Nuevamente la terminal portuaria de Puerto Deseado es escenario de una situación conflictiva que genera desconcierto e incertidumbre, no solo en la comunidad deseadense sino también en la actividad de esa industria en Santa Cruz.
Luego de meses en los que las operaciones en muelle no sólo no se detuvieron pese a la crisis generalizada el país, sino que crecieron exponencialmente; ahora un sector de la estiba parece haber tomado la determinación de “controlar” y “manejar” la actividad a su antojo. Estas acciones ya han generado inquietud en el resto de los actores portuarios, y ha derivado en un pedido al gobierno provincial para que interceda para llevar previsibilidad para los meses restantes del año.
No se trata de un tema menor. Como describió recientemente el portal español al referirse a los conflictos de esta naturaleza en los puertos de todo el mundo: “Los estibadores son los encargados de cargar y descargar los buques en los puertos y de distribuir la carga en estos de forma eficiente. Prácticamente tienen la posibilidad de bloquear la entrada y salida de mercancías en los puertos. Se trata por tanto de un sector importante en el comercio”.
Esta descripción, permite comprender el “poder” que tiene este sector de la industria y a su vez identifica el impacto negativo que puede tener una actitud “paralizante” en la economía local y regional.
Ante esto, el sector productivo insiste en la necesidad de alcanzar un marco de “seguridad jurídica” que no deje el contexto operacional en manos de un sector sindical que puede manejarse discrecionalmente y utilizando medidas que suenan más a extorción que a reclamo legítimo.

Pérdida de competitividad

La predominancia del sector de la estiba queda de manifiesto tanto para agilizar las operaciones como en ralentizar la actividad y por ende en los beneficios o perjuicios de una terminal marítima afectando directamente su “competitividad”. Y es que esa es la ecuación para determinar las ventajas que pueda ofrecer un puerto para la actividad industria y comercial. Esto es decisivo para su sustentabilidad.
Para la descarga de barcos se necesitan literalmente “manos”. De hecho, en la jerga portuaria se denomina “manos” a la cantidad de estibadores que deben contarse para una operación de carga o descarta en muelle. En Deseado las “manos” las controla un sector gremial que se ha puesto “de punta” con el resto de los actores portuarios y desde hace semanas prácticamente “boicotea” su propia fuente laboral. Una verdadera “mano negra”.
El tema quedó expuesto recientemente en un encuentro pedido por las empresas pesqueras y navieras desedenses que luego de no encontrar una vía de dialogo con el sector “díscolo” optó por pedir la intervención del gobierno provincial. De ese encuentro participaron representantes de la Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (CAPIP) y de la Cámara de Armadores de Pesqueros y Congeladores de la Argentina (CAPeCA), además de integrantes de Asociaciones de Estibadores. Todos ellos coincidieron en que los abusos de quienes alientan el conflicto llevaría a un deterioro de las relaciones laborales y afectaría las operaciones en puerto para lo que resta del año.

Argumentos y argucias

Ocurre que el principal fundamente de quienes mantienen el conflicto en Puerto Deseado es la “baja de la actividad”; cuando los números son absolutamente contrarios. Según cifras oficiales, en lo que va del año ya se han alcanzado los números de todo 2023. Es decir que en el primer semestre de 2024 equivale a todo lo descargado el año pasado. En tal sentido, vale apuntar que a la fecha en Puerto Deseado se contabilizan cerca 50 mil toneladas de desembarques pesqueros. Esta cifra se habría dado principalmente por una óptima temporada de calamar (más de 39 mil toneladas) y el constante arribo de buques langostineros que pescan en aguas nacionales.
Pese a esto, como ocurriera el año pasado, un sector de la estiba que pretende justificar el conflicto apunta a una merma en las operaciones. Vale mencionar que presisamente a fines de 2023, acciones similares derivaron en una parálisis portuaria, que incluso impactaron en el sector mercante que debió movilizar una veintena de contenedores por vía terrestre hacia la localidad chubutebnse de Puerto Madryn con los costos logísticos millonarios y perdidas que eso ocasionó para la localidad santacruceña.
Otro detalle es que, en condiciones normales, la estiba de Puerto Deseado requiere del doble de tiempo que demandan las cargas o descargas en muelles en otros puntos del país. Esto sería principalmente por que el número de operarios es manejado y controlado por el sector sindical que impide optimizar los tiempos pese a los acuerdos a los que se había alcanzado a fines del año pasado en una mesa que reunió a todos los sectores de la industria pesquera y portuaria.
Al respecto de esto, una fuente del sector pesquero deslizó: “Trabajar con esta gente es muy difícil. Dicen una cosa y salen con otra”.
En la lista de “abusos” y “arbitrariedades” de quienes pretenden manejar la actividad portuaria en Deseado se encuentra también la lista de situaciones inverosímiles por las que se detienen las cargas y descargas, con argumentos tales como movimientos u otras operaciones en el muelle, aunque esto se den en otros sectores del puerto, o cuestiones de conveniencia horaria, entre otras argucias que llevan a detener la actividad incluso de un día para el otro. 
El tema del número de trabajadores que el sector gremial en pugna distribuye o asigna a los barcos también es motivo de ralentización de las operaciones y pese a que las empresas pagan por un total de entre 26 y 30 estibadores pare cada barco, en muchos casos, estas tareas las realizan menos de diez personas; que obviamente demoran más tiempo en las descargas. 

Detrás del conflicto

SI bien todos los temas planteados podrían llegar a resolverse con dialogo, que inclusive podría darse sin intervención del gobierno; el sector que alienta el conflicto parece decidido a afectar la economía de la localidad y escalar en una situación de magnitud que lleve incertidumbre a toda la localidad. 
Esto quedó en claro en las últimas horas, cuando voceros del conflicto dijeron en un medio radial local: Va a correr sangre si sacan las listas rotativas”. Esto sería en referencia al manejo que el sector gremial hace de los listados de quienes trabajan y quienes no; potestad que les da un virtual control operacional en el muelle.
Finalmente, habría que mencionar que, por estos días, la histórica pesquera Arbumasa, ha decidido abandonar el puerto local y llevar sus operaciones a la vecina provincia de Chubut.
En definitiva, los conflictos permanentes no solo paralizan la actividad de todo el puerto sino y también que encarecen las operaciones en general e impactan en la economía local.
Lo que ocurre en la terminal portuaria de Puerto Deseado pareciera tener otro trasfondo, que no se ciñe a los argumentos dados por el sector gremial de la estiba. Si de números se trata, los acuerdos del año pasado no solo establecen que los números en lo salarial se ajustarían por inflación, sino que además serían de revisión trimestral. A quienes ven detrás del conflicto una movida política y consideran que el “actor” sindical tiene un objetivo que podría salir a la luz en el 2024, precisamente un año de elecciones.

Foto pescare.com.ar