El Kremlin mantiene el silencio mientras que se multiplican las preguntas sobre las extrañas circunstancias que rodean el fallecimiento del gran adversario de Putin
ruso Alexéi Navalni no hace más que generar preguntas para las que, por ahora, no hay respuestas. El Kremlin permanece callado. Las únicas declaraciones las dio ayer el portavoz de la Presidencia rusa,Dmitri Peskov, que rompió el silencio oficial para tachar de «totalmente inaceptables» las acusaciones de potencias occidentales que involucran a Moscú en la muerte de Navalni.
Peskov se limitó a decir que «no existe ninguna información sobre la causa de ese deceso». Sin mencionar directamente el nombre de Navalni, el Kremlin señaló que eran los servicios penitenciarios rusos los que se estaban encargando de las «verificaciones» y del «esclarecimiento» de la causa de la muerte. Ante la falta de información, las teorías se han multiplicado. Occidente, en su casi totalidad, ha señalado al presidente ruso, Vladimir Putin, por la muerte del disidente.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, al igual que sus socios europeos responsabilizó al mandatario ruso del fallecimiento de Navalni y aseguró que esto es tan solo «una prueba más de su brutalidad». El mandatario adelantó que su Administración ya está estudiando «diferentes opciones» para castigar al Kremlin. A falta de una explicación oficial de Moscú, los líderes occidentales ya han dado su veredicto. Por su parte, el periodista búlgaro Christo Grozev, al frente de Bellingcat –portal de investigación–, ha compartido sus teorías sobre las causas de la muerte de Navalni.
Grozev es una voz con autoridad en lo que se refiere a las artimañas del Kremlin, ya que en 2020 consiguió destapar el complot tras el intento de asesinato del opositor ruso. El periodista se puso en contacto con Navalni y a raíz de una profunda investigación, junto al equipo de su opositor, revelaron las identidades de los agentes del servicio secreto ruso que habían intentado envenenarle con elagente nervioso novichok, en 2020. Grozev, en una intervención en la cadena de noticias estadounidense CNN, ha asegurado que existen dos explicaciones sobre la muerte del disidente.
En su opinión, la primera teoría y «la más inocente», es que Navalni podría haber sucumbido a tres años de torturas, de «haberle matado lentamente a través del régimen ilegal e inconstitucional» al que estaba siendo sometido en prisión y que, según el periodista, «es una situación sin precedentes» en el sistema penitenciario ruso. «Solo en los últimos dos años ha pasado más de 300 días en aislamiento», ha asegurado Grozev. Incluso en Rusia existe una normativa que prohíbe que un preso esté más de dos semanas en este tipo de régimen, pero Navalni no era un reo cualquiera.
El periodista recuerda también que el opositor ruso estaba vetado de cualquier cuidado médico, incluso de una comida más o menos decente. «Le daban una rebanada de pan al mes y el resto del tiempo no recibía nada más que migajas», ha denunciado. Sin embargo, para Grozev la teoría que más peso gana es que ha sido «envenenado por segunda vez». El periodista señala que todavía no tienen «evidencias», pero las pistas que apuntan en esta dirección es que «si realmente es verdad –como ha afirmado el Kremlin– que se desvaneció y colapsó debido a un coágulo de sangre, ¿dónde está la evidencia?».
Grozev recuerda que todos los prisioneros en Rusia portan una cámara de vigilancia. «Han pasado ya 18 horas desde que ocurrió y no hemos visto nada. Todo apunta a que ha sido asesinado y vamos a averiguar lo que ha pasado realmente», zanjó ayer. La familia de Navalnino ha sido notificada de su muerte hasta esta mañana, mientras que su equipo ha pedido que sus restos sean entregados «inmediatamente» para poder analizar si hay algún resto de agente químico en su organismo. Según la portavoz del opositor ruso, Kira Yarmis, el cuerpo estaría en Salejard, una localidad ubicada en el Ártico, cerca de la prisión donde estaba recluido.
Alexéi Navalni, el férreo opositor de Putin que se atrevió a destapar la corrupción del régimen
Su sentencia de muerte fue su intención de presentarse como candidato a las elecciones presidenciales rusas
El opositor ruso Alexéi Navalni, 47 años, murió ayer, en la prisión en la que cumplía condena por haber destapado la corrupción del régimen de Vladimir Putin. El Kremlin se ha negado a esclarecer su fallecimiento. La poca y escasa información que se ha ofrecido no da respuesta a las muchas incógnitas que rodean la muerte del mayor crítico del mandatario ruso. La versión oficial viene a decir que Navalni «se sintió indispuesto después de un paseo, perdiendo el conocimiento». Inmediatamente, aseguran, «se llamó a una brigada de ambulancias».
Se llevaron a cabo todas las medidas de reanimación necesarias, que no dieron resultados positivos» y, en ese momento, «declararon la muerte del condenado». Fin de la explicación. El Kremlin, en palabras del portavoz de la Presidencia rusa, Dmitri Peskov, ha afirmado desconocer las causas de la muerte. Pero no es necesario esperar a los informes médicos, Navalni era culpable de plantar cara a Putin. Incluso desde la cárcel, el disidente era capaz de movilizar a la escasa oposición al régimen ruso.
Como si de una premonición se tratase, en el documental –ganador de un Óscar– que lleva su nombre, el narrador le pregunta: «¿Y si te matasen?¿Si algún día pasase, qué mensaje dejarías a los ciudadanos rusos?». Navalniresponde, en tono jocoso: «No puede ser. ¿Haces una película por si muero? Estoy listo para responderte, pero que sea otra película. La segunda película». Ese momento, que el disidente veía tan improbable sí llegó.
sentencia de muerte fue su intención de presentarse como candidato a las elecciones presidenciales rusas, que se celebrarán este mes de marzo. Navalni era realmente el único adversario de Putin y ha corrido la misma suerte que todos aquellos que osaron desafiarlo. Una larga lista de nombres que es casi imposible de enumerar. Todas las muertes presentan una misma característica: nunca se han aclarado. Los más sonados, durante el último año, fueron Yevgueni Prigozhin, líder del grupo paramilitar ruso Wagner, y Dmitri Utkin, mano derecha de este último.
Navalni consiguió labrarse un nombre dentro de los reducidos círculos de oposición rusa por su labor, a través de su canal de Youtube, por destapar, durante décadas, la corrupción y el tráfico de influencias dentro del blindado y opaco régimen de Putin. Desde ese momento, el opositor vivía con una diana en su espalda. Cada día para el disidente era uno más en el que podía desenmascarar al mandatario ruso. Pero todo se torció cuando, en 2020, sufrió un intento de envenenamiento con el agente nervioso novichok en un ataque organizado por el FSB, los servicios secretos rusos herederos del KGB soviético.
Las imágenes del opositor retorciéndose de dolor en el avión, en el que viajaba desde Siberia rumbo a Moscú, se hicieron virales. Todo apuntaba en una misma dirección: el Kremlin. La gravedad de la situación fue tal, que la aeronave tuvo que hacer un aterrizaje de emergencia en la ciudad rusa de Omsk, y dos días después, en un gesto de aparente buena voluntad, pudo ser trasladado hasta Alemania. Ya en el país germano, Navalni tuvo que ser sometido a un coma inducido.
A pesar de todo, una vez que se recuperó, el disidente insistió en volver a su país. Su voluntad de plantar cara a Putin era mucho mayor que el miedo a perder la vida. Navalni era consciente de que estaba condenado desde el mismo momento que pisara Rusia. Aun así, Navalni ya había tomado la decisión de volver. Las predicciones se cumplieron y, en enero de 2021, fue arrestado por un presunto caso de fraude. Desde entonces, ha pasado sus días de cárcel en cárcel. El momento crítico llegó cuando fue trasladado a unas de las cárceles más duras de Rusia.
Este ha sido el último paso para acabar con el opositor. Sin conexión con el mundo exterior, encerrado en lo que se ha bautizado como el Lobo Polar, técnicamente la cárcel IK-3, en la remota localidad de Jarp, fue donde pasó sus últimos días. La cárcel se fundó en la década de 1960 como parte del sistema de gulag de campos de trabajos forzados soviéticos. Las condiciones son imposibles de imaginar. La oposición rusa se ha quedado sin referente, mientras Putin ahonda en la represión y la falta de libertades de la sociedad.
Navalni nació el 4 de junio de 1976 en el pueblo de Butyn, en la región de Moscú. Procedía de una familia de militares y estaba hecho a viajar por el extenso territorio ruso con sus padres, Anatoly Ivanovich y Lyudmila Ivanovna. En1997, se licenció como abogado por la Universidad de la Amistad de los Pueblos de Moscú y en 2001 como economista por la Academia de Finanzas del Gobierno ruso. En 2010, fue becario de la Universidad de Yale.
Posteriormente, regresó a Rusia para continuar su carrera política. Su activismo le costó muchas amenazas. En 2016, fue atacado y herido por activistas pro-Kremlin en un aeropuerto del sur de Rusia y menos de un año después, un atacante lo roció con un tinte antiséptico verde al salir de su puesto de trabajo, provocando daños en una de sus retinas. Estos episodios quedan ahora reducidos a meras anécdotas. Su perseverancia por poner fin al régimen de Putin le ha acabado costando la vida.
En el documental, finalmente Navalni acaba contestando a la pregunta. Su respuesta es clara: «Mi mensaje, si me matan, es simple. No se rindan». El opositor continúa en ruso: «Si deciden matarme, significa que somos muy fuertes. Tenemos que usar este poder para no rendirnos, para recordar que tenemos una fuerza increíble. Lo único necesario para que el mal triunfe es que la gente buena no haga nada. Así que no os detengáis».
Muere en prisión el opositor ruso Alexéi Navalni, principal adversario de Putin
A principios de año fue trasladado a la temida prisión conocida como el «Lobo Polar», en pleno Ártico
El opositor ruso, Alexéi Navalni, 47 años, ha muerto según han hecho público los servicios penitenciarios rusos. El activista fue trasladado a principios de año a la temible prisión conocida como el «Lobo Polar», en pleno Ártico. El equipo del opositor ha denunciado, en múltiples ocasiones, su deplorable situación en el centro penitenciario, que le estaba costando la salud.
El preso Navalni se sintió indispuesto después de un paseo, perdiendo el conocimiento. Inmediatamente llegó el personal médico de la institución y se llamó a una brigada de ambulancias», afirma la agencia de noticias rusa Tass.
En el comunicado, explican que «se llevaron a cabo todas las medidas de reanimación necesarias, que no dieron resultados positivos». Los médicos de la ambulancia, señalan, «declararon la muerte del condenado». Moscú asegura que las «causas de la muerte se están investigando». Los medios rusos apuntan ya a que la causa del fallecimiento ha podido deberse a un coágulo de sangre.
Su entorno ha señalado que no tienen información sobre la muerte. «Todavía no tenemos confirmación al respecto», declaró en redes sociales la portavoz de Navalni, Kira Yarmish, añadiendo que «el abogado de Alexéi está en estos momentos de camino a Jarp», la ciudad del Ártico donde se encuentra la prisión. «En cuanto tengamos alguna información, informaremos sobre ello», señaló.
Navalni se une a una larga lista de opositores del presidente ruso, Vladimir Putin, que mueren en extrañas circunstancias. Muertes que nunca son investigadas y se quedan en el olvido, mientras se ahonda en la represión y la falta de libertades en Rusia. Un ecosistema que se ha exacerbado desde el inicio de la invasión rusa de Ucrania, en febrero de 2022.
Incluso desde la cárcel, Navalni ha sido una figura demasiado incómoda para Putin y ha seguido mostrando, junto con su extensa red de colaboradores en el exilio, una férrea oposición al mandatario ruso. De hecho, el pasado año presentó su candidatura para las elecciones rusas, que tendrán lugar el próximo mes de marzo. Unos comicios en los que Putinvolverá a ganar por goleada, sin apenas rivales.
Los pocos candidatos que podían representar una mínima amenaza para el líder ruso han sido borrados del mapa o descartados de la carrera electoral por «irregularidades» en el proceso. La cabeza del Kremlin ya no pretende ni guardar las formas de cara a la comunidad internacional.
En este sentido, Navalni era otro cabo suelto. Poco después de anunciar que se presentaba como candidato a las elecciones rusas, su equipo denunció que había desaparecido y que eran incapaces de contactar con él. El Kremlin callaba. Un silencio que causó terror en su círculo. Tras una intensa campaña de sus colaboradores, Moscú finalmente se pronunció para no decir nada.
No sabían donde se encontraba. Rusia había perdido a uno de sus prisioneros más polémicos. Se trataba de una historia poco creíble. A los días, rectificó su versión y reconoció que había sido trasladado de prisión, pero se negó a ofrecer más detalles. El día después de Navidad, 26 de diciembre, Moscú informó de que había sido trasladado a unaprisión del círculo Polar Ártico, cerca de los Urales y a casi dos días en tren de la capital rusa.
La noticia no supuso un alivio para su entorno, todo lo contrario aumentó los temores de que el régimen de Putin quería librarse de él a toda costa. Lo que le esperaba a Navalni en lapenitenciaría IK-3, conocida como el «Lobo Polar», era lo más cerca de experimentar el infierno en la tierra. La cárcel se fundó en la década de 1960 como parte del sistema de gulag de campos de trabajos forzados soviéticos. El disidente ruso habría sido sometido a un régimen de duchas de castigo al aire libre a -30 grados centígrados y a un aislamiento absoluto, según publicó el diario británico The Times.
Ni la persona más sana del mundo podría haber soportado unas condiciones similares y Navalni, menos. El opositor ruso ya acarreaba problemas de salud derivados, precisamente, de su estancia en la cárcel en terribles condiciones. Llevaba entre rejas desde enero de 2021, por el simple hecho de destapar la corrupción de Putin. Durante el último tiempo, los supuestos delitos en su contra no dejaban de aparecer. El pasado agosto, fue condenado a otros 19 años más de prisión por un tribunal que lo acusó de «apoyar al extremismo».
Reacciones internacionales
La noticia ha provocado un tsunami de reacciones. El presidente del Consejo Europeo, el belga Charles Michel, ha acusado directamente al «régimen ruso» de la muerte del opositor. La Unión Europea considera que el «régimen ruso es el único responsable» por la muerte en prisión del disidente Alexéi Navalni, afirmó este viernes.
Navalni «luchó por los valores de la libertad y la democracia. Por sus ideales, hizo el máximo sacrificio», señaló Michel en la red X, antes Twitter. «Los luchadores mueren, pero la lucha por la libertad no termina nunca», añadió. En esta misma línea se ha pronunciado, el ministro de Exteriores francés, Stéphane Séjourné. «Su muerte en una colonia penitenciaria nos recuerda la realidad del régimen de Vladimir Putin», escribió en redes sociales.
Talento político sin acceso a la política
Navalny era un político moderno y utilizaba hábilmente los nuevos medios de comunicación. El énfasis en las redes sociales nació de la necesidad, porque, como político de oposición, Navalny no tenía acceso a los medios de comunicación tradicionales; sus únicas opciones eran la calle y YouTube, que ven sobre todo los más jóvenes.
Su talento político saltó a la vista de muchos por primera vez en el invierno de 2011/2012, cuando se produjeron protestas masivas en Moscú a favor de elecciones libres y contra el regreso de Putin al Kremlin. Fue Navalny quien tachó a Rusia Unida de “partido de sinvergüenzas y ladrones”. La expresión tocó una fibra sensible en un momento en que el partido del Kremlin había perdido gran parte de su apoyo.
El camino legal de Navalny hacia la política continuó bloqueado. Su participación en las elecciones a la alcaldía de Moscú en 2013, en las que el opositor obtuvo casi un tercio de los votos y salió segundo, quedó como una excepción. El Kremlin lo veía como un peligro e hizo todo lo posible para mantenerlo alejado de la política. Numerosos y controvertidos procesos por delitos económicos también le impidieron presentarse a las elecciones presidenciales de 2018. Sin embargo, Navalny aprovechó hábilmente la oportunidad para organizar a sus seguidores en todo el país. Había nacido una “red Navalny”
Una opinión sobre “El periodista que destapó el complot para matar a Navalni en 2020 expone las teorías sob …”
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