Por Jorge Sánchez

Días atrás un lector tan frecuente como crítico señaló que podría estar abusando de alguno de los términos usados en mis argumentos. Para honrar su interés definiremos al progresismo para el uso de esta columna. Se trata de la pretensión de superar las diferencias entre las personas prescindiendo de la historia y la naturaleza. Bajo ese supuesto despliega artificios de ingeniería social que supone capaces de proveer la pretendida igualdad. Para imponerla termina cancelando la pluralidad. A la larga se reduce a manipulación. Sin pluralidad no es posible generar alternativas. Sin ellas las instituciones representativas dejan de ser tal cosa. La creación de valor económico se ralentiza. He ahí una parte importante de nuestra tragedia nacional.

Un profesor concursado, experimentado en la gestión universitaria y la militancia política se jactaba en una conversación reciente de que hace veinte años su formación gobierna las universidades nacionales. El entusiasmo militante podría impedirle advertir que la marca deja a la universidad con más chance de cumplir con la ley de hierro de las oligarquías que con alguna medida de efectividad en la producción y transferencia de conocimiento. La misión fundante de la universidad local fue proveer los recursos humanos y el soporte de conocimiento que apuntalara el desarrollo regional. En contraste, la sobreactuación de sus instancias colegiadas como hábito durante décadas y al amparo de los presupuestos federales, focalizaron el debate de manera paulatina en referencias exclusivamente ideológicas antes que funcionales. Con el tiempo el resultado no pudo ser otro que la formación de una burocracia centrada en su auto reproducción.

Los institutos que operacionalizan el aislamiento universitario permitiendo que esto suceda son al menos dos. Sin cambiarlos parecen difíciles resultados distintos. Uno son los concursos docentes. Priorizan la estabilidad de los cargos antes que la generación de alternativas académicas. Las evaluaciones concursales se centran más en la pertenencia de los docentes que en sus propuestas de contenidos para la enseñanza. Ello resulta en la formación superior escasamente relacionada con la actualidad de sus disciplinas en campo. Las prioridades de investigación reflejan la distancia con la realidad. La transferencia de conocimiento se torna escasamente relevante.

El segundo es la infrecuente existencia de regímenes de apropiación de los resultados de la investigación científica por parte de investigadores y de terceros interesados. Sin permitir a los investigadores y docentes apropiarse lícitamente de parte de los resultados de su trabajo o de aportes privados para financiar esos esfuerzos con la expectativa de su explotación económica, la generación de conocimiento y su transferencia al medio no se inscriben en procesos de mercado reales. Podrían reducir su condición a meras curiosidades de prestigio.

Cambiar estas circunstancias no parece un desafío de plazos mediatos. La autonomía de las universidades nacionales es el facilitador más importante de la hegemonía progresista en esas instituciones. Siendo excluyente anida. Si no lo fuera en cambio, sería sano. Se trata en definitiva de una ideología cerrada. En contraste, es evidente el costo de oportunidad que contrapone a la sociedad. Como decíamos días pasados, Patagonia en general salvo excepciones y Chubut en particular no cuentan con centros de pensamiento o investigación en capacidad de transferir conocimiento y tecnología de manera sostenible. Se trata de una seria carencia de cara al desafío de su integración económica en el siglo XXI. La imbricación de sus actividades a cadenas más amplias de valor está atravesada por circunstancias tecnológicas y geopolíticas en pleno proceso de cambio que nuestro liderazgo incluido el académico simplemente ignora.


Jorge Sánchez es Consultor Asociado en Claves ICSA Master of Business Administration por Broward International University, Diplomado en Políticas Públicas por UNPSJB, Diplomado en Economía Austríaca por ESEADE y en Negocios Internacionales por UNLZ.