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Lázaro Baéz, el empresario santacruceño detenido desde hace seis meses, vinculado a presuntos negocios ilícitos con la familia Kirchner en la denominada “Ruta del Dinero K”, pidió ayer que se le otorgue en forma “urgente” la prisión domiciliaria aduciendo razones de salud y que padece un estado de depresión y ansiedad.
La defensa, a cargo del abobado Maximiliano Rusconi, presentó una pericia médica de 19 páginas en la que mencionaba el estado de salud del empresario y afirma que se encuentra en “un estado depresivo ansioso”.
El pedido lo realizó ante el juez federal Sebastián Casanello, quien ordenó su detención y luego lo procesó por lavado de activos.

La presentación
En su escrito, el letrado argumentó que su defendido padece un “estado depresivo ansioso” y reclamó que el juez lo incluya en el programa de personas bajo vigilancia electrónica mediante una pulsera que registre dónde se encuentra de modo continuo.
Báez fue detenido el pasado 5 de abril en el aeropuerto de San Fernando cuando descendía de su avión privado procedente del aeropuerto de Río Gallegos, ante el “peligro de fuga” antes de comparecer a una citación judicial.
Una pericia médica presentada por la defensa del empresario indicó que Báez tiene diferentes patologías, como diabetes e hipertensión, que requieren tratamiento multidisciplinario que debe recibir de preferencia ?en su lugar de alojamiento? a efectos de disminuir al máximo las complicaciones.
Báez se encuentra alojado en el Penal de Ezeiza desde que fue detenido y hasta ahora su excarcelación fue rechazada en diferentes instancias judiciales.

La salud de Báez

Según el informe de los peritos médicos, la salud del empresario “K” presenta un “marcado deterioro”.
Este informe incluye el peso actual, la estatura y otros datos de la historia clínica. Estos datos sirvieron para pedir su prisión y del mismo participó el cuerpo médico forense y un médico de parte.
Su peso de 88 kilos, para su moderado 1,71 mts de altura, que planteó el informe parece alejarse de la supuesto ”pérdida de 20 kilos” que estuvo sosteniendo su defensa estos meses, pero insisten en este punto.
“Báez padece de sobrepeso, sedentarismo y dislipemia, con un cuadro diabetes tipo II de 7 años de evolución, además de hipertensión arterial y adicionalmente, asma bronquial leve persistente, y gastritis crónica en tratamiento”.

Sería rechazada
Pese a que el cuerpo de especialistas consideró que las patologías “crónicas” que padece Báez no revisten gravedad alguna, como para justificar un urgente traslado desde el penal de Ezeiza, su abogado señaló que presenta una “alta morbimortalidad de acuerdo a su edad” (60 años), y añade que a esto se suma “el estrés constante al que está expuesto producto de su detención” considerando que le genera “un aumento de sus niveles de adrenalina y cortisol, con el desequilibrio metabólico”.
El cuerpo forense informó al juez Sebastián Casanello que al momento de realizarle a Báez el estudio que incluyó cardiólogo, neumonólogo, oftalmólogo, entre otros, Báez “se presentaba lúcido, afebril, hemodinámicamente compensado, orientado en tiempo y espacio” y destacaron: “Sin signo de enfermedad física aguda en evolución”
Pero la defensa piensa todo lo contrario y en el escrito indica que si Báez continua preso “habrá graves consecuencias perjudiciales hacia su salud, que no puede ser tratado adecuadamente intramuros”.