Pero, en el diseño gubernamental de Milei muchos no lo entienden con claridad. Dentro de Casa Rosada, todos están poniendo el ojo en el recién llegado secretario de Medios, Eduardo Serenellini.”Este tipo está loco, se cree que es el Presidente, hace cosas que no son de su competencia, tiene un agrande que no banca nadie y, encima lo desafía permanentemente a Santiago”, aseguran con preocupación y sorpresa los que entienden la lógica de funcionamiento del gobierno.

“Hasta acá, no designó ningún funcionario útil, se trajo dos o tres tipos que no saben donde están parados y que son, claramente, amigotes y nada más. Hay uno que es su mano derecha, que es un productor de radio, imagínate, sabe llamar gente por teléfono y ponerla al aire. El tipo que puso a manejar la guita y la administración del área es uno que en la gestión anterior se trajo Juan Ross (el secretario en la última etapa de Alberto Fernández) de Télam y que había estado ahí los últimos 30 años, se metió un burócrata de la empresa estatal más inútil del país adentro”, explica otra fuente, y agrega: “Y, además, organizó toda clase de reuniones que no tienen nada que ver con el área. Asociaciones de banqueros, de empresarios, productores agropecuarios, nada que ver con la comunicación, esta usando la Casa de Gobierno para sus negocios personales, es descarado”, concluyó.

La realidad es que la hiperactividad en un rol poco convencional para un funcionario de su área de incumbencia ya es la comidilla de toda la Rosada y, por cierto, es bien conocida por Caputo que, dicen, no lo soporta más y que puso al tanto al Presidente y a Karina, que, aseguran, “se lo montó en un huevo”.

El viernes, circuló por todos los WhatsApp del Gobierno un artículo de una publicación muy de nicho, del segmento agropecuario, que se tituló “¿Quién es Eduardo Serenellini? El funcionario de Milei que, si bien no podrá resolver ninguno de los problemas del campo, al menos presta la oreja ante la angustia oral de los ruralistas”.

En el artículo se destaca que: “Nicolás Pino, el presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA), estuvo el martes reunido con este funcionario, lo mismo que Elbio Laucirica, titular de Coninagro. Mientras tanto, el presidente de la Federación Agraria, Carlos Achetoni, mantuvo audiencia este viernes temprano. En todos los casos, según sus propios relatos, los dirigentes rurales no solicitaron esa audiencia sino que fueron invitados. Todos ellos asistieron a Casa Rosada entre entusiastas e intrigados”. Este cronista chequeó la información con dos de los protagonistas mencionados, la cosa fue realmente así.

¿Qué hay detrás de estás reuniones?

Pocos lo saben, pero todos sospechan que es una búsqueda de posicionamiento personal del funcionario que no conoce su rol, pero que quiere darse una base de sustentación empresaria, ignorando que está poniendo un volcán en erupción. “O desafiando, ojo, es ese tipo de persona, cree que se las sabe todas y que le puede torcer el brazo a cualquiera”, dicen en Gobierno, donde casi nadie soporta su altanero comportamiento, algo que sería irrelevante si Caputo y, al parecer, también Karina, no hubiesen posado su mira sobre el funcionario.

No puede olvidarse que, “el arquitecto” debió ceder a una persona de su máxima confianza en el mismo cargo hace solamente un par de semanas. Belén Stettler, consultora en Comunicación y de su máxima confianza, se fue a su casa para darle espacio de Serenellini. Milei se lo pidió a Caputo y, por cierto, este accedió de buen grado, pero el periodista, lejos de cumplir con las expectativas, está tomando un rol que nadie entiende y que todos sospechan que tiene un cariz de “negocios personales”.

El regreso de Milei desde Davos y el éxito de Caputo en las negociaciones en el Congreso que puede materializarse esta semana y, detrás de ellos, generar que vuelva a haber novedades en el área de Comunicación del Gobierno en los próximos días. Alguien muy cercano al Presidente graficó la situación: “Mirálo a Francos. Le pusieron a Santi en la negociación con los diputados que estaba llevando él y ni chistó, se sujetó a lo que el pibe decía y lo siguió en todo. Eso es saber quién manda. Serenellini le quiere mojar la oreja, está loquito”, describió la fuente planteando un final sombrío para el periodista que construyó su personaje desafiante en la pantalla de Canal 26.