El Gobierno de Santa Cruz, a través del Ministerio de Desarrollo Social, Igualdad e Integración, mantuvo conversaciones este martes con tejedoras del Centro de Integración Comunitario Belén de Río Gallegos. Durante el mismo, la titular de la cartera Social, Jazmín Macchiavelli tuvo la oportunidad de conocer de cerca las actividades diarias que se realizan en este espacio.
En medio de anécdotas e historias, el grupo del taller conversó con la titular de la cartera Social sobre cómo este espacio de aprendizaje y saberes ha generado un sólido grupo de amigas. Estas mujeres no solo confeccionan tejidos de gran calidad, sino que también comparten experiencias de vida, demostrando una gran pertenencia a la institución comunitaria.
Las actividades de tejido desempeñan un papel crucial en la vida de las personas adultas mayores. Además de ser una forma creativa y productiva de pasar el tiempo, el tejido ofrece numerosos beneficios. Participar en un taller de tejido brinda a las personas adultas mayores una valiosa oportunidad para socializar y establecer nuevas amistades. Estos encuentros regulares ayudan a combatir la soledad y el aislamiento, creando un sentido de pertenencia y comunidad.
Estos espacios permiten a las participantes compartir sus conocimientos y técnicas de tejido, aprender unas de otras y mejorar sus habilidades. La transmisión de saberes entre generaciones también es una parte enriquecedora de estos talleres. El tejido requiere concentración, coordinación y planificación, lo que ayuda a mantener la mente activa. Este tipo de actividad puede contribuir a mejorar las habilidades cognitivas y la memoria, siendo una herramienta útil para mantener la agudeza mental en la tercera edad.
La creación de piezas tejidas puede ser muy gratificante y ofrecer una sensación de logro y orgullo. Además, el acto repetitivo y meditativo del tejido puede tener efectos relajantes y reducir el estrés.
El taller de tejido en el CIC Belén es más que un lugar para aprender una habilidad; es un espacio donde se fortalecen los lazos sociales, se promueve el bienestar emocional y se mantienen activas las capacidades cognitivas de nuestras adultas mayores. Estas actividades son esenciales para fomentar un envejecimiento saludable y activo.