Karin Silvina Hiebaum – International Press

Acceder al contenido multimedia
El presidente ruso, Vladímir Putin, se dirigió a la población del país tras el intento de amotinamiento armado perpetrado por el Grupo Wagner, liderado por Evgueni Prigozhin el 23 de junio.

Me dirijo a los ciudadanos de Rusia, al personal de las Fuerzas Armadas, de las fuerzas del orden y de los servicios especiales. A los soldados y comandantes que ahora están luchando en sus posiciones de combate, repeliendo los ataques del enemigo y haciéndolo heroicamente. Lo sé porque hoy por la madrugada volví a hablar con los comandantes de todas las direcciones. También me dirijo a aquellos que, mediante engaños o amenazas, han sido arrastrados a esta aventura criminal y empujados al camino del crimen más grave, el motín armado.
Rusia está librando hoy una ardua batalla por su futuro, está repeliendo una agresión de los neonazis y sus amos. Prácticamente, toda la maquinaria militar, económica e informativa de Occidente está dirigida contra nosotros. Luchamos por la vida y la seguridad de nuestro pueblo, por nuestra soberanía e independencia. Por el derecho a ser y seguir siendo Rusia, un Estado con una historia milenaria.
Esta batalla, en la que se está decidiendo el destino de nuestro pueblo, requiere la unión de todas las fuerzas, unidad, consolidación y responsabilidad. Todo lo que nos debilita, todas las divisiones que nuestros enemigos exteriores pueden utilizar y utilizan para socavarnos desde dentro, debe ser desechado.
Por ello, las acciones que dividen nuestra unidad son, en esencia, una apostasía de nuestro pueblo, de nuestros compañeros de armas que están luchando ahora en el frente. Es una puñalada en la espalda a nuestro país y a nuestro pueblo.
Fue exactamente así el golpe que recibió Rusia en 1917, cuando luchó en la Primera Guerra Mundial. Pero la victoria le fue robada. Las intrigas, disputas, politiqueos a espaldas del Ejército y del pueblo provocaron una mayor conmoción, la destrucción del Ejército y el colapso del Estado, la pérdida de vastos territorios. El resultado fue la tragedia de la guerra civil.
Los rusos mataron a los rusos, los hermanos a sus hermanos, y de ello sacaron provecho todo tipo de aventureros políticos y fuerzas extranjeras que dividieron el país y lo destrozaron.