En la película «Titanic», dirigida por James Cameron en 1997, su protagonista Rose DeWitt Bukater, vive una apasionada historia de amor con Jack Dawson.

Tras el hundimiento del trasatlántico, Rose salva su vida mientras Jack muere congelado en las heladas aguas del Atlántico.

Siempre he pensado que había suficiente espacio en esa puerta para salvarse los dos.

Hoy, 15 de abril de 2015, cuando se conmemora el 103 aniversario del hundimiento del Titanic, os quiero hablar de otra historia de amor, pero esta es real y no producto de un guión cinematográfico. Es la historia de Isidor e Ida Straus. Si has visto la película, seguro que recuerdas la escena en que dos ancianos se abrazan tumbados en una cama mientras el barco se hunde.

Propietario de los almacenes Macy’s

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Isidor Straus emigró a los EE.UU. en 1854 desde su Alemania natal. Era copropietario, junto a su hermano Nathan, de los grandes almacenes Macy’s.

Ida, inmigrante alemana al igual que su esposo, contrajo matrimonio con Isidor en 1871. La acaudalada pareja era muy conocida en Nueva York gracias a su labor filantrópica.

En 1912, tras unas vacaciones en la Riviera francesa, la pareja decide aprovechar el viaje inaugural del Titanic para regresar a Nueva York.

Naufragio y muerte

A las 23:40 del 14 de abril de 1912 el Titanic colisiona con un iceberg a la deriva.

Tras la colisión, algunos pasajeros embarcaron en los escasos botes salvavidas. Al matrimonio Straus se le asignó el numero 8. En un principio, tan solo mujeres y niños podían subir a los botes, pero el oficial al mando quiso hacer una excepción con el señor Straus debido a su avanzada edad. Este se negó categóricamente.

En ese momento,  su esposa Ida, abandonó su puesto en el bote diciéndole a su esposo:

Hemos estado juntos durante muchos años, donde tu vayas, yo voy”

Después de esto, existen dos versiones, unos dicen que se sentaron en dos hamacas de cubierta, y otros cuentan que regresaron a su camarote – tal y como aparece en la película – y permanecieron abrazados hasta su muerte.

Ellen Bird, doncella personal de Ida Straus, sobrevivió al naufragio y relató lo ocurrido a su llegada a Nueva York.

Justo 2 horas y 40 minutos después del impacto, a las 02:20 del lunes 15 de abril, el transatlántico se había hundido. En la tragedia 1.517 personas fallecieron por ahogamiento o hipotermia.

El cuerpo de Isidor pudo ser recuperado en los días posteriores a la tragedia, pero el cadáver de Ida nunca fue encontrado. Una ceremonia celebrada en su memoria un mes más tarde reunió a más de 6.000 personas en el Carnegie Hall.

Memorial en Straus Park

En 1912, la ciudad decidió cambiar el nombre del parque situado en la intersección de la calle 106 y Broadway, rebautizándolo como Straus Park en honor a la pareja, que había tenido su residencia en la calle 105.

Tres años más tarde, se convocó un concurso para erigir un monumento en el parque en memoria del matrimonio Straus. Se presentaron 59 proyectos. El ganador fue este diseño presentado por el escultor Augusto Lukeman en colaboración con el arquitecto Evarts Tracy.

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El diseño original incluía un pequeño estanque alimentado por una fuente a dos niveles. Por encima de ella, una figura de bronce de una mujer reclinada. En la parte posterior, un banco de granito proporciona un lugar de descanso. 

El memorial, sufragado en su totalidad por donaciones públicas, fue inaugurado el 15 de abril de 1915, tres años después del hundimiento del RMS Titanic.

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Inscrita en su parte trasera puede leerse una cita biblica:

«Amados y queridos fueron en su vida y en su muerte no fueron separados».

En 2007, el monumento fue restaurado y el estanque sustituido por un lecho de tierra con flores para facilitar su mantenimiento.

Cuando el Titanic se hundió, llevaba al millonario John Jacob Astor IV. El dinero de su cuenta bancaria fue suficiente para construir 30 Titanic. Sin embargo, ante un peligro mortal, eligió lo que consideraba moralmente correcto y renunció a su lugar en un bote salvavidas para salvar a dos niños asustados.
El millonario Isidor Straus, copropietario de la mayor cadena estadounidense de grandes almacenes, “Macy’s”, que también estaba en el Titanic, dijo:
“Nunca subiré a un bote salvavidas antes que los demás hombres”.
Su esposa, Ida Straus, también se negó a abordar el bote salvavidas, cediendo su lugar a su recién nombrada criada, Ellen Bird. Decidió pasar sus últimos momentos de vida con su marido.
Estos individuos ricos prefirieron desprenderse de su riqueza, e incluso de sus vidas, antes que comprometer sus principios morales. Su elección a favor de los valores morales destacó la brillantez de la civilización humana y la naturaleza humana.