Por Jorge Sanchez*

Lo bueno de leer a un viejo docente es que seguimos aprendiendo. Sus invitaciones a pensar suelen disparar opciones a aquello que una vez trabajamos en clase. Aun cuando la historia nos haya puesto en las antípodas. Meditarlas es condición del cambio. Reflexiones breves como esta que se ofrece al lector, el primer paso.

Los argumentos neomarxistas entretanto, acostumbran a culpar por las desgracias compartidas en Argentina a lo que sindican como enfoques neoliberales de políticas públicas. Puede que generar alternativas concretas de acción requiera incluir en el análisis otras consideraciones. Finalmente, esa parece ser la contribución efectiva de aquellas lecturas.

Hemos de reconocer que los procesos económicos son la resultante de las instituciones moldeadas por el sistema político. En general son ellas las que reglan el intercambio en el mercado y la empresarialidad misma, tanto como la distribución de poder en la sociedad de cada momento. Son de evolución histórica, lo que configura oportunidades de cambio en el tiempo. Desde 1983 al menos, nuestro sistema político se ha orientado esencialmente a la captura de rentas del estado como medio de acumulación de riqueza en lugar de la competencia en mercados abiertos.

La naturaleza del estado argentino es del tipo capturado. Se trata del botín de grupos de perpetradores que indistintamente de su filiación política siguen su interés por apropiarse de los recursos públicos y los símbolos de poder estatal para sus proyectos privados. Alternativamente operan otros en la pretensión de influir las decisiones públicas como método de acumulación de riquezas.

En el tiempo y mal que nos pese hemos concebido una oligarquía que sustrae sistemáticamente recursos de la sociedad civil para apropiarlos canalizandolos en el gasto público, los sobreprecios de las compras estatales, los impuestos confiscatorios, caprichosas exacciones y en definitiva el descalabro fiscal. Su dinámica de usufructo finalmente la ha disociado completamente de las necesidades y preferencias sociales. Se ha vuelto a todas luces infinanciable. Esto es independiente de si sus actores son oficialistas usufructuando el poder estatal u opositores disputándolo.

En el punto que transitamos la insatisfacción es generalizada. Han disuelto su legitimidad de desempeño. Las carencias sociales se han vuelto trágicas. El doloroso proceso que transitamos es de naturaleza volátil, incierta y definitivamente pauperizante. Pero precisamente por agobiante ofrece oportunidades de cambio por la vía de la representación social. Está claro que no será rápido, ni se liquidará en un par de turnos electorales. Las preferencias son siempre cambiantes y hasta contradictorias.

El trance de indignación por tanta obscenidad promueve ofertas electorales cuyos fundamentos conceptuales se soportan en el supuesto de la imposibilidad del estado para proveer una aceptable coordinación social. Puede que estemos asistiendo al agotamiento de una oligarquía que demoniza su contestación como defensa corporativa.

Su reemplazo por una nueva elite obligará a la sociedad a mejores controles para evitar su transmutación en nuevas oligarquías de perpetradores dirigiendo burocracias disfuncionales. No necesitamos que alguien gobierne ninguna ciudad, provincia o la nación. Necesitamos instituciones que representen a los mandantes. Se impone construir poder de abajo hacia arriba. No al revés. Tal, nuestro desafío.

*Jorge Sánchez es Consultor Asociado en Claves ICSA Master of Business Administration por Broward International University, Diplomado en Políticas Públicas por UNPSJB, Diplomado en Economía Austríaca por ESEADE y en Negocios Internacionales por UNLZ. Las imágenes son producciones artísticas de Mauro Esains.

Una opinión sobre “Nadie que nos gobierne, Instituciones que nos representen

  1. Resumiendo… Hay que volver al origen. Al porqué tenemos (gobiernos y politicos) administraciones… Nos reunimos en comunidades, pequeñas o grandes porque solos no nos auto abastecemos. Mientras trabajamos satisfaciendo necesidades personales y aportamos para las de todos(caminos luz, educacion, salud, seguridad, caminos etc). Todo bien mientras no entran en juego ideologías, egos, corruptos… Por eso hace falta un concejo de vecinos que controle que los representantes elegidos entre todos cumplan su cometido.y también para ir incorporando los nuevos requerimientos de una población en crecimiento.
    Sería muy fácil! Siempre y cuando haya reflexión y sentido común
    Estamos en un mundo que avanza demasiado rápido y no se piensa en todos. No debería existir el pobre sino existe el corrupto.
    Elegir a conciencia a quien nos represente! Eso es dificil…

Los comentarios están cerrados.