Karin Silvina Hiebaum – International Press

¿Qué es el trastorno límite de la personalidad?
La condición de borderline es muy compleja y angustiante. Dolor, ira, confusión, nunca saber cómo me voy a sentir el minuto siguiente. Sentimiento de incomprensión. Nada me da placer. Deseos de morir y quitarme la vida pero incapaz de hacerlo por un sentimiento de culpa por aquellos a quienes dañaría, para luego sentir mucho enojo por ello hasta llegar a cortarse o tomar una sobredosis para deshacerse de estos sentimientos.

El trastorno de la personalidad limítrofe (borderline) es un trastorno que designa numerosas anomalías psicológicas, generalmente detectadas después de los 18 años, y es caracterizado por una variabilidad de las emociones. El rasgo fundamental de una persona con borderline es que no ha sido capaz de aprender a manejar adecuadamente o asimilar el resentimiento hacia eventos difíciles que le han tocado vivir (como abandono, abuso, divorcio de padres, etc.). Esta imposibilidad da lugar a una inestabilidad significativa en las relaciones interpersonales, en la imagen y la identidad de sí, en las emociones y en la impulsividad.

El término “borderline” (que en español se traduce “caso-límite” o “estado-límite”), tiene sus orígenes en hipótesis psicoanalíticas en las cuales el término designa un tipo de frontera entre la “organización neurótica” y la “organización psicótica”. De acuerdo a esta teoría, el trastorno borderline se basaría en la angustia de la pérdida del objeto y se traduciría en una inseguridad interna constante y en actitudes de poner a prueba al entorno de forma incesante.

Las personas que sufren de borderline suelen presentar patrones altamente inestables de relaciones sociales. Desarrollan apegos intensos pero tormentosos con las personas, sus actitudes hacia la familia, amigos y seres queridos puede dar un giro de idealizarlos mediante una gran admiración y amor, a la absoluta descalificación y desprecio, mediante el enojo intenso y el disgusto.

Estadisticas del trastorno Borderline
‣ Entre 2% o 5% de la población en general presenta TLP.

‣ TLP es más común que la esquizofrenia.

‣ TLP es dos veces má´s común que el trastorno de alimentación de la anorexia.

‣ El 20% de las personas admitidas en hospitales psiquiátricos presenta TLP (más que por depresión mayor).
‣ 10% de los adultos con TLP cometen suicidio.

‣ Una persona con TLP tiene un índice de suicidio 400 veces mayor que el público en general

‣ 33% de los jóvenes que comenten suicidio tienen rasgos de TLP

¿Cómo saber si padezco el trastorno límite de la personalidad?
El diagnóstico del TLP es confirmado cuando por lo menos cinco de los siguientes nueve criterios están presentes (criterios apegados al DSM-IV):

1. Esfuerzos intensos para evitar un abandono real o imaginario.
La persona que sufre de borderline experimenta la ausencia temporal de las personas significativas como un abandono definitivo (de forma similar en que un niño no distingue entre la ausencia temporal de la madre y su “extinción”). Tiende a padecer de depresión severa ante este abandono real o percibido, lo que le ocasiona un gran resentimiento contra los demás o contra el mundo en general. Como consecuencia de esto, se aleja de las personas a pesar de que la soledad le sea muy difícil de tolerar, y termine buscando nuevamente la presencia física de otros.

Cuando están solas, las personas que sufren de TLP tienden a perder la sensación de que existen, del sentimiento de realidad.

2. Relaciones interpersonales intensas e inestables.
Las relaciones interpersonales están marcadas de patrones que pueden dar. la impresión de ser de manipulación hacia otros (pero que no lo son en lo absoluto, ver este artículo en inglés) y de cambios repentinos de actitud extrema hacia los otros, pasando de un momento a otro de la idealización a la descalificación (del apego y la dependencia al aislamiento y la evitación). Esta inestabilidad se debe tanto a una intolerancia a la separación como a un miedo a la intimidad. Ocurre una especie de tensión o corto circuito entre el deseo de acercarse y de ser cuidado, y el miedo a la intimidad, a ser “tragado” o controlado por los demás. Estos sentimientos internos se traducen dramáticamente en relaciones de pareja que pueden ser intensas, cambiantes e inestables.

La persona con borderline tiende a hacer demandas que pueden ser irreales para los demás. Esta demanda es expresada a través de quejas físicas e hipocondría, manifestaciones de debilidad y desamparo, acciones provocadoras y conductas de hacerse daño (incluso gestos o amenazas de suicidio).

Aunque las personas que sufren de borderline son muy sensibles con los otros, para los demás puede parecer que carecen de empatía real. Un hombre con borderline, por ejemplo, puede entrar con frecuencia en relaciones con parejas similares a él, con quienes generará dinámicas de agresión mutua.

Una característica singular de la persona con borderline es que parecería que nunca pertenecería a un club que le acepten a él como miembro. Por ejemplo, Eduardo de 23 años de edad, estudiante de universidad y cuya queja principal en terapia era “necesito una cita con una mujer”; Eduardo es un hombre atractivo con serios problemas interpersonales, ya que tiende a aproximarse a mujeres sumamente inaccesibles. No obstante, en el momento en que es aceptado por una mujer éste la devalúa inmediatamente como no ya deseable.

3. Una marcada y persistente perturbación de la identidad manifestada por una imagen o sentido del yo inestable.
Las personas con borderline carecen de un sentido de identidad estable, de igual forma que carecen de una conceptualización constante de los otros. Esta dificultad de establecer una identidad consistente está relacionada con un sentido prevaleciente de inautenticidad, un sentimiento constante de estar falseando las cosas. La mayoría de nosotros podemos experimentar esta sensación en varios momentos de nuestra vida. Cuando empezamos un nuevo trabajo, por ejemplo, tratamos de dar un aire de conocimiento y confianza, que sabemos que es falso, pero que con el tiempo logramos sentirlo realmente. Una persona con borderline nunca alcanza este punto de confianza. Continua sintiendo que hay algo falso en él y tiene terror de que en algún momento los demás “se den cuenta”. Esto es particularmente notorio cuando una persona con borderline logra un éxito: se siente fuera de lugar, que no lo merece.

La persona con borderline tiende a alterar las situaciones externas y hacer cambios drásticos en el estilo de vida. Un adolescente con borderline, por ejemplo, puede cambiar constantemente de tipo de amigos, incluso la identidad sexual puede ser una fuente de confusión. Algunos autores señalan que hay una incidencia alta de homosexualidad y bisexualidad entre las personalidades con características borderline. Es por esta inestabilidad tanto interna como del estilo de vida que los grupos de culto que prometen aceptación incondicional y un marco social estructurado, son muy atractivos para las personalidades con borderline.

De hecho, gran parte de la autoestima de las personas con borderline la logran a través de impresionar a otros, de modo que agradar a otros se vuelve crítico para amarse a sí mismas.

4. Impulsividad en por lo menos dos áreas potencialmente auto-destructivas: abuso de sustancias, promiscuidad sexual, adicción a apuestas,gasto excesivo de dinero, comida excesiva, manejo temerario, hurto.
Las conductas de las personas con borderline tienden a ser repentinas y contradictorias, ya que son resultado de sentimientos fuertes y momentáneos. Existe en ellos una tendencia a repetir errores similares una y otra vez, como si se careciera de la capacidad de aprender de la experiencia pasada.

5. Amenazas, gestos y conductas suicidas recurrentes, o conductas de auto-mutilación.
Aproximadamente el 75% de las personas con borderline tienen una historia de auto-mutilación, y la gran mayoría de ellos han realizado por lo menos un intento de suicidio. En muchas ocasiones, las amenazas frecuentes de suicidio no se relacionan con un deseo de morir sino con una manera de comunicar dolor y deben entenderse como una solicitud a los otros de que intervengan (y bajo ningún motivo debe entenderse como una manipulación).

Esta conducta suicida es uno de los síntomas más difíciles de afrontar para la familia y los terapeutas: prestarles atención puede resultar en una interminable serie de confrontaciones improductivas; pero ignorarles puede resultar en la muerte.

Es más, aunque la mayoría de los síntomas que definen el criterio para el trastorno limítrofe de la personalidad disminuyen con el tiempo, el riesgo de suicidio persiste durante todo el ciclo de vida. Las personas con borderline que fueron víctimas de abuso sexual en la infancia son diez veces más propensos al intento de suicidio.

La auto-mutilación, a excepción cuando está claramente asociada a la psicosis, es el sello distintivo del TLP. La auto-mutilación puede adquirir la forma de heridas auto infringidas en los genitales, en las extremidades o en el torso. Las navajas, las tijeras, las propias uñas y los cigarrillos encendidos son los instrumentos más comunes utilizados para hacerse daño.

Muchas personas con borderline niegan sentir dolor cuando se auto-mutilan. Incluso algunos expresan una euforia calma después de hacerlo. Antes de auto-mutilarse, pueden experimentar una gran tensión, enojo, una tristeza abrumadora; después de la auto-mutilación puede experimentarse un alivio de la ansiedad.

6. Cambios de humor radicales.
Las personas con borderline presentan una inestabilidad emocional en la que pasan cambios severos de depresión, irritabilidad o ansiedad, que duran usualmente algunas horas, y menos frecuentemente algunos días.

Su humor de base no es usualmente calmo y controlado, sino más bien hiperactivo, incontenible, pesimista y con cierta depresión.

7. Sentimientos crónicos de vacío.
Debido a la falta de un sentido de identidad, las personas con borderline tienden a experimentar una soledad dolorosa que los motiva a buscar maneras de llenar estos vacíos. Estos intentos generalmente resultan en aventuras impulsivas relacionadas con actos destructivos y relaciones decepcionantes.

Con frecuencia las personas con borderlines experimentan una especie de angustia existencial, lo que puede ser uno de los obstáculos más difíciles en el tratamiento puesto que absorbe la energía motivacional para “estar bien”.

8. Ira intensa, falta de control de la ira, peleas físicas recurrentes.
Conjuntamente con la inestabilidad emocional, la ira es el síntoma más persistente del trastorno límite de la personalidad a lo largo del tiempo.

Las explosiones de furia de las personas con borderline son tan impredecibles como aterradoras. Las escenas violentas son desproporcionadas con respecto a las frustraciones que las detonan. Peleas domésticas que terminan con lanzamiento de objetos son comunes manifestaciones de la ira de la persona con borderline. Si bien una explosión de furia puede ser detonado por una ofensa, usualmente trivial, detrás de esta chispa yace un arsenal de miedo a la amenaza de abandono o decepción. Esta furia es usualmente dirigida a las personas con quienes tiene una relación cercana, como el esposo, los niños o los padres.

La furia de las personas con borderline puede significar una súplica de ayuda, una prueba de devoción o un miedo a la intimidad.

9. Pensamientos paranoicos relacionados con el estrés o síntomas de disociación severa.
Las experiencias psicóticas más comunes para las personas con borderline son los sentimientos de irrealidad y los delirios paranoides. Los sentimientos de irrealidad se refieren a una disociación de las percepciones usuales. Por ejemplo, el individuo o los individuos que están alrededor parecen irreales. Estas distorsiones en la percepción puede incluir cualquiera de los cinco sentidos.

Para las demás personas, la psicosis que presenta una persona con borderline puede parecer una psicosis cualquiera. La diferencia principal con los psicóticos es la duración: en cuestión de horas o días estás rupturas con la realidad desaparecen, en la medida en que la persona hace reajustes a su funcionalidad usual, a diferencia de otras formas de psicosis.