El verano es la estación del año que trae consigo una serie de patologías. Por ello, se brindan algunos consejos para evitar y/o manejar la otitis provocada por el contacto frecuente con el agua.
La otitis externa ocurre con más frecuencia durante el verano debido a las altas temperaturas, sobre todo en niños de 0 a 7 años, ya que las visitas a las piscinas son más habituales.
El verano llega con una serie de circunstancias que producen que las enfermedades y molestias en los oídos aumenten. Estas se suelen originar a través de bacterias u hongos que se encuentran en el agua y que entran en contacto con el conducto auditivo al sumergir la cabeza durante un largo período de tiempo. No obstante, puede producirse en cualquier otra estación del año siempre que haya contacto constante con el agua. En esta situación, el conducto auditivo se inflama y se produce un fuerte dolor, que aumenta si se toca la zona auricular.
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“El 84% de las otitis externas, también conocidas como “otitis del nadador”, se originan en verano, puesto que la combinación de agua y calor favorece su aparición”, explica el Dr. Daniel De La Torre Diamante, referente de MED-EL. Y agrega que: “existen pacientes que tienen otitis externas a repetición por otros factores predisponentes como, por ejemplo, dermatitis atónicas en la piel del conducto auditivo externo o la oreja. Para estos casos lo ideal es evitar el contacto con el alérgeno más frecuente que suele ser la espuma del shampoo, por lo cual se indica tapar los oídos a la hora de bañarse.”

Factores de riesgo y alarmas a tener presente para evitar la otitis externa:

– Picazón o sensación de tener la oreja taponada, puesto que, en el peor de los casos, puede incluso llegar a producir pérdida auditiva que suele ser temporal;
– Humedad ambiental;
– Temperatura elevada;
– Sudoración excesiva;
– Contaminación de las aguas;
– El uso de hisopos para retirar el cerumen en el conducto auditivo externo.

Cómo prevenir la otitis externa

Las aguas abiertas (mar o lagunas) suelen tener gérmenes que pueden infectar los tejidos de nuestra aurícula, por lo cual lo ideal antes de una sumersión en estas aguas es tapar los oídos. En casos de aguas cloradas lo ideal es que luego de la sumersión el oído quede seco, para esto se puede eliminar el exceso de agua y si aún se siente humedad puede utilizarse unas gotas de alcohol boricado o isopropílico para secar dicha humedad.
“Para las personas propensas a padecer otitis es importante secar muy bien los oídos con una toalla limpia o con un secador de pelo, además de utilizar gorro de baño y tapones auditivos a la hora de meterse al mar o la piscina. Además, se debe evitar el baño en piletas sin depurar o en sitios con aguas estancadas, puesto que son lugares donde proliferan las bacterias”.

Cómo tratar la otitis de verano

Ante la aparición de los síntomas (dolor de oído, supuración, pérdida auditiva) es fundamental consultar a una guardia de otorrinolaringología para confirmar el diagnóstico y empezar un tratamiento con antibiótico y corticoides vía oral y tópico de ser una infección bacteriana o antimicóticos si se padece una otomicosis. “Es importante recalcar que la automedicación con antibióticos puede generar serios problemas de salud, entre ellos la pérdida de eficacia de este tipo de fármacos”.

 

Fuente: MED-EL, compañía líder en soluciones auditivas implantables