España ha concluido su presidencia de la Unión Europea sin lograr una de sus metas más ambiciosas: cerrar el acuerdo comercial entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), cuyo impacto será crucial para determinar el futuro de la bioeconomía en ambas regiones. Complicando aún más la situación, tanto la UE como los EE.UU. se encuentran inmersos en procesos electorales, un factor que podría extender las negociaciones por un periodo mínimo de dos años.
Durante los últimos meses, las conversaciones se habían enfocado principalmente en Brasil, el estado más grande de Mercosur, que expresó objeciones a las normas ambientales que la UE buscaba imponer a través del protocolo adicional del acuerdo. Sin embargo, Argentina también comparte objeciones similares.
Marcela Cristini, economista sénior de la Fundación de Investigaciones Económicas de América Latina (FIEL) en Argentina, sostiene que el nuevo gobierno argentino favorecería el acuerdo comercial entre la UE y Mercosur. Sin embargo, las exigencias ambientales de la UE se consideran demasiado rigurosas en comparación con los beneficios económicos que el acuerdo aportaría a Argentina. Cristini argumenta que estas demandas son exageradas y que Argentina debe considerar su seguridad alimentaria.
«El acuerdo comercial no es muy beneficioso para Argentina», afirma Cristini, señalando que solo se abrieron pequeñas cuotas para algunos productos. Sin embargo, tiene la esperanza de que Europa reconsidere su alianza con América Latina y vuelva a invertir en la región, lo que considera más beneficioso para ambos.
Cristini ve la cooperación entre Europa y América Latina en términos de transición verde a través de inversiones. Argumenta que la inversión en el medio ambiente y la adaptación puede ser una solución, y no imposiciones de reglas por parte de Europa, sino colaboraciones entre europeos y latinoamericanos.
Entiende la necesidad de abordar problemas ambientales como la deforestación, pero destaca la importancia de llegar a un compromiso mediante inversiones en tecnología y cambios infraestructurales. Esto, según Cristini, beneficiaría mucho a las empresas europeas, mencionando oportunidades de inversión en energía hidroeléctrica como ejemplo.
Además, Cristini sostiene que la ganadería argentina es más respetuosa con el medio ambiente que la europea, señalando un doble estándar evidente cuando se comparan las altas normas ambientales de Europa con el impacto ambiental de su agricultura.
El aspecto geopolítico también juega un papel crucial. Aunque Cristini preferiría una colaboración con la Unión Europea en lugar de China, reconoce que China está lista para participar si se le llama.
A pesar de los desafíos internos del nuevo gobierno libertario de Javier Milei, Cristini cree que está geopolíticamente alineado con Estados Unidos y Europa, expresando un claro «sí» a la posibilidad de que concluyan el acuerdo comercial con la UE.