En el día de San Cayetano, miles de fieles se acercaron al Santuario que está en el barrio porteño de Liniers para rendir homenaje, pedir y agradecer al “patrono del pan y del trabajo”.
Como ocurre todos los años, una larga fila de fieles esperaba su turno para ingresar a la iglesia de la calle Cuzco 150, donde anoche se celebró la vigilia con fuegos artificiales y un festival de música.
La misa del día previo se realizó a las 18 y estuvo presidida por monseñor Gustavo Oscar Carrara, recientemente designado como vicario general porteño por el flamante Arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva.
“Este Santuario se va a convertir mañana en el corazón de un pueblo que hoy pide paz y trabajo, será mañana una caja de resonancia para todo el país”, había anticipado en su homilía monseñor Carrara.
Desde el primer minuto de este lunes, se abrieron las puertas del templo, en medio de campanas, para dar paso a los fieles en una nueva conmemoración de San Cayetano.

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La Misa Central tuvo lugar a partir de las 11 y estuvo presidida por el arzobispo de Buenos Aires, García Cuerva.
En tanto, la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) llevó adelante la bendición de herramientas y ofrendas de sus diferentes ramas a las 10.30, en el cruce de la calle Cuzco y la avenida Rivadavia.

“No existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo a su pueblo”

Encabezando la tradicional homilía por San Cayetano, el Arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva, instó a los presentes a que no se conformasen con lo que tienen, sino que busquen pedir por más pan y más trabajo.
“Por más que muchos tienen trabajo, no alcanza, no hay bolsillo que alcance”, recalcó García Cuerva.
La de este lunes fue la primera celebración masiva que protagonizó el Arzobispo, tras su asunción en el cargo, el pasado 15 de julio.
“Soñemos con más y mejor trabajo para todos y todas porque no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo a su pueblo”, agregó.
A posteriori, hizo hincapié en las personas que trabajan en negro: “Cuántos hermanos viven situaciones de precariedad: trabajo mal pago, trabajo en negro, trabajo esclavo que aleja de familiares y amigos; y donde, además, lo que te llevas al bolsillo se lo come la maldita inflación”.
Entre los pedidos del Arzobispo de “un trabajo digno y bien remunerado”, también sumó el de pedir “paz para nuestro pueblo atravesado por la violencia de la inseguridad social y económica; la inseguridad de no tener un futuro alentador, ni esperanzas para los hijos y nietos. Le pedimos políticas públicas que reconozcan el esfuerzo y la actividad de tantos hermanos que se desloman todos”.
“Aunque muchos tienen trabajo, no alcanza. Los alimentos, como todo, aumentan, y como decía mi abuelo: ‘No hay bolsillo que alcance’. Y le pedimos a San Cayetano, mejor pan, porque tampoco nos podemos resignar a que nuestros chicos y familias más pobres vivan a polenta, fideos y arroz”.

 

 

(Via Pais)