Es uno de los conceptos más comunes dentro de la política: cambiar para que nada cambie; o hacer algo para que todo siga igual.
Eso es el “gatopardismo” (para quien no conoce el término) que proviene de la descripción de la política de los nobles europeos que pretendían mantener sus feudos y privilegios ante el inminente cambio de régimen político.
Eso es lo que hoy se ve, como nunca en nuestra provincia: “gatopardismo a full”.

Pero para que eso ocurra, los ideólogos deben tener empleados fieles y secuaces que les permitan “hacer como” si dieran un paso al costado, cuando en realidad reafirmaban su condición de poderosos.
Los nobles europeos impulsaban a sus “sirvientes” en las Cortes en puestos administrativos y los hacían ascender en la escala social como burgueses comerciantes; pero siempre bajo el control de estos poderosos con privilegios.
Alguna similitud con la realidad en Santa Cruz, “no es mera coincidencia”. Si se tratara de una ficción serían Pablo Grasso y Javier Belloni, sumado a sus adláteres; los serviles que responden a las ordenes de los poderosos; la familia Kirchner.
Pero en nuestra provincia, esto no es una ficción es la pura realidad de la política que sostienen en desde hace más de 30 años y que se sintetiza en una provincia rica, con ciudadanos pobres.
No es nuevo, ya lo había hecho el fallecido Néstor Kirchner en los ’90, cuando para sostener sus núcleos de poder ideo el slogan “el cambio dentro del cambio”, logrando no sólo su re elección indefinida, sino además tomando el control de la Legislatura y la Justicia.
Ahora, tres décadas después, cuando la familia Kirchner ve “peligrar” sus dominios, apela a esa vieja estrategia, y “sube al ring” a los funcionarios que considera que les serán fieles; mientras intenta “comprar voluntades” de un pueblo empobrecido.
En este escenario es donde Grasso y Belloni saldrán a buscar “votos” mientras que con la enorme estructura el Estado provincial y los recursos de sus municipios esperan “repartir” lo que haga falta.
Es la lógica de una provincia con mas de un 75 por ciento de trabajadores que dependen del Estado, y de miles de familias que viven al límite de la pobreza (gracias a las políticas actuales) y que apenas sobreviven.
Sin desarrollo para que crezca el empleo, sin educación, sin servicios básicos; y casi sin esperanzas; los santacruceños volveremos a escuchar las promesas (mentiras) de que ahora van a hacer lo que no hicieron en 30 años; porque son otros, aunque sean los mismos.

Candidatos serviles

Los candidatos oficialistas del Frente de Todo son tan “serviles” que no les tiembla la voz cuando tienen que salir a pedir disculpas por el estado en el que está Santa Cruz.
Grasso, en Caleta Olivia, diciendo que “la ciudad tiene potencial” y que “ahora sí” se va a desarrollar. O su candidato a vice, Javier Castro afirmando que: “la única manera de torcer el rumbo es con él (Grasso) , porque es un militante que viene de las bases y con el que vamos a encontrar la solución en estos tiempos difíciles”. Estas declaraciones exponen la fragilidad de su discurso.
Ni hablar de Belloni, que dice pretender exportar a todas las localidades de la provincial el “modelo” Calafate; cuando todos sabemos que esa ciudad creció al abrigo de los fondos desiguales que recibe ante el resto de los municipios empobrecidos y castigados.
De todos modos, haber admitido que “hay que torcer el rumbo”, demuestra también que ni ellos mismos pueden ocultar que la realidad de Santa Cruz producto de una mediocre y fallida gestión de Alicia Kirchner; y eso los pone un poco mas atrás de la línea de largada en la campaña.
Es, que para hacer pie en una campaña electoral incierta y de pocas semanas, serán los candidatos del Frente de Todos ellos quienes deban salir a “hacerse” cargo de la pésima gestión del gobierno. Hasta eso ocurre en Santa Cruz, los candidatos oficialistas piden “perdón” por el abandono que viven los santacruceños y el gobierno ni se inmuta.

Asqueados de promesas

De el concepto, “gatoparismo” también surge el “efecto “Lampedusa” que es el Estado en donde se desarrolla la trama de la novela de Giuseppe Tomassi – una suerte de Maquiavelo, escribiendo los Consejos al Príncipe); y que se refiere a la filosofía de quienes piensan que “es preciso hacer las cosas de modo que algo varíe para que lo demás permanezca intocado en la organización social.
“Se refiere a reformas meramente cosméticas, ociosas o de distracción que se proponen para mantener incólumes los privilegios sociales y económicos de los manipuladores de esas reformas superficiales”, explica el politólogo Rodrigo Borja.
Esto es lo que está ocurriendo en nuestra provincia: la campaña estará plagada por promesas de cambios de rumbo y de “novedades” que el modelo “K”, no tiene interés en implementar.
“Nosotros en la ciudad de Río Gallegos estamos en permanente movimiento y esto lo queremos llevar a toda la provincia de Santa Cruz”, dice Grasso en la ciudad que gestiona Fernando Cotillo, sin que a ninguno de los dos se le “caiga” la cara de vergüenza. Uno por tener que escuchar marcada decadencia de la localidad anfitriona y el otro por hablar de una ciudad capital que maneja millones que sólo se han aplicado a cambios “cosméticos” en la zona céntrica, mientras en los barrios se pisa barro de cloacas desbordadas o de calles anegadas, donde no pasa “nunca” una máquina, y en donde las casas precarias de chapa y algunos ladrillos siguen esperando los servicios prometidos en la campaña anterior.
Del mismo modo; Belloni habla de caras nuevas, de dirigencia comprometida, mientras se rodea de Daniel Peralta o Mauricio Gómez Bull (por mencionar a algunos de los funcionarios que fueron y son parte del staff permanente del Kirchnerismo). “Hemos trabajado para lograr el mejor consenso y basado en los mejores dirigentes, pero no tan solo en eso, sino en el consenso en las ideas para esta provincia que viene”, afirma, mientras lo acompañan los mismos que están ahora al servicio de Alicia. Más aún, sin ningún tipo de vergüenza afirma: “Creemos que nos merecemos una provincia totalmente distinta”.
Alguien debería avisarle a los candidatos del oficialismo que “se nota mucho” y que “cuando hagan actos fuera de “sus” municipios privilegiados, llegarán a localidades donde los vecinos están “hastiados y asqueados” de las promesas de campaña.
En definitiva; Grasso y Belloni, salieron a recorrer la provincia – para hacer el trabajo encomendado – con un gran despliegue de recursos, promesas; con un nuevo “merchandising” y con boletas que no llevarán el apellido Kirchner; solo para esconder o tratar de esconder que buscan un resultado que logre sostener a quines nos gobiernan hace tres décadas.