Un análisis superficial ya es más de lo que pueden resistir los datos de fallecidos en la guerra que ofrece Hamás y compran casi todos los medios.

No es la primera vez y, si por desgracia Hamás sobrevive a esta guerra, no será la última: la organización terrorista ha ofrecido siempre cifras completamente disparatadas y manipuladas de las víctimas que producen los conflictos con Israel que ella misma provoca y, como es lógico, esta guerra tras el macroatentado del 7 de octubre no es una excepción.

Y es que ya no sólo los medios de comunicación, que nos tienen acostumbrados a una falta notable de rigor y a los que las cifras de Hamás les sirven para apuntalar sus argumentos antiisraelíes –cuando no directamente antisemitas–, es que en esta ocasión hasta los gobiernos o las instituciones internacionales han dado por buenos estos números. Entre ellos, por supuesto, el de Pedro Sánchez.

Pero estas cifras tienen evidentes problemas, empezando por uno fundamental al que nadie parece dar mayor importancia: son ofrecidas por una feroz dictadura que, como todas las demás, usa la propaganda como un arma de guerra. Porque, además, nadie fiscaliza estos datos: aparecen en los medios tal y como los publica el supuesto “Ministerio de Salud” del gobierno de la banda terrorista y, en la mayor parte de las ocasiones, sin tan siquiera aclarar en el titular que se trata de información de una de las partes.

El caso del hospital de Al-Ahli

Ni siquiera es necesario remontarse a otros conflictos anteriores para ver cómo Hamás miente sobre los fallecidos en Gaza: lo hizo de forma escandalosa el pasado 17 de octubre, después de que un proyectil cayese en el hospital Al-Ahli, al norte de la Franja.

Inmediatamente, medios de comunicación de todo el mundo daban la noticia con dos elementos claros en el titular: Israel ha bombardeado un hospital y la cifra de víctimas es de “al menos 500 muertos”, una frase que repetían periódicos, televisiones y radios sin cuestionarse siquiera el hecho de que estábamos ante recuento de fallecidos en un atentado más rápido de la historia.

Pero la noticia dio días después un giro sorprendente, al menos para algunos: el misil que había provocado la masacre no era israelí sino que había sido lanzado por uno de los grupos terroristas de la Franja de Gaza, la Yihad Islámica. Y en cuanto cambió el signo del perpetrador del crimen, cientos de muertos desaparecieron de forma mágica: el balance final de aquel impacto fue de unas decenas de fallecidos, una cifra tan poco fiable como la primera, ya que lo verdaderamente significativo es la diferencia entre ambas.

¿Dos tercios de víctimas civiles?

Otro de los grandes problemas que restan credibilidad a las cifras de Hamás es, precisamente, lo que todo el mundo está repitiendo: el enorme porcentaje de los fallecidos que serían niños y mujeres, es decir, víctimas civiles.

En la última actualización de estos datos que se puede ver en la web de la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios –que por supuesto cita a Hamás sin ninguna prevención– se habla de 16.248 fallecidos, de los que 4.885 serían mujeres y 7.112 niños. Es decir, que sólo un 30% de los muertos serían hombres en condiciones de empuñar armas.

Hay dos factores que, una vez tenidos en cuenta, descartan por completo ese porcentaje superior al 70% de víctimas civiles: el primero que ya hace semanas que hay enfrentamientos directos entre las unidades terrestres del ejército israelí y los terroristas, cara a cara y en los espacios reducidos de una guerra urbana en la que es obvio que hay bajas colaterales, pero no pueden ser la mayoría.

Y el segundo que, por mucho que la propaganda de la propia Hamás y sus aliados se empeñe en afirmar lo contrario, los bombardeos de las Fuerzas de Defensa de Israel (IDF, por sus siglas en inglés) son siempre dirigidos a objetivos concretos, basados en una sólida información de inteligencia y limitados a necesidades militares muy claras y, encima, lo normal es que se avise a los residentes de que se va a atacar un edificio concreto. Así, por muy devastadores que acaben resultando en conjunto, es imposible que conlleven tal porcentaje de víctimas civiles.

Las mentiras de Hamás, expuestas

Pero además de todo lo anterior, un análisis detallado de los propios datos de Hamás revela como estos se han ido manipulando de forma descarada. Es lo que ha hecho un usuario de X, la red social antes llamada Twitter, en un hilo que ha tenido un espectacular éxito.

En él analiza las inconsistencias que los datos han tenido día a día, por ejemplo, en los del 19 de octubre el total de muertos pasó de 3.478 a 3.785, es decir, 307 más. Sin embargo, la cifra de niños fallecidos crece en ese mismo día en 671 –de 853 a 1.524–. No hubo ninguna explicación ni, por supuesto, ninguna rectificación, el dato se convirtió en el oficial y los siguientes día la subida fue a partir de esa cifra.

¿Un problema puntual? ¿Una rectificación hecha un día concreto? No, justo una semana después volvía a repetirse una operación similar: el 26 de octubre el total de muertes por la ofensiva israelí pasaba de 6.547 a 7.028, es decir 481 más. Sin embargo el de mujeres y niños fallecidos daba otro salto de nada más y nada menos que de 626, pasando de 3.996 a 4.622. Y de nuevo ocurría algo similar el 29 de octubre: mientras que el total de muertos crecía en 302, el de niños y mujeres fallecidas lo hacía en 328.

Otros días la manipulación ha sido sólo algo menos grosera: el 31 de octubre –precisamente el día en el que habían empezado los combates terrestres– Hamás reportaba que sólo seis hombres adultos habían fallecido, mientras que el siete de noviembre todavía fue mejor: eran nada más que cuatro.

El milagro de la resurrección de los hombres

El mismo usuario de X incluía un nuevo hilo con manipulaciones cada vez más grotescas que llegaban a lo milagroso: ya no es que las cifras de mujeres y niños fallecidos superen a las de los fallecidos totales, es que los hombres empiezan a resucitar.

Es literalmente lo que tendríamos que creer a tenor de las cifras publicadas por Hamás si comparamos las del dos de diciembre, cuando habían fallecido en la guerra 4.563 hombres, con las del día 5 de este mes, en el que para elevar todavía más el porcentaje de mujeres y niños en el total de las bajas el dato de hombres fallecidos se reducía a 4.251.

Estas groseras manipulaciones son lo que permite a la organización terrorista seguir proclamando que el porcentaje de bajas civiles no deja de crecer, de hecho habría pasado de un 60% en las primeras cifras ofrecidas a casi el 74% ahora. Por supuesto, esto no puede sostenerse si se tiene en cuenta que desde la primera respuesta israelí en octubre hasta ahora se ha iniciado la invasión terrestre y, sobre todo, se ha facilitado la evacuación de cientos de miles de personas de las zonas con más combates a áreas más seguras al sur de la Franja de Gaza.

En resumen, las propias cifras de Hamás demuestran que son falsas, con sus subidas y bajadas y, sobre todo, con su absoluta inconsistencia que incluye hasta resurrecciones. Y, hay que recordarlo una vez más, estos datos evidentemente trucados son los que ha bendecido toda la prensa internacional y aquellos en los que se ampara Pedro Sánchez para su política crecientemente antisemita.

Una opinión sobre “Demostrado (una vez más): las cifras de muertos en Gaza que da Hamás son una MENTIRA

  1. Esta cuestión de los datos estadísticos en las guerras son típicos de la propaganda bélica. Se usan para hacer quedar mal al enemigo, como genocidas y desalmados. El artículo es muy claro. Los números no cierran por ningún lado.

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