

Sin embargo, como con todo lo que involucra a una audiencia, esta definición puede variar agregando principios como la elocuencia, la capacidad para lidiar con objeciones e, incluso, la interacción con los espectadores.

Es un error pensar que todo esto lo puede lograr una persona únicamente con una buena comunicación verbal.

Un buen orador debe trabajar en un lenguaje corporal adecuado para el público y la idea que quiere transmitir.

Más que eso, es esencial tener como base un mensaje muy bien estructurado para no dejar que la audiencia pierda su atención o capte información que sea diferente de lo que se pretende.

Por todas sus características, no sorprende que en Occidente este arte tenga su origen en la Grecia clásica: el primer manual que buscó guiar su uso proviene de la región que hoy se conoce como Sicilia.

Desde entonces, nombres históricos como Aristóteles, Cícero, Winston Churchill y Barack Obama se han destacado en el estudio, la aplicación y el perfeccionamiento de la oratoria.

¿Qué obstáculos se interponen en la buena presentación en público?

Como indicamos al comienzo del texto, no es correcta la idea de que la oratoria solo puede ser perfeccionada por personas nacidas con el don.

Incluso las personas que han pasado parte de sus vidas con temor a mostrar proyectos o ideas en público tienen la posibilidad total de dominar esta habilidad de comunicación. Para empezar, te explicaremos los obstáculos que deben ser superados:

Nerviosismo

Este es el principal villano al que se enfrentan los oradores, especialmente aquellos que están comenzando o no tienen la experiencia suficiente para sentirse seguros.


Los grandes oradores de nuestra historia son reconocidos por su poder persuasivo y su elocuencia para defender sus ideas. En esta publicación, detallaremos el concepto y te daremos una lista de consejos para mejorar tus presentaciones.

¿Alguna vez oíste un discurso (o una presentación) que te impactó y logró, aunque fuese por un breve momento, captar tu atención sobre las ideas presentadas?

Cuando recordamos tales eventos, tendemos a atribuir la capacidad de oratoria del disertante a algún tipo de don natural. Sin embargo, si bien es importante, el talento puro no es el elemento determinante para el éxito de hablar en público.

Al observar a los grandes oradores de la historia vemos, también, diferentes técnicas que se pueden aplicar a cualquier tipo de discurso.

Steve Jobs y Martin Luther King, por ejemplo, aunque estuvieran en campos completamente diferentes son recordados hasta el día de hoy por su persuasión. Lo que tienen en común es que ambos entrenaban y se preparaban intensivamente.

Entonces, ¿qué tal si consideramos la oratoria como una habilidad que puede entrenarse en lugar de limitarla a la categoría de talento natural?

En este texto, definiremos el concepto de oratoria, te mostraremos los obstáculos que deberás enfrentar y, además, te daremos 5 consejos esenciales para que mejores tu desempeño cuando tengas que hablar en público.

¿Qué es la oratoria?

De manera simple y puntual, podemos definirla como el arte de la comunicación clara y objetiva con el público.

Sin embargo, como con todo lo que involucra a una audiencia, esta definición puede variar agregando principios como la elocuencia, la capacidad para lidiar con objeciones e, incluso, la interacción con los espectadores.

Es un error pensar que todo esto lo puede lograr una persona únicamente con una buena comunicación verbal.

Un buen orador debe trabajar en un lenguaje corporal adecuado para el público y la idea que quiere transmitir.

Más que eso, es esencial tener como base un mensaje muy bien estructurado para no dejar que la audiencia pierda su atención o capte información que sea diferente de lo que se pretende.

Por todas sus características, no sorprende que en Occidente este arte tenga su origen en la Grecia clásica: el primer manual que buscó guiar su uso proviene de la región que hoy se conoce como Sicilia.

Desde entonces, nombres históricos como Aristóteles, Cícero, Winston Churchill y Barack Obama se han destacado en el estudio, la aplicación y el perfeccionamiento de la oratoria.

¿Qué obstáculos se interponen en la buena presentación en público?

Como indicamos al comienzo del texto, no es correcta la idea de que la oratoria solo puede ser perfeccionada por personas nacidas con el don.

Incluso las personas que han pasado parte de sus vidas con temor a mostrar proyectos o ideas en público tienen la posibilidad total de dominar esta habilidad de comunicación. Para empezar, te explicaremos los obstáculos que deben ser superados:

Nerviosismo

Este es el principal villano al que se enfrentan los oradores, especialmente aquellos que están comenzando o no tienen la experiencia suficiente para sentirse seguros.

¿Quién no recuerda el nerviosismo de hablar en público cuando éramos niños, antes de una presentación escolar? Por más asustador que sea el recuerdo, tienes que dejarlo atrás.

Sentirte nervioso antes de un evento importante es natural y aceptar eso es el primer paso para controlarlo. Pregúntate de dónde viene ese sentimiento, pueden ser pensamientos negativos, falta de preparación o incluso malestar físico. Identificar la causa hace que sea más fácil trabajar en la resolución.

Problemas de dicción

La dicción se refiere a la forma en que pronunciamos los sonidos de sílabas, letras y palabras. Este factor es fundamental para una buena oratoria porque, si está mal trabajado, puede dificultar la comprensión del público.

Un orador que habla demasiado rápido o se salta ciertas sílabas, por ejemplo, puede perder rápidamente la atención de la audiencia.

Al igual que en el problema anterior, identificar la causa es crucial. Pueden originarse a partir de una respiración desordenada, falta de conocimiento verbal o incluso falta de calentamiento de los músculos faciales.

Como cura, hay métodos y entrenamiento sugeridos por profesionales de la terapia de la fonoaudiología.

El miedo

El miedo a actuar en público es común y se refiere a nuestra búsqueda casi irracional de aceptación. Cuanto mayor sea la audiencia, más difícil será que todos nos acepten.

Al menos eso es lo que nos dice nuestro subconsciente. Una buena manera de superar esta timidez es profundizar el conocimiento del público. Después de todo, sabemos que lo desconocido siempre da más miedo.

¿Cuáles son las mejores técnicas para perfeccionar tu oratoria?

Ya conocemos el concepto y el origen de la oratoria, así como su importancia para una buena comunicación y algunos de los principales problemas que deben superarse.

A continuación te presentaremos 5 consejos valiosos para desarrollar y perfeccionar esta habilidad. ¡Sigue leyendo!

1. Conoce a tu audiencia

Conocer a tu audiencia es la manera más eficiente de aliviar el nerviosismo experimentado antes y durante una actuación pública. Este consejo, sin embargo, va más allá de eso.

Comprender las características de tus oyentes ayuda a estructurar y planificar el mensaje que deseas transmitir. Si estás familiarizado con los conceptos de marketing, es posible que hayas oído hablar de buyer persona, ¿verdad?

Una buyer persona es un perfil semi-ficticio que utilizamos en estrategias de marketing para adaptar el contenido del mensaje a la audiencia a la que queremos alcanzar. La misma idea puede aplicarse para mejorar tu oratoria.

Por ejemplo, si vas a una sala de académicos que comprenden de un asunto, usar términos más técnicos y complejos puede ser una manera de ganarte su respeto y hablar con autoridad.

Si el mismo tema está dirigido a estudiantes preuniversitarios, el uso de los mismos términos puede ser una barrera para asimilar la idea.

2. Trabaja la interacción con los oyentes

¿Alguna vez te has reunido en una clase o conferencia en la que el orador habló durante hora, dando la impresión de no preocuparse por la audiencia?

Si es así, nos aventuramos a decir que probablemente no pudiste absorber el contenido y tuviste problemas para mantener el interés. Eso no es lo que quieres para tu propia audiencia, ¿verdad?

Interactuar con la audiencia no significa que debas darle espacio a las preguntas del público desde el comienzo de la presentación.

Una técnica simple, como establecer contacto visual, puede ser necesaria para provocar la conexión, la empatía y el engagement de la audiencia.

Después de todo, si hablas como si no tuvieras a alguien escuchando, la tendencia es que los oyentes no se sientan incluidos.

Recuerda que el contacto visual debe hacerse de una manera entrenada. La mera improvisación puede llevar a situaciones incómodas, como mirar demasiado tiempo a una persona o a un lado de la habitación.

Lo ideal es recorrer tu audiencia con la mirada para que todos se sientan dignos de atención. Al final, un espacio para preguntas y comentarios del público es excelente para coronar la interacción.

3. Utiliza recursos audiovisuales

Hoy en día, las herramientas de tecnología de transformación digital a las que tenemos acceso facilitan cualquier forma de comunicación.

La producción de videos, gráficos, audios e imágenes puede servir como soporte para estructurar la idea que el orador quiere transmitir.

Además, proporcionan a los oyentes ejemplos e ilustraciones de lo que está hablando en tiempo real.

Explorar estos elementos proporciona al orador una mayor seguridad. Después de todo, en caso de olvido, una mirada al recurso audiovisual puede ser suficiente para refrescar la memoria y continuar dentro del guión.

Sin embargo, debemos recordarte lo siguiente: nunca leas este material para el público. Esto puede dar una sensación de falta de preparación y dañar tu credibilidad.

4. Evita vicios de lenguaje

Llamamos vicios del lenguaje a las expresiones, a menudo involuntarias, que aparecen entre las frases con el objetivo inconsciente de llenar el silencio. ¿Sabes a lo que me refiero, verdad?

A esa pausa para pensar que está acompañada por un «éééééé» o el espacio entre una oración y otra que está lleno con un ¿»ok»?

Estas no son prácticas beneficiosas para su oratoria. ¿Cómo corregirlas? Entrenamiento y práctica.

Si dominas completamente el contenido que estás a punto de comunicar es probable que estos vicios se vuelvan menos frecuentes.

Si persisten, un consejo valioso es simplemente reemplazarlos con silencio. Programa descansos entre una línea y otra. De esta forma, podrás respetar tu propio tiempo y evitar la aparición de sonidos no deseados.

5. Utiliza el storytelling

El objetivo principal de la oratoria es involucrar al público en el tema que se aborda. Nada mejor para esto que aplicar técnicas de storytelling.

Representan un cambio en tu enfoque sobre el contenido dándole un clima diferente, propio de cuando una historia es contada. Esto permite una conexión más fuerte con la audiencia, que a su vez tiene una mayor capacidad para asimilar y recordar tu discurso.

Para que la narración sea efectiva, es necesario crear un escenario que refleje los dolores y preocupaciones de los oyentes y luego se presenten los conflictos y sus soluciones. Esta indicación de superación es una forma de hacer que la audiencia se vea a sí misma en tus palabras, creando una conexión emocional con el mensaje.

Para concluir

El desarrollo de una buena oratoria es fundamental para los profesionales en diversos campos, especialmente aquellos que se relacionan con audiencias.

Por lo tanto, debes comprender que no es un proceso puramente natural y así que requiere la superación de barreras. Además, la práctica y la capacitación constantes son clave para mejorar tus presentaciones.


El arte de la oratoria en política se presenta como un aliado, pues a través de esta puede lograr agradar y convencer al público al que dirige su mensaje.

Político con su equipo.

Política y oratoria han ido de la mano desde la Grecia Clásica. Sin duda, ser un buen orador en política es fundamental para lograr transmitir los mensajes de una forma agradable y persuasiva. La palabra se presenta como una herramienta imprescindible y la oratoria es el arte que le ofrece la posibilidad de dominar su uso para elaborar un discurso claro y convincente, que genere confianza.

No se trata exclusivamente de persuadir a quien escucha, ese discurso ha de provocar emociones positivas, la audiencia debe disfrutar con lo que está escuchando y por supuesto, entenderlo. Para ello, la oratoria cuenta con toda una serie de técnicas relacionadas con la expresión que van desde la correcta vocalización, al lenguaje corporal o la inteligencia emocional.

Una vez entendida la oratoria como un instrumento del que puede servirse la política, cabe establecer las características con las que debe contar un buen orador político:

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  • Para empezar, debe perder el miedo escénico y controlar los nervios que le pueda producir la idea de tener que hablar en público. Puede conseguirlo recurriendo a diferentes técnicas y, sobre todo, a la práctica y al trabajo constante.
  • Ha de aprender a manejar tanto la voz como la respiración. El tono que emplee, su pronunciación y la velocidad con la que hable influyen en el modo en el que el público recibe el mensaje. El ritmo y la entonación adecuados contribuyen a mantener la atención.
  • El uso correcto del lenguaje es imprescindible. Hay que desterrar muletillas y expresiones que indiquen un uso demasiado coloquial. Tampoco conviene emplear tecnicismos y, si son necesarios, debe explicarse su significado en el caso de que crea que pueden generar dudas.
  • Por un lado está la capacidad de síntesis con la que destacar las ideas clave del mensaje y, por otro, la facultad para el desarrollo de cualquier tema. Ambas deben convivir en armonía a la hora de elaborar y pronunciar un discurso.
  • Además de cuidar el contenido del mensaje hay que prestar especial atención a la presencia. Un buen orador no necesariamente debe ser una persona atractiva, pero sí debe cuidar su aspecto físico y su forma de vestir.
  • Es importante saber escuchar y estar atento a las reacciones del público para saber si vamos en la dirección adecuada o es necesario introducir algún cambio.
  • El orador debe tener una buena memoria, no solo para aprenderse el discurso. Puede recurrir a ella para salvar cualquier imprevisto, lo que generará una mayor confianza, un político leyendo inspira muy poca credibilidad.
  • Son importantes también determinadas habilidades sociales, como la asertividad a la hora de defender sus ideas respetando las de los demás o la empatía para ponerse en el lugar de quien lo escucha. También la iniciativa y la capacidad de comunicación.
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Claves de la oratoria política

De entre los distintos tipos de oratoria, la política exige una serie de cuestiones particulares:

  • Ha de contar con un mensaje estructurado a partir del cual elaborar el discurso. Ese mensaje supone la base.
  • El orador debe dominar el tema sobre el que va a hablar para poder mantener un discurso fluido. Cualquier titubeo o señal de duda provocaría en la audiencia desconfianza y rechazo.
  • Comenzar a hablar sin conocer antes a la audiencia es un gran error. La oratoria y el discurso político tienen sentido porque van dirigidos a un público. Por esa razón, si el fin último es la persuasión, es prioritario saber ante quién se va a hablar, así será mucho más sencillo estructurar el mensaje y decidir qué tono emplear para tratar de convencerlo.
  • Ese público no solo estará pendiente del lenguaje verbal que se emplee. La oratoria obliga a trabajar el lenguaje corporal, que debe adaptarse a la audiencia y el mensaje. Una postura erguida transmite seguridad, habitualmente el orador político permanece de pie y quieto detrás de un atril, pero su presencia se multiplica si sabe moverse y emplear los gestos exactos con los que enfatizar sus palabras. La gestualidad permite imprimir dinamismo a la disertación y favorece la empatía del público.
  • Aunque pueda parecer lo contrario, en política la oratoria deja poco espacio a la improvisación. Hay unas ideas y un discurso redactado con el que transmitirlas y siempre desde la convicción. Para convencer hay que estar convencido, o en su defecto, parecerlo y mostrarse muy firme.
  • En caso de que se incluya un turno de preguntas, la preparación previa debe anticipar posibles cuestiones y, si se plantea alguna que el orador no sabe responder, la huida hacia adelante no es un opción, mejor reconocer las propias limitaciones que dar una respuesta falsa.
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