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El presidente de la Comisión de Fomento de Cañadón Seco, Jorge Marcelo Soloaga, dijo que en el marco histórico de las nefastas políticas llevadas adelante por personeros civiles, militares y referentes de grupos oligopólicos internacionales que se beneficiaron con YPF, quienes ocupan actualmente la conducción de la compañía superan con creces a sus antecesores ya que se insertaron en el 51 % de las acciones del Estado nacional con una perversa estrategia nunca antes vista.
Para fundamentar sus dichos, el jefe comunal y también titular del PJ de la localidad santacruceña, aludió a la procedencia de los nuevos directivos de YPF, entre ellos el presidente del directorio, Horacio Marín, quien fuera el CEO de Tecpetrol, compañía que forma parte del grupo Techint liderado Paolo Roca, uno de los empresarios más ricos y poderosos de Latinoamérica y del mundo quien “de manera desmesurada, voraz y vergonzante” de apoderó de la conducción de la compañía en desmedro de la soberanía energética nacional.
Soloaga formuló estas declaraciones en el programa informativo radial “El último que apague la luz” que se emite por la FM San Jorge de Caleta Olivia, justamente el martes 16 de abril, cuando se cumplieron 12 años de recuperación de la mayoría de las acciones de la compañía, luego que en 1993 fuera privatizada durante la presidencia de Carlos Saúl Menen.
Al mismo volvió a tildarlo de cipayo y traidor a los intereses nacionales, precisando que no por algo su imagen ahora figura en el salón de los próceres creado por el gobierno antipatriótico de Javier Milei, quien a su vez posibilitó el avance del grupo de Paolo Rocca en el dominio de YPF.
En principio, para explicar las entramadas conjeturas se remontó al año 1922 cuando la empresa fue creada por el general Enrique Mosconi con el objetivo de resguardar los intereses patrimoniales del Estado sobre el estratégico recurso de los hidrocarburos en beneficio de la economía del país, ante la apetencia de compañías internacionales, entre ellas la Standard Oil, la Shell y la ESO.
Sin embargo, esos intereses internacionales lograron tener aliados internos que comenzaron a evidenciarse con el primer golpe militar acontecido en 1930 y luego, cuando el peronismo estaba proscripto incidieron en los gobiernos de Arturo Frondizi (derrocado en 1962) y Arturo Ilia (derrocado en 1966) éste último con la valentía de anular los contratos petroleros pergeñados por Frondizi que tanto perjuicio generó a YPF y al país.
Luego llegó el turno del peronismo que nacionalizó las bocas de expendio de combustibles en cabeza dd YPF y que también fue derrocado en 1976 por la dictadura más sangrienta que afrontó el país liderada por el general Videla, acompañado por secuaces civiles como Martínez de Hoz, su ministro de Economía, quedando en evidencia que todos los golpes de estado en nuestro país tuvieron “olor a petróleo”.
Más tarde, con otra metodología, los grupos oligopólicos cooptaron a Menen que dispuso la privatización de estratégicas empresas nacionales y en la lista no podía faltar YPF, siendo traspasada a la española Repsol, hasta que en 2012 Cristina Fernández de Kirchner la renacionalizó al recuperar el paquete mayoritario de acciones.
DE PIRATA Y FILIBUSTEROS
Sin embargo, describió, con la reciente llegada de Javier Milei al poder los “piratas y filibusteros” volvieron al abordaje, solo que esta vez de una manera que no deja de sorprender ya que utilizan el 51 % de las acciones para insertarse en el dominio de la compañía a través de Techint que lidera Paolo Roca, concentrando todos los recursos en el yacimiento no convencional de Vaca Muerta (Neuquén).
Soloaga señaló que no hay dudas que todo se hace en beneficio de la rentabilidad de ese grupo empresario al que no le interesa y abandona áreas denominadas maduras como las de Santa Cruz, con argumentos falaces y lo hacen de una manera desvergonzada”, afirmó. En esa misma línea citó que no les interesa resolver los pasivos ambientales ni los problemas integrales de salud que genera esta industria, los cuales no solo se limitan a enfermedades físicas sino también mentales y sociales como el alcoholismo y las adicciones, al margen de los problemas de desocupación que conllevan a las crisis económicas y sociales de las comunidades.
No en vano, citó, las estadísticas de las últimas dos décadas demuestran que hay un declino de las producción tanto de YPF como de las otras grandes operadoras, mientras se jactaron de prometer mayores inversiones para el crecimiento de las empresas de servicio y de las regalías hacia las provincias hidrocarburíferas. En otro pasaje de la entrevista Soloaga tildó de imbéciles a quienes lo critican diciendo que cuando él era dirigente del SUPE apoyó la privatización de YPF, algo que no tiene asidero porque, precisó, ello ocurrió en agosto del año 1993 y su gestión como dirigente comenzó tres meses después, es decir en noviembre, al imponerse en las elecciones del gremio.
Además dejó en claro que, como lo demuestran los informes periodísticos de aquella época, antes de asumir la conducción del SUPE ya venía criticando el proceso de privatización junto con otros jóvenes dirigentes que lo acompañaron en la lista.
Por último, y pese a todo, aseguró que nunca bajará los brazos y junto a otros hombres y mujeres que son argentinos de bien formados con una ideología peronista, nacional y transformadora no se rendirá y seguirá luchando como un quijote “por nuestras utopías y por un norte esperanzador, hasta que la vida nos diga basta”.


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