Buenos Aires
La Suprema Corte de Justicia decidirá hoy si se convierte en el árbitro final de los entuertos electorales en donde laten, encapsulados, los demonios de la crisis política Argentina.
También mostrará si con el cambio de autoridades que significó el ascenso de Carlos Rosenkrantz en lugar de Ricardo Lorenzetti, se ha verificado un cambio de rumbo político en el tribunal.
Los ministros se han comprometido a resolver este lunes, encerrados entre cuatro paredes y sin testigos, qué harán con la suerte del polémico sistema de elecciones de la ley de lemas, que impugnan los radicales en una de las tres provincias donde rige, Santa Cruz. La decisión se hará pública, de todos modos, tras la reunión de acuerdos del martes.
La resolución ganó gravitación en la medida en que la colectividad política ve en ella la posibilidad de definiciones de fondo.
Primero de todo, si esta Corte está dispuesta a convertirse en la ventanilla de quejas de cuestiones que no resuelven otros poderes y otras jurisdicciones, por incapacidad de llegar a acuerdos de alguna solvencia.
Esto ocurrirá si entra en el fondo de la cuestión y entiende, en un giro novedoso, que los asuntos electorales no son de la exclusiva competencia de las provincias, criterio que ha sostenido –con pocas excepciones– el tribunal. Lo que resuelva, además, tendrá consecuencias en el terreno político.
Si valida el sistema de los lemas, beneficiará al peronismo y contrariará al oficialismo nacional de Cambiemos.
Si deja firme la decisión de la Corte santacruceña, le dará el aval más sólido a la azarosa administración de Alicia Kirchner, plaza de resistencia del kirchnerismo residual.
Si voltea los lemas, halagará al oficialismo y habrá ampliado el ángulo de temas a resolver. Por ejemplo, los entuertos para la reelección de por lo menos dos gobernadores, que buscan en estas horas extender mandatos en 2019.
Temor
El temor a las filtraciones hizo que se suspendiera la última reunión de los letrados –asesores de cada juez de la Corte– y trasladó la decisión a este lunes.
No pudo ser antes porque el dictamen del Procurador llegó hace una semana, y porque el presidente del tribunal, Carlos Rosenkrantz, estaba en los Estados Unidos y llegaba ayer por la mañana.
Desde que se puso fecha a la sentencia –hoy– comenzaron las presiones sobre el 4° piso del palacio de Tribunales.
Lo puso en la vidriera el senador radical Eduardo Costa, que compitió con Alicia en 2015 y no quiere repetir la derrota en 2019. Se queja de su propio gobierno por no crear un clima de opinión adverso a la ley de lemas, como si no le interesase su suerte en la provincia.
La manera de protestar fue ausentarse de la sesión que aprobó el principal proyecto de Cambiemos, el presupuesto nacional, que contiene el programa financiero acordado con el FMI.
También lo que surja del acuerdo del martes consolidará a una Corte que gobierna, o una Corte que marca sus fronteras con prudencia en un país con poderes débiles
La intolerancia arruina también a los lemas
La gobernadora peronista de Santa Cruz perdió en 2015 en el voto popular, pero se quedó con el cargo porque sumó los votos del también peronista Daniel Peralta. Esa administración ha resistido desde 2015 las presiones del Gobierno nacional, para que derogue un sistema que rigió en muchas provincias, pero que ha ido desapareciendo.
Fue por moción de fuerzas provinciales, que impugnaron el llamado “doble voto simultáneo” que implica este sistema belga, que hizo fama en el Uruguay y se adoptó en varias provincias. Les sirve a partidos con muchas divisiones internas y sin disciplina, como el peronismo.
Esta fuerza tiene un origen caciquil en un militar, Juan Perón, fue creado bajo un régimen militar y desde el Estado. Por eso tuvo sólo dos conductores; el propio Perón, y en los años ’90, Carlos Menem.
Desde la salida del riojano de la jefatura, busca un liderazgo que los unifique, pero no aparece.
Gobernadores esperan fallo
Si la Corte asume que la ley de lemas no es algo provincial, sino que toca garantías constitucionales, se convertirá en la sede de otros entuertos pendientes.
En estos días hay dos gobernadores que tantean renovar su mandato con papeles flojos en el terreno institucional.
Uno es Sergio Casas, de La Rioja, que discute un nuevo mandato. El otro es Alberto Weretilneck, en Río Negro.
La Corte en el caso de los lemas admitió tratar el asunto. Si avala el sistema, los reclamos de Casas y Weretilneck le llegarán. Le pone nervio a la situación en Río Negro la visita de Miguel Pichetto del próximo viernes a Bariloche, en busca de oxígeno a su candidatura presidencial. O a senador nacional. El peronismo de su provincia lo ha desairado, pero arma en el orden nacional un ticket “federal” que buscará socios en Río Negro.
Su hijo Juan Manuel será candidato a intendente de Viedma, silla que perdió por poco en 2015. No está descartado que Pichetto encuentre socios locales en la cercanía del actual gobernador Alberto Weretilneck, que buscará la reelección por una liga transversal que enfrentará al hoy cristinista Martín Soria. Y eso está ligado a su reelección, que también puede terminar en la Corte.