Que Alicia Kirchner siempre tuvo afinidad con las dictaduras no es una novedad; como no es novedad que Santa Cruz padece un fenómeno no sólo evidente en la isla caribeña, sino también aquí en la provincia que los “K” gobiernan hace más de 30 años: Estado gigante, ineficiente y al servicio de la elite política; y un pueblo sumido en las necesidades. El objetivo de este paradigma que la gobernadora buscó en sus dos mandatos y en el tercero que aspira a conseguir: control social absoluto y “poder” sin control.
Esto es innegable y se puede comprobar con una simple enumeración: el 80 % de los santacruceños tiene relación de dependencia con algún organismo de gobierno, el trabajo independiente o el emprendedurismo es bloqueado o padece trabas que lo hacen inviable, la pobreza es creciente en todas las localidades; y el asistencialismo es otra de los ejes de las políticas “K”. A esto hay que sumarle que la mayoría de los medios de comunicación y periodistas dependen de “pautas oficiales”; o fueron comprados o alquilados por el gobierno, con lo cual la realidad que “venden” es “relato o mentira”.
Este amor por el “modelo cubano” -que virtualmente se mantiene en Santa Cruz – es aún más verificable cuando la gobernadora elogia y pondera al gobierno dictatorial que impusieron los hermanos Castro hace más de medio siglo en la isla, y ella busca imponer definitivamente en nuestra provincia.
Hipocresía y perversión

El paradigma que impera en Santa Cruz se podría sintetizar en el desprecio por los derechos de los ciudadanos y una perversa hipocresía política.
Un ejemplo de esto fueron las palabras de la gobernadora, cuando días atrás recibió en su despacho al embajador cubano Pedro Pablo Prada Quintero y a la Secretaria Encargada de los Asuntos Culturales, Académicos y de Derechos Humanos, Magda Luisa Arias Rivera. La excusa: “festejar” el 50º aniversario de las relaciones ininterrumpidas entre la República de Cuba y la República Argentina.
“La actualidad mundial no hace más que ponernos a reflexionar sobre la necesidad imperiosa de reconstruir otra alternativa de intervención basada en la solidaridad, de respeto a la dignidad plena del hombre, de compromiso por la construcción de un mundo con todos y todas. Ya lo decía Martí: “Patria es Humanidad”, dijo Alicia, imbuida de una suerte de “espíritu” de estadista mundial. Nada más hipócrita que hablar de solidaridad y dignidad, cuando la pobreza medida en la Santa Cruz da sólo en la capital provincial que de 125.507 habitantes (42.898 hogares), 44.007 son pobres (11.260 hogares) y 4.919 son indigentes (1682 hogares); uno de cada 3.
Mientras tanto, el gobierno premia a los gremios “propios” con aumentos discrecionales y castiga con ofensas y ninguneos a los sectores contestatarios que reclaman al menos no perder contra la inflación galopante del gobierno de Alberto y Cristina.
Pero si analizamos las palabras de quien aspira a un tercer mandato en la gobernación, podemos entender claramente el significado de “reconstruir otra alternativa de intervención”. Es decir “retocar” el modelo K para profundizarlo. No tiene

Relaciones carnales

Parecería obvio decirlo, pero de acuerdo a nuestra Constitución Nacional, es el Poder Ejecutivo a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto de Argentina, quien precisamente, establece y define las relaciones con otros Estados. Este no sería el caso de Santa Cruz, que tiene su agenda propia con Cuba – y porque no decirlo con el régimen autocrático de China – y que desde hace tiempo avanza en una “hoja de ruta” que replique este modelo dictatorial castrista.
Sobre esto hay mucho para decir, como por ejemplo que ya existen convenios y pre acuerdos para introducir (¿supuestos?) médicos y profesionales de la salud cubanos en el sistema de salud provincial. Esto no es secreto. El año pasado una “misión” de funcionarios santacruceños fue en plan “vacaciones y gestión” a la isla caribeña y realizó un “tour” por los organismos que el gobierno de Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez (dictador en ejercicio) les quiso mostrar (vender).
Acerca de esto, se informó escuetamente que el Gobierno de Santa Cruz “gestiona capacitaciones e intercambios con Cuba”. Según la comunicación oficial, las reuniones de los enviados se realizaron en el Ministerio de Salud Pública de Cuba y el Ministerio de Educación Superior de la isla para delinear «acciones relacionadas al intercambio de profesionales y a la formación del recurso humano provincial, mediante el dictado de cursos semipresenciales en las áreas de pediatría, maternidad e infancia, salud mental, adicciones, prevención del suicidio y en el fortalecimiento del primer nivel de atención”.
Además, entre los alcances de esa gestión se mencionó la firma de una Carta de Intención con la firma Bio Cuba Farma, para “recibir una potencial asesoría técnica, intercambio de tecnologías, apoyatura en lo relacionado a la producción de fármacos y a la formación profesional”.
En el final de aquel comunicado que pasó casi desapercibido se señalaba también que se firmó un convenio con la prestadora de servicios médicos de Cuba para la “eventual posibilidad de que profesionales cubanos asistan a la provincia de Santa Cruz para poder avanzar en distintas cuestiones que traigan beneficios a nuestras comunidades»; es decir la importación de médicos para que atiendan en hospitales de la provincia.
En este punto, debemos aclarar que estos no son tiempos donde la medicina cubana se destaque por tratamientos o métodos de avanzada y el nivel de sus profesionales es altamente cuestionado por la falta de recursos con los que son formados.
Pero tal vez lo más preocupante es la mención del tema de la “educación”. Es aquí donde la eventual introducción del modelo cubano al sistema de la educación pública provincial debería despertar alarmas. Estamos hablando de un modelo de adoctrinamiento, imposición de conocimientos arbitrarios con un dudoso nivel académico. Todo esto sumado a la falta de información concreta y confiable sobre el sistema de educación imperante en Cuba.

Es cierto que siempre se promocionó la lucha contra el analfabetismo que dio la infame revolución cubana en tiempos de Fidel y el Che; pero eso ocurrió hace medio siglo atrás. A menos que Alicia crea que los niveles de analfabetismo de los chicos y chicas santacruceñas merezcan aplicar “medidas” de aquellas épocas. Habría que preguntarle al gremio de docentes santacruceños (ADOSAC) su opinión sobre estos acercamientos “multilaterales” para aplicar supuestamente mejorar la educación en la provincia.
Sobre la agende bilateral, vale precisar que la visita del diplomático cubano a Río Gallegos tuvo lugar el martes de la semana pasada, y hubo intensas actividades que incluyeron reuniones con el ministro de Salud y Ambiente, Claudio García y con la presidente del Consejo Provincial de Educación, María Cecilia Velázquez.

Gerentes de la pobreza

“Ya casi me olvidaba, pero para mañana van a dar buen pescado”, dice una de las letras más conocidas del “trovador cubano” y poeta propagandístico de la dictadura Castrista, Silvio Rodríguez. Es casi una postal de las dictaduras populistas.
Esta “Semana Santa” en distintas localidades de Santa Cruz pudo verse esta imagen, que bien podría ser un calco de las calles cubanas de los 80 y 90 del siglo pasado, cuando funcionarios del régimen suministraban alimentos a la gente, en medio del racionamiento.
Un conocido refrán dice: “no le des pescado, enséñale a pescar”, como metáfora de la importancia de ofrecer herramientas y oportunidades a los ciudadanos para que logren su propio sustento.
Pero de manera insólita, se anunciaba como si fuera un logro que repartieron 4 mil kilos de merluza.
Para una ciudadanía agobiada por la necesidad, se observó agradecimiento por esta limosna materializada en un kilo y medio de merluza que regalaba el sindicato de camioneros (afín al oficialismo) y desde la municipalidad de Caleta Olivia, entre otras.
En la ciudad del Gorosito, fue la Secretaría de Desarrollo Social la que se ocupó de las entregas gratuitas de bolsitas conteniendo un kilo y medio de merluza. Esta ayuda alimentaria (?) se dio en los tres Centros de Integradores Comunitarios (CIC) que dependen de la comuna y están ubicados en los barrios Centenario, Rotary 23 y 17 de octubre.
Tristeza es la palabra que surge de esta información. No es una anécdota más; es la imagen y la crónica de los niveles de necesidad de la gente y la respuesta retorcida de la elite política y gobernante; al estilo del régimen cubano.