La personalidad de Donald Trump sigue suscitando inquietud entre los expertos de salud mental. ¿Sufre quizá algún tipo de trastorno psicológico? Su comportamiento histriónico, su narcisismo, su falta de empatía o su impulsividad generan desconfianza en muchos colectivos, incluyendo entre quienes trabajan a diario con él. Por otro lado, el poder que ostenta hace que, en caso de que las sospechas sean ciertas, su figura y sus acciones puedan constituir una verdadera amenaza para todo ser vivo del planeta.
Desde que Donald Trump asumió su presidencia, no han dejado de publicarse varios informes sobre su salud mental. Sin embargo, es importante señalar que hacerlo nos lleva a más de un problema ético.
En primer lugar no es lícito que los profesionales de las ciencias del comportamiento y la salud hagan informes sobre personas que previamente no se han sometido a ninguna evaluación rigurosa. “¿Hasta qué punto sus hipótesis tienen fundamento?” sería otra de las preguntas que habría que considerar si nos planteamos hacer un boceto psicológico del personaje.
“Con frases como “podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos”, Donald Trump ya nos da una pista sobre su estado mental”.
-John Gartner, psicólogo del Johns Hopkins University Medical School-
En segundo lugar, muchas de las valoraciones realizadas se centran más en el propio personaje que en la persona. Así, pocas figuras públicas han invertido tanto en crear su propio personaje y su seña de identidad como Donald Trump. Sin embargo, no sabemos nada sobre esa esfera más íntima donde se esconde el hombre y no la caricatura, ahí donde conocer, por ejemplo, cómo se relaciona con sus familiares y esas personas que conforman su entorno más cercano.
No obstante, el auténtico problema reside en que no estamos ante una figura pública cualquiera. La personalidad de Donald Trump, con sus altibajos, reacciones, sus tweets y conductas genera por encima de todo, desconfianza. Y lo imprevisible es un factor de riesgo cuando hablamos de un personaje público que aglutina tanto poder.
La personalidad de Donald Trump a examen
Lo que sabemos sobre la personalidad de Donald Trump se infiere de sus comportamientos públicos. Sin ir más lejos, hace solo unos días y durante su visita de estado a Japón, lo vimos protagonizar una escena que dio nuevamente la vuelta al mundo. Fue durante un momento donde él y el ministro japonés Shinzo Abe se tomaron una pausa para alimentar unas carpas doradas del estanque de Koi.
Como es propio en la cultura nipona, todo acto tiene su ceremonial, y el ministro Abe como era de esperar, empezó a arrojar el alimento para los peces de forma pausada y paciente. Donald Trump enemigo de la paciencia y los ceremoniales, terminó volteando la caja para derramar todo el alimento de golpe.
Más allá de lo anecdótico, se evoca una vez más un hecho que han venido advirtiendo diferentes voces, desde profesores de la Universidad de Yale hasta la organización de salud mental “A Duty to Warn“: Donald Trump podría no ser apto para su cargo.
No obstante, antes de señalar a qué trastornos se refieren en concreto, inciden en el análisis de su comportamiento público y en lo que podemos inferir su personalidad. Sería lo siguiente.
- A Donald Trump no le agradan las reglas, los protocolos, recibir negativas ni que le lleven la contraria. Desafía a menudo el status quo y no acepta órdenes. Si a estas conductas le añadimos la impulsividad tenemos lo que en el DSM-5 se clasifica como conducta antisocial.
- Tiene un lapso de atención muy breve. Muestra poco interés en opiniones diferentes a las suyas, sus esquemas mentales son muy rígidos y su capacidad para procesar la información escrita limitada. Se limita a vivir en el aquí y ahora, dando la sensación de no valorar las consecuencias a largo plazo que puede tener su forma de comportarse.
- Tiene una personalidad claramente narcisista. Asimismo, suele confiar en muy pocas personas y suele aplicar un pensamiento dicotómico en cuanto a sus relaciones: eres amigo o enemigo, eres patriota o no lo eres.
- Parece presentar un control de los impulsos bastante bajo.
- Desconfía de los intelectuales, etiqueta a los periodistas como figuras “peligrosas” y evita a cualquier persona experta en algún ámbito porque asume que mantendrá una opinión contraria a la suya y que le dejarán en evidencia.
- Es muy hábil socialmente, pero esa habilidad tiene un solo propósito: ser el centro de atención. Si no lo consigue, se siente frustrado y enfadado.
“La mayoría de la gente está enamorada de su drama personal. Su historia personal es su identidad. El ego dirige su vida”
-Ekhart Tolle-
Posibles trastornos mentales en el retrato de Donald Trump
Lo señalábamos al inicio. No se considera ético publicar informes psicológicos sobre personas que no han sido entrevistadas personalmente. De hecho, es una violación de la llamada “Regla de Goldwater”.
No obstante esta línea se ha cruzado, y quien ha llevado a cabo esta serie de informes es el psicólogo John Gartner, de la Universidad Johns Hopkins. Es más, hace unos meses, hasta 18.000 psicólogos firmaron una petición donde advertir de que Donald Trump está mentalmente incapacitado para el cargo que ostenta.
Tal y como se publica en un artículo del espacio “Psychology Today” la personalidad de Donald Trump deja entrever rasgos potencialmente peligrosos. De hecho, como explica el propio doctor Gartner, estamos ante alguien que curiosamente puede padecer un grave complejo de inferioridad.
Sin embargo, como indicó Alfred Adler en su momento, hay personas que lidian con su complejo de inferioridad desarrollando una fuerte dominación y hostilidad sobre los demás con un único objetivo: validarse, satisfacer las propias necesidades.
Los expertos han señalado que Donald Trump cumple varios criterios publicados por el DSM-V. Factores que determinarían al menos tres trastornos de la personalidad, a saber: trastorno de personalidad narcisista, trastorno de personalidad antisocial y trastorno de personalidad paranoide.
Incidimos una vez más en que todo ello son meras apreciaciones del comportamiento público del presidente Trump. No debemos asumirlo como cierto y aún menos como válido. Son suposiciones publicadas por un grupo de expertos que quieren poner sobre la mesa un aspecto que, en esencia, es importante: antes de que un político asuma un cargo de poder debería pasar por una serie de pruebas para valorar su aptitud psicológica.
Para concluir, desconocemos si la personalidad de Donald Trump se acercaría, como muchos dicen, a la conocida tríada oscura de la personalidad (narcisismo, psicopatía y maquiavelismo), no sabemos tampoco si resulta verdaderamente peligroso para al cargo.
Puede que todo se quede en meras apariencias, en la careta de un personaje que, aunque inquiete resulta, inofensivo. El tiempo dirá, esperemos solo que se limite ostentar bien su cargo y como mucho, a acumular más anécdotas inocentes, como la acaecida con las carpas doradas de Japón.
Javier Milei, un ‘mini Trump’, podría ser el próximo presidente de Argentina
El candidato libertario comparte algunas sorprendentes similitudes con Donald Trump y su ascenso a la presidencia estadounidense en 2016.
Se hizo famoso denigrando personas en la televisión. Lanza duros ataques contra sus críticos en línea. Porta un revoltoso corte de cabello que se ha convertido en meme. Y hoy es el líder de la libertad centro derecha de su país.
Donald Trump, y su ascenso a la presidencia estadounidense en 2016, comparte algunas similitudes sorprendentes con el hombre detrás del momento que se desarrolla en la actualidad en Argentina, la nueva sensación política del país, Javier Milei.
Milei, un economista libertario y comentarista televisivo, solía ser visto como un actor secundario en la contienda presidencial argentina, al que ni los medios de noticias ni sus rivales tomaban en serio. Pero actualmente, tras una campaña impetuosa y desde una postura de outsider basada en la promesa de que solo él puede solucionar los profundos problemas económicos del país.
Milei, de 52 años, ya ha trastocado la política de su país de 46 millones de habitantes. Sus promesas de eliminar el banco central de Argentina y abandonar su moneda en favor del dolar estadounidense han dominado el debate nacional, y al mismo tiempo han ayudado a impulsar un mayor colapso en el valor del peso argentino.
Sin embargo, ha sido su estilo político belicoso el que le ha ganado comparaciones con Trump, así como una preocupación generalizada en Argentina y la región sobre el daño que su gobierno podría infligir en la tercera economía más grande de América Latina.
Milei ha atacado a la prensa y al papa; ha declarado que el cambio climático forma parte de la “agenda socialista”; calificó a China, el segundo socio comercial más importante de Argentina, de asesina; prometió la desregulación del mercado legal de armas; afirmó que es víctima de un fraude electoral; cuestionó las elecciones presidenciales más recientes en Estados Unidos y Brasil; y sugirió que los disturbios de extrema derecha que siguieron a esos procesos electorales habían sido complots de la izquierda.