El sentido de la vida según Viktor Frankl está en hallar un propósito, en asumir una responsabilidad para con nosotros mismos y para el propio ser humano. Así, teniendo claro un «por qué» podremos hacer frente a todos los «cómo»; solo sintiéndonos libres y seguros del objetivo que nos motiva, seremos capaces de generar cambios para crear una realidad mucho más noble.

Karin Silvina Hiebaum – International Press

Dedicado a Fernanda Gutierrez

“El hombre puede conservar un vestigio de la libertad espiritual, de independencia mental, incluso en las más terribles circunstancias de tensión psíquica y física”
-Viktor Frankl-
Sin embargo, son muchos los que al intentar dar respuesta a esta pregunta experimentan un profundo vacío existencial. ¿Qué es para mí el sentido de la vida si lo único que hago es trabajar, si todos mis días son iguales y si en realidad no le encuentro sentido a nada de lo que me rodea? Ante esta situación tan común, el célebre neurólogo, psiquiatra y fundador de la logoterapia, Viktor Frankl, solía dar una respuesta bastante acertada que debe invitarnos a una adecuada reflexión.

El ser humano no tiene la obligación de definir el sentido de la vida en términos universales. Cada uno de nosotros lo haremos a nuestra manera, partiendo de nosotros mismos, desde nuestro potencial y experiencias, descubriéndonos en nuestro día a día. Es más, el sentido de la vida no solo difiere de una persona y otra, sino que nosotros mismos tendremos un propósito vital en cada etapa de nuestra existencia.

Lo importante es que cada objetivo nos confiera satisfacción y aliento para levantarnos por las mañanas y luchar por aquello que deseamos.