Eni, Poste Italiane, Ferrovie dello Stato e Ita Airways, las joyas de la corona a las que podría recurrir el Ejecutivo transalpino.


El plan es claro: privatizar lo máximo posible cediendo cuotas de minoría, pero donde el Estado italiano seguirá manteniendo el control de las compañías con participación pública.

Es la estrategia que, en los últimos días, los medios de comunicación transalpinos están describiendo acerca de lo que tiene ahora mismo entre manos el Gobierno de Giorgia Meloni, a través de su ministro de Economía, Giancarlo Giorgetti, para conseguir 20.000 millones de euros en los próximos tres años. Equivale «al 1% del PIB italiano», según confirma el titular de Economía.

La aerolínea transalpina Ita Airways, por su parte, podría ceder su 41% del accionariado a Lufthansa, pero deberá antes esperar la luz verde de la Comisión Europea al respecto. Algo que, apuntan los medios italianos, podría ocurrir, pero no antes de este próximo verano.

Nueva ola de privatización

«Las mejores privatizaciones en el pasado fueron aquellas en las que el Estado italiano dio un paso atrás, como en el caso de Eni, Enel, Leonardo o Fincantieri», escribió recientemente el ex director del Corriere della Sera, Ferruccio De Bortoli, en un artículo de opinión dentro de las páginas de conocido diario italiano, asegurando que dicha estrategia «fue suficiente para no perder el control».

Y añadió: «Treinta años después, el Gobierno está obligado a una nueva temporada de privatizaciones de lo que queda disponible. Lo cual no es poco, como en el caso de las cuotas en Eni, en Poste Italiane o en Ferrovie dello Stato».

¿En qué compañías podría aplicar su plan de privatizaciones el Gobierno italiano? Las grandes empresas que podrían solventar cómodamente la situación son, principalmente, cuatro: la energética Eni, la compañía de correos Poste ItalianeFerrovie dello Stato y la aerolínea Ita Airways, entre otras.

Un grupo que, unido a otras empresas de participación pública, es el mayor empleador del país con casi medio millón de trabajadores. Y que representa el 30% de la capitalización de la Bolsa italiana, con Eni y Enel a la cabeza. El Estado transalpino, así pues, tiene mucha presencia en la economía italiana.https://d-21260403795284826.ampproject.net/2401262004000/frame.html

Uno de los recursos más importantes para las privatizaciones previstas por parte del Ejecutivo de Roma es la compañía de correos del país: Poste Italiane.

«Ahora mismo las joyas de la corona son útiles», ha explicado recientemente el periódico progresista italiano La Repubblica, haciendo hincapié en que el Ejecutivo italiano está actuando «sin ningún tipo de ansia ni prisa por malvender, sino con la consciencia de que los apetitos del mercado apenas toman forma. A grandes rasgos, las ventas podrían alcanzar los 5.000 millones de euros ya en 2024″.

Joyas de la corona

Poste Italiane resulta ser una de las compañías más atractivas para el mercado porque tiene previsiones de crecimiento. La cuota pública supera actualmente el 60% del accionariado.

«En los últimos años el Estado italiano ha aumentado significativamente su participación en la economía y en las compañías», explica el periodista Bassi, especializado en temáticas financieras: «Se trata de un fenómeno no sólo italiano, sino también europeo, originado por la pandemia primero y por la guerra en Ucrania después, donde todos los Estados han intentado mantener el control de partes de su economía».

Pero no sólo esto explicaría dicho proceso de participación pública en la economía italiana, ya que habría que contar con otro factor, el político.

En 2019, «antes de que tuviera lugar la pandemia», explica Andrea Bassi, «el entonces presidente del Gobierno, Giuseppe Conte, que lideraba entonces una coalición fruto de la unión entre el antiestablishment Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la populista Liga de Matteo Salvini, se presentó en el World Economic Forum de Davos bajo la idea de una renovada participación del Estado en la economía, a través de un nuevo proceso de estatización».

Eso fue, ya entonces, «lo que favoreció que el Estado italiano participara con fuerza dentro de las compañías con participación pública».