• La secretaria general de la Presidencia y hermana del Presidente aparece en una sociedad junto a sus padres, entre 2018 y 2022. La operación inmobiliaria para invertir en el extranjero terminó con un proceso judicial por deudas hipotecarias y una condena a su padre, Norberto Milei. A pesar de las inversiones, la funcionaria declaró el patrimonio más austero del Gabinete. Ante la consulta periodística, el vocero presidencial respondió que “no se tiene presente” que las propiedades o la sociedad haya sido declarada ante la AFIP.

Dos años antes de asumir como secretaria general de la Presidencia y declarar el patrimonio más austero del Gabinete, Karina Milei manejó una sociedad en Florida que compró al menos cuatro propiedades por cerca de US$2,7 millones, según consta en documentos oficiales que revisaron durante los últimos meses La Nación.

La sociedad manejada por Karina Milei y sus padres, Norberto y Alicia, adquirió los departamentos en Miami entre 2018 y 2019. La compañía era estadounidense y se denominó Alkary Investments LLC. Los tres familiares aparecieron como directivos de esa firma, cuyo nombre es el acrónimo de “Alicia” y “Kary”, según los documentos provistos por Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP). Ante la consulta del equipo periodístico sobre si Alkary Investments fue declarada ante la AFIP, el vocero presidencial, Manuel Adorni, respondió en nombre de Karina Milei: “No se verificó esto”, “no se tiene presente”.  

Los planes financieros de los Milei cambiaron entre 2021 y 2022, cuando el mundo sentía el cimbronazo por la pandemia del Covid-19 y, por otro lado, Javier Milei ya se había lanzado en su carrera política.

Alkary Investments dejó de pagar los créditos hipotecarios, que serían cuatro, lo que motivó demandas judiciales en Estados Unidos contra Norberto Milei y la sociedad, según registros judiciales del condado de Broward y Miami Dade. Los reclamos en los tribunales sólo se cerraron cuando los Milei vendieron esas propiedades por poco más de US$2,3 millones –de acuerdo a los documentos públicos– y cancelaron las deudas que habían defaulteado. El último departamento fue vendido cuando Javier Milei ya había asumido como diputado nacional.  

Los documentos revisados por MasPrensa, La Nación y el CLIP no permiten conocer si la familia Milei obtuvo ganancias de su incursión estadounidense o si, por el contrario, pese a haber alquilado al menos uno de esos inmuebles, terminó con las cuentas en rojo. Tampoco precisan si la hermana del Presidente aportó dinero a las operaciones en el estado de Florida o si incluso retiró fondos tras la venta de las inversiones inmobiliarias. El vocero Adorni respondió que Karina Milei “sólo figura en la sociedad por una decisión familiar” y que “ella no hizo ningún aporte de capital”. “Por pedido de Norberto Milei, Karina y Alicia figuraban como parte de la sociedad para que cualquiera de los tres tuviese atribuciones para manejar las inversiones”, agregó.

Alkary Investments habría desembolsado cerca de US$1 millón para adquirir esos inmuebles, capital que se combinó con las hipotecas, según surge de los precios de compra de las propiedades disponibles en los registros oficiales de los condados de Miami Dade y Broward y de los montos de cada hipoteca, que también constan en documentos disponibles. Consultado por este equipo periodístico, Adorni replicó que “el monto lo pueden ver en el mismo lugar donde encontraron la información de los cuatro departamentos”.

Las cifras que la familia movió en Estados Unidos, sin embargo, están muy lejos de las que Karina Milei, la funcionaria con más poder del Gobierno, presentó ante la Oficina Anticorrupción. La secretaria general de la Presidencia informó un patrimonio de apenas $1,7 millón, una cifra menos a US$2.000, el más austero del Gabinete. Declaró ser propietaria de una casa en Vicente López de 150 metros cuadrados, que recibió en 2011 como adelanto de herencia y que valuó en $1,4 millón. Pero no informó departamentos, acciones, dinero en efectivo ni cuentas bancarias fuera de la Argentina. 

Los padres del presidente Javier Milei, Alicia Lucich y Karina Milei. NA

Antes de desembarcar en la Casa Rosada, Karina Milei estaba vinculada al desarrollo profesional de su padre. Norberto Milei fue presidente, al menos entre 2004 y 2005, de Rocaraza SA, Teniente General Roca SA y Francisco de Viedma SA. El padre del Presidente compartió estas empresas con José Faijá, uno de los grandes empresarios del transporte de colectivos, dueño del Grupo Dota. Este holding, que está integrado por decenas de empresas del sector, es una de las compañías que más fue beneficiada con subsidios estatales al transporte de colectivos durante las últimas dos décadas. 

Las empresas familiares

Karina Milei ya había ocupado roles en las empresas de su padre registradas en Argentina. Norberto Milei, 81 años, conocido como “Beto” en el sector del transporte, había sido conductor de colectivos de la línea 111 y 21, entre otras, antes de convertirse en empresario del transporte. Y luego se dedicó a otras actividades, como la agropecuaria y financiera. 

Las firmas de Karina Milei y sus padres en una de las hipotecas.

A diferencia de Javier, Karina sí tuvo un rol en el entramado empresarial de la familia. La funcionaria figuró en 2007 como directiva de Neumáticos Acassuso SRL, una compañía de servicios de neumáticos y lubricentro, un rubro complementario al negocio de los colectivos. Norberto compró Campo La Ponderosa SA en 2008 y Karina volvió a aparecer, esta vez con un cargo directivo en dicha firma en 2015. Ese mismo año comenzó la incursión en Estados Unidos. 

Alkary Investments fue creada en Florida, Estados Unidos, en enero de 2015, con el cepo cambiario todavía vigente. La hermana, el padre y la madre del presidente argentino integraron el directorio junto a Javier Guezikaraian, un agente inmobiliario nacido en la Argentina pero residente en el estado de Florida, que mantiene una fluida relación con la familia.

Karina fue clave en la operación: cuando decidieron invertir, los Milei llamaron a Guezikaraian, un viejo amigo suyo de la facultad. La hermana del presidente lo conoció cuando cursaban algunas materias juntos en la UADE. Ella estudiaba la licenciatura en Relaciones Públicas y Comunicación; él, una licenciatura en Comercialización.  “Los une una amistad de más de 30 años”, dijo el vocero de la Presidencia.

Karina y Guezikaraian siguen en contacto. De hecho, volvieron a verse en abril último durante la visita de los hermanos Milei a Estados Unidos, según pudo reconstruir esta investigación. Fuentes cercanas a la operación detallaron que “Beto” Milei invirtió en Florida parte del dinero obtenido tras la venta de sus empresas de colectivos con el fin de alquilarlos y, así, obtener una renta. Adorni lo ratificó en su respuesta en nombre de Karina Milei: “El origen de los fondos fue la venta de empresas de Norberto Milei”. También afirmó que los departamentos fueron “vendidos y liquidados ya que la idea era ponerlos en alquiler para que no generen gastos” pero “la pandemia devino en la cancelación de reservas y alquileres, por lo que nunca generaron ingresos”. “Ante la imposibilidad de poder hacer frente a los gastos que originaban, Norberto decidió la liquidación inmediata”, explicó el vocero presidencial.

A diferencia del Presidente (53 años), Karina (51) siempre se mantuvo más próxima a sus padres, Alicia (73) y “Beto” (81). El vínculo entre Javier y sus “progenitores”, como los llamaba durante los años en que –según él– no se dirigían la palabra, sólo se restableció en los meses previos a la pandemia de 2020, por intervención de su hermana y el economista Diego Giacomini.

Las primeras operaciones inmobiliarias de Alkary en Estados Unidos se concretaron en junio de 2018, cuando el vínculo entre el actual Presidente y sus “progenitores” todavía se mantenía roto, como expuso Javier Milei en septiembre de ese mismo año, en una entrevista con el periodista Luis Novaresio. Entonces, el economista narró las “palizas” que le propinaba su padre y los destratos de su madre. “Javier Milei en ese tiempo estaba distanciado de los padres y no tuvo nada que ver en esta inversión”, remarcó el vocero de la Presidencia.

Ubicación del condominio Aria on the Bay, Miami. Google Maps.

A través de Alkary, mientras tanto, Karina, Alicia y “Beto” Milei adquirieron dos departamentos en el lujoso condominio “Aria on the Bay”, de Miami Beach, por US$727.900 y US$643.900, respectivamente. Y las dos operaciones restantes se ejecutaron meses antes de la pandemia, en diciembre de 2019: compraron un par de propiedades en un edificio sobre la avenida South Ocean Drive, a la altura de Hollywood Beach, por US$695.900 y US$650.900. Las adquisiciones se concretaron mediante créditos hipotecarios. 

Pero dos años más tarde, con Javier Milei ya lanzado en la política nacional y recompuesta la relación con sus padres, su familia afrontó un proceso de desinversión que deparó dolores de cabeza. Cuando el Covid-19 obligó a las autoridades a frenar la actividad en Florida, el negocio de los alquileres se cayó.

Los Milei, entonces, tuvieron que vender. La familia se desprendió de tres de los cuatro departamentos en julio de 2021. Los reclamos de los acreedores en los tribunales del Estado de Florida ocurrieron cuando el libertario ya estaba embarcado en su primera campaña electoral como candidato a diputado. Y la última venta de uno de los inmuebles en Estados Unidos se concretó en marzo de 2022, con un dato resultante: todas las operaciones se realizaron a un precio menor que las compras. De hecho, la sociedad habría perdido entre las cuatro operaciones de compraventa cerca de US$400.000 dólares.

Una de las demandas contra Alkary y Norberto Milei por la falta de pago de las hipotecas tras la pandemia del Covid-19.

“No se obtuvieron ganancias de las ventas: se cancelaron las hipotecas y el resultado fue negativo (pérdida)”, aseguró Adorni.

El default de los Milei

Alkary dejó de pagar las cuotas de una hipoteca con el Italbank International, una firma puertorriqueña que le había prestado dinero para adquirir dos departamentos en el South Ocean Condominium, en Hollywood. Esto sucedió justo cuando Javier Milei estaba pasando la cuarentena junto a sus padres.

Dejaron de pagar las cuotas en marzo de 2020 y un año después, Italbank entabló una demanda judicial por una deuda acumulada de US$909.961. La demanda apuntó contra la firma Alkary, pero también contra Norberto Milei y requirió algo más: el remate en subasta pública de ambos inmuebles si los Milei no abonaban la deuda acumulada entre capital, intereses y costas del juicio. 

En julio de 2021, la jueza Marina García Wood falló a favor de Italbank. En su sentencia, dispuso que el remate de ambos inmuebles sería el 25 de agosto de ese año. Pero un día antes de la ejecución, Italbank desistió voluntariamente del reclamo económico, una disposición que suele realizarse cuando se cancela la deuda. 

Notificación del default de Milei padre.

No fue el único compromiso financiero de los Milei que entró en default: Alkary también había dejado de pagar en septiembre de 2020 las cuotas de otra hipoteca, esta vez con el prestamista Invictus Residential Pooler LLC, por la unidad 4904 en el condominio Area on the Bay. Seis meses más tarde recibió una nueva demanda. 

El historial de deudas de Norberto Milei en Estados Unidos ya había registrado capítulos similares en Argentina con organismos tributarios. La Justicia condenó a “Beto” por la evasión de tributos de la Agencia de Recaudación bonaerense (ARBA) correspondientes a la empresa Teniente General Roca SA de los años 2002 y 2003 por un total de $120.000 (cerca de US$35.000 al tipo de cambio de ese momento). 

En Estados Unidos, en tanto, los Milei dejaron oficialmente Alkary en 2022, pero el agente Guezikaraian continuó como manager de la compañía hasta su disolución, en mayo de 2023, cuando Javier Milei ya recorría el país como parte de su campaña presidencial.  

El interior de uno de los departamentos adquiridos y luego vendidos por los Milei. www.zillow.com.

Durante sus años de actividad, esta sociedad no sólo se dedicó a la compra-venta de propiedades: Alkary también figuró como agente controlante o registrante de otras empresas, como Alkanor Investments LLC (acrónimo de Alicia, Karina y Norberto). Otras compañías controladas por Alkary son Piguez Wholesales Group LLC y Pan American Technology Corporation, pero ninguna habría estado relacionada con actividades de los Milei, explicaron fuentes del sector inmobiliario.

En el caso de Alkanor Investments, los padres y la hermana de Milei participaron como directores, aunque la firma fue disuelta en plena pandemia, en julio de 2020, en los mismos meses en que comenzaron los problemas por la falta de pagos de las hipotecas. “Alkanor tenía como finalidad la compra de uno de los departamentos que finalmente se compró bajo Alkary, con lo cual se terminó cerrando sin movimiento alguno”, indicó Adorni. Esta alianza periodística no encontró que alguna de estas compañías hubiera adquirido propiedades en Estados Unidos.

En una de las hipotecas, los Milei se comprometieron a pagar cuotas mensuales de más de US$2.900 con intereses por 7,250% anual.

Amigo y manager

Guezikaraian y su mujer Virginia Pinat son argentinos y hacen negocios en el mercado inmobiliario de Florida. Él se presenta como un bróker de créditos hipotecarios con oficina en Estados Unidos. Ella se define como una “inversora en bienes raíces”, por eso trabaja con el sello Pinat Realtor. “Cumple tu sueño de ser dueño con $0”, indica uno de los posteos de Guezikaraian en Instagram. Y ofrece facilidades para obtener créditos hipotecarios por el 100% del valor de la propiedad.

El vínculo de Guezikaraian con los Milei es público. Las interacciones con Karina se sostuvieron durante los años en que la familia invirtió en Florida: la hermana del Presidente le dio “like” a una decena de publicaciones, entre ellas una que promocionaba el condominio Aria on the beach, donde los Milei compraron dos departamentos.

El 20 de junio de 2021, por ejemplo, posteó una imagen junto a su padre. “Feliz día papá!!!”, escribió. Karina Milei comentó esa publicación desde su cuenta personal de Instagram.

*La información de este artículo fue realizado en alianza con Hugo Alconada Mon y Ricardo Brom, de La Nación, y coordinado por el Centrol Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP).

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