truncado

Si algo le faltaba a la ciudad cementera, es llegar a fin de año y encontrar a una ciudad apagada, triste y gris como el presente, por todos los problemas estructurales y sociales que se atraviesan.
Como frutilla de éste postre, la falta de espíritu navideño, que en su gran mayoría se identifica como pueblo cristiano.
Pasaron muchos intendentes desde la recuperación de la democracia, allá por 2003, y todos y cada uno, siempre para estas fechas adornaban, unos más otros menos, pero siempre presentes con los símbolos festivos de esta época del año, en alusión a la fiesta navideña y las fiestas de fin de año.
El tradicional árbol de navidad, utilizándose el hongo de la plaza central, identificaba como centro alegórico a estas fiestas tradicionales y a su vez en el patio del propio municipio se instalaba otro árbol con más luces y a su pie un “pesebre” simbólico a la llegada del niño Jesús.
Esta gestión, del socialista de “Cambiemos”, encabezada por Omar Fernández, no solo es continuidad aparentemente de lo realizado por su antecesor Osvaldo Maimo, sino que también le da su impronta con estos gestos que confunden a la sociedad, lo que debería ser la unión de todos los truncadenses, como también la esperanza y los augurios de un 2017 mejor que del año que dejamos.