Buenos Aires
El 31 de mayo se conmemora el día mundial sin tabaco con el objetivo de mostrar la importancia de la lucha contra la epidemia del tabaquismo: la principal causa de muerte prevenible en todo el mundo.

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El tabaco mata cada año a casi 6 millones de personas, de las cuales más de 600.000 son no fumadores que mueren por haber respirado humo pasivamente.
El fumador pasivo es aquel que respira el humo de segunda mano emitido por la persona que fuma. Muchos niños están expuestos al humo incluso desde antes de nacer y sufren las consecuencias: bajo peso al nacer, aumento de la tasa de muerte súbita, enfermedades respiratorias, asma, etc.

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Se estima que el 50% del cigarrillo está compuesto por hojas de tabaco, el 30% por tabaco reconstituido y el 20% por tabaco expandido con dióxido de carbono.
La nicotina es la sustancia adictiva que posee el cigarrillo y la más conocida, pero éste además posee sustancias cancerígenas como alquitranes, cloruro de vinilo, Polonio 210, benzopireno, benceno, formaldehido, uretano y arsénico. Los hijos de madres fumadoras están respirando cancerígenos desde edades tempranas.

El humo visible representa solo el 5-8% de lo que se produce al fumar un cigarrillo. El resto está compuesto de gases invisibles, entre los que se incluye el gas cianhídrico, un gas que reduce la capacidad del organismo para transportar oxigeno y monóxido de carbono (CO) que constituye del 3 al 6% del humo inhalado.
Los filtros a su vez no son degradables siendo una de las primeras causas de contaminantes en el mundo.

Hábitos
Recientemente, la Asociación Argentina de Tabacología (ASAT) realizó una investigación liderada por el Ing. Gabriel Barasch, especialista en ciencia de datos y socio en Neuronal, sobre los hábitos de consumo durante el aislamiento social obligatorio con el objetivo de tener una ‘foto instantánea’ de la conducta y la percepción que tienen de ella, los fumadores y ex fumadores en este contexto.
Se trató de una encuesta anónima online de la que participaron 1745 adultos entre 18 y 90 años.

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Desde la AsAT aseguran que una herramienta valiosa por estos días es la telemedicina, es decir el uso de las TICs (tecnologías de la información y la comunicación) para proporcionar servicios médicos a distancia.

El término “telecesación o teleintervención tabáquica”, se refiere a la aplicación de la telemedicina a los tratamientos de cesación tabáquica, pero con la particularidad que se puede utilizar más de un tipo de tecnología en la misma estrategia, con la intención de lograr mayor eficacia y efectividad de la intervención y mejorar el control y el seguimiento de los pacientes.
La telecesación puede conjugar tecnologías como la Historia Clínica Electrónica (HCE), videoconsultas, registro de cesación tabáquica y envío de consejería por distintos formatos digitales.
De esta manera, es posible contar con un completo kit tecnológico para llevar un registro de los pacientes atendidos, hacerles el seguimiento adecuado y medir la efectividad de las intervenciones.

“No es fácil abandonar la adicción al tabaco, pero de alguna manera esta crisis representa un buen momento para reflexionar y animarse a iniciar un tratamiento de forma online.
Un 80% de los fumadores coinciden en que la decisión es fundamental para un tratamiento exitoso y están en lo cierto, el segundo paso es que hagan una consulta con un especialista.
Las posibilidades que ofrece la tecnología son infinitas y seguramente en los próximos años dispondremos de muchas más herramientas innovadoras que se podrán aplicar en el tratamiento del tabaquismo”, concluyen los especialistas de la Asociación.