Caleta Olivia
Pablo Soto, colaborador del Sindicato que conduce José Llugdar es contador público y a la vez bajista y cantante de una banda de rock de la región que se conformó en Río Mayo, Chubut, y se consolida en Comodoro Rivadavia, donde hoy residen sus integrantes.
“Muchos de los compañeros Afiliados me conocen pero en otro rol. Varios se sorprenden cuando escuchan algunos temas o me ven tocando en algún escenario. Compartimos ya hace algunos años un evento que se hizo en el Gimnasio de Sarmiento en el que hubo muchísima gente”, introdujo Pablo sobre un evento realizado en mayo de 2014 en la ciudad de los lagos donde compartieron escenario con el Afiliado a ese gremio Agustín Repich, entre otros artistas.
Su banda -Clandestino- arrancó hace varios años, a principios de 2008. Nació en Río Mayo, de donde es oriundo Soto, localidad en la que cursó sus estudios secundarios hasta que se mudó a Comodoro Rivadavia para poder estudiar en la Universidad la carrera de Ciencias Económicas.
“La banda la formamos allá, estuvimos varios años tocando con chicos del pueblo. Lamentablemente en los lugares muy pequeños lo que normalmente sucede es que los chicos terminan la escuela y se tienen que ir a algún lado, a vivir para seguir estudiando o encontrar trabajo; buscar otros horizontes”, señaló.
Fue por eso que, entonces, después de dos años y con él ya viviendo en la urbe petrolera desde hace un tiempo, decidieron tener una continuidad con la banda, pero ya instalada más en Comodoro “aunque siempre tocamos allá para el Festival de la Esquila de Río Mayo que se hace en enero de cada año y también en el invierno hay alguna que otra fecha”.
Un reto interesante
Soto indicó que “es un lindo desafío tener una banda de rock, es mucho trabajo. El que no tiene una banda piensa que solo es subirse y tocar. Hacemos covers pero también nuestros temas. Nuestras letras hablan de pueblo, de la noche, de muchas cosas. Es todo un reto componer, hacer temas, todo solos”, dijo sobre el grupo en el que en la batería está Brian Wright -de solo 18 años y que recién está entrando al mundo de la música-; en saxo Leonardo Moras y en guitarra, Franco Torres, estos dos últimos desde el año 2010.
“Tener una banda es como tener tres novias, tienen que ponerse de acuerdo entre todos y dejar conformes a cada uno porque siempre puede pasar o que no guste la letra, o el punteo a alguno de los integrantes; o que no quieren hacer a determinada banda. Es una continua negociación de cuatro personas con distintas influencias y formas de pensar”, describió.
Y señaló que formar parte de la misma en el aspecto humano es muy lindo, pues se comparten muchas cosas, muchas aventuras. “Es difícil saber qué estilo vas a hacer y las letras que te salen. Uno escribe algo y es muy autocrítico a la hora de decidir si lo va a cantar o no. Si uno toma la letra de cualquier tema y la lee sin la melodía, la juzga por primera vez. Después cuando se escucha junto a los instrumentos cambia el significado, puede ser una letra muy buena con una melodía no tan buena o al revés”, cuenta sobre su experiencia.
En ese sentido, explicó que se trata de una conjunción de cosas: la melodía, la letra, el ambiente que generan todos los instrumentos, y destacó que “es lindo porque uno ve en Facebook que los chicos de escuelas secundarias ponen alguna frase de nuestro tema ‘Rozándome la piel’ y eso nos hace sentir una gran satisfacción, porque uno lo estuvo ensayando y sabe desde donde salió cada cosa, quién hizo qué, y a un pibe le llegó esta frase. Es algo distinto a todo, qué bueno que alguien se sentó a escuchar el tema y pudo rescatarla”, reflexionó.
Desde Clandestino están buscando fechas en diferentes lugares para empezar a moverse. “No hemos tocado mucho en Comodoro, siempre lo hemos hecho en Sarmiento -unas quince veces-, Caleta Olivia, Río Senguer; algunos festivales o encuentros motoqueros. Queremos arrancar una nueva etapa de darle un poco más de difusión a nuestro trabajo y darnos a conocer un poco más en Comodoro”, concluyó Soto.